Me duele la rodilla y la muñeca. ¿Por qué? Porque me he caído por las escaleras con el vestido. Por suerte decidí no ponerme los tacones. Sino, me habría abierto la cabeza.
El vestido salmón es muy largo, pero muy bonito. De por si, no me habría puesto un vestido, pero es la boda de una de mis mejores amigas y debo ir como tal.
Los tacones son muy altos, pero esos si que me gustan. Son las once en punto de la mañana. La boda empieza a las doce, pero quiero estar antes para saludar a las personas, es probable que esté mi primo. Me subo al coche y comienzo a conducir. Si, se conducir con tacones. Cuando giro en la esquina de la avenida, todos los semáforos están en rojo. TODOS. Definitivamente el mundo me odia.
Me detengo detrás de un coche gris. El conductor me mira por su retrovisor y desvía la mirada al instante. Sonrío. Seguro pensó que le estaba acosando.
Por fin se ponen en verde y puedo avanzar. Cuando creo que voy a conseguirlo, los semáforos vuelven a ponerse en rojo. Me desespero. Maldita sea.
Al fin salgo de ese semáforo y puedo llegar bien a la boda.
Aparco el coche debajo de un sauce llorón y al salir casi me vuelvo a caer de bruces por el maldito vestido. Camino rápido hasta llegar donde se encuentra un impaciente Matteo.—¡Feo!— grito para llamar su atención. Él me mira. Levanto la mano a forma de saludo.
—¡Rebeca! ¡Llegas muy tarde!
—Los semáforos me tienen manía —contesto refunfuñando.
—¿Te gusta?— me pregunta dando una vuelta sobre si mismo.
—Estas muy guapo Matteo—le alago.
—Estoy nervioso, no se como va a salir todo esto—Ruedo los ojos, sabe perfectamente que saldrá bien
—¡Eres tonto bro!— le grita Tyler a unos metros. Se acerca.
Matteo le saca la lengua y lo despeina. Lo abrazo.—¿Dónde está Vanesa? —pregunto mirando a mi alrededor. Tyler me mira directamente.
—Está acabando de prepararse.
—Sigue siendo una indecisa con la ropa—añado y empezamos a sentarnos todos en las sillas blancas decoradas cuidadosamente en el jardín.
Matteo esta en el altar junto al cura que lo mira con sorpresa de arriba abajo. Seguramente por el color salmón de su traje. Si, se lo ha puesto porque es el color favorito de María. Parece que el y yo somos los novios porque vamos del mismo color. Después de varios minutos en silencio, al fin, aparece María y comienza a cruzar el pasillo que las sillas forman.
Está pre-cio-sa. Literalmente. Nunca la vi tan radiante, con tantas ganas de comerse el mundo.
Esta feliz, alegre. Todo el mundo la mira, es la protagonista. Cuando llega al altar, el cura comienza.
—Nos hemos reunido hoy, para unir a este hombre y a esta mujer en matrimonio — una lágrima se me escapa.
—Perdón, permiso—susurra alguien a mi oído. Es Vanesa.
—¿Por qué no has dado señales de vida durante este tiempo? —pregunto dejándole pasar. Se sienta a mi lado.
—Tenía que arreglarme, no soporto ir a la boda de una de mis mejores amigas con ojeras— se excusa y ríe. Las personas de delante se giran y nos fulminan con la mirada, yo hago lo mismo.
—Llegas tarde— le susurro.
—Cállate y déjame escuchar—me dice ella y se seca una lágrima.
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𝓟𝓻𝓸𝓶𝓮𝓽𝓸 𝓪𝓶𝓪𝓻𝓽𝓮 𝓼𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮 [BORRADOR]
Ficção AdolescenteDespués de la gran ruptura entre Blair y Rebeca todo ha ido de mal en peor. Sus inseguridades y sus propios miedos han vuelto a sus vidas. Dos bandas enfrentadas, un peligro inminente, una venganza y una memoria perdida pueden desembocar en un ter...