CAPÍTULO 18

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"De acuerdo a las peticiones de ustedes, los pobladores de Ágora, y entendiendo que esta es una problemática de seguridad y salud pública, quiero comunicarles oficialmente que ya se preparan estudios para determinar cuál será la mejor forma de intervenir el antiguo cementerio, para erradicar así de nuestro pueblo ese nido de ladrones y drogadictos lo antes posible".

- Comunicado del alcalde Thomas -.

- ¡Hola cariño!, ¿cómo estás? -, dijo Adal al llegar a la cafetería, mi amigo llevaba puesto un suéter vino tinto con frases en inglés estampadas en el pecho, jeans azules y zapatos deportivos que combinaban con su estilo.

- ¡sí!, lo sé!, pero mi closet no cuenta con muchas prendas para el luto, ¡sorry! -. dijo Adal después de darse cuenta de la forma en que lo miraba en cuanto se sentó junto a mí. Bueno, eso era comprensible, después de todo no podía pretender que todos en el pueblo llevaran la pérdida del sacerdote de la misma manera en que yo lo hacía. Desde su partida había estado vistiendo exclusivamente prendas de color negro, y el día de hoy no era la excepción.

La cafetería estaba llena. El día había amanecido nublado y frío, el rocío mantenía empañado los cristales de la fachada del local y el fuerte olor a humedad en el aire avecinaba una lluvia torrencial que caería en cualquier momento. Sobre nuestro pueblo se extendía un grueso manto sombrío por la ausencia del sacerdote; desde muy temprano los feligreses habían llegado a la plaza, decorando el lugar con velas blancas y flores, algunas personas incluso trajeron consigo fotos en donde se apreciaba la imagen del padre Andrés.

- ¿Qué haces aquí tan temprano? -, preguntó Adal mientras hacía señas a una de las meseras para que llegara hasta nuestra mesa y tomara la orden.

- Vine a acompañar a mis padres -, respondí mientras tomaba un sorbo de mi café, - fuimos de los primeros en llegar, ellos querían hacer parte del homenaje -. Adal había solicitado un capuchino en cuanto la mesera se acercó a la mesa, sin darle tiempo siquiera de preguntar que se nos ofrecía, -! espera!, ¿tus papás ya están aquí? -.

- ¡sí!, ¡así es!, llegaron ayer y de inmediato fuimos a visitar la tumba del sacerdote en el cementerio -.

- ¿dónde están ahora? -, Adal giró la cabeza en busca de ellos, pero fue en vano.

- ya se marcharon, a pesar de todo tienen que continuar con sus deberes, mi madre tiene que reincorporarse a su trabajo, es por eso que vinimos tan temprano. yo, sin embargo, quise quedarme un poco más -.

- debe ser un poco extraño tener de regreso a tus padres en medio de esta calamidad, es un reencuentro amargo -.

- sí, así es, pero es más extraño saber qué hace unos días en la misma casa conviví por un tiempo con un ángel -.

- tienes toda la razón cariño, por cierto, ¿alguna noticia de Eudram? o ¿le has comentado a tus padres algo al respecto? -.

- no, sigo sin saber nada de él y por ahora no le contaré nada a mis padres, incluso creo que será mejor que ellos ni nadie más se enteren -, dije mientras tomaba otro sorbo de mi bebida y miraba a Adal, con la intención de que comprendiera que él hacía parte de esto y debía guardar también el secreto.

La mesera había regresado con el pedido de mi amigo, colocó el vaso con la bebida humeante y un par de sobres de azúcar sobre la mesa. Adal tomó los sobres y los agitó antes de verter su contenido en el capuchino; por un instante miré al interior de la cafetería, en el televisor empotrado en el muro estaban sintonizadas las noticias, la nota se titulaba "¿se avecina un desastre ambiental?", días atrás no hubiera podido distinguir las palabras a menos que utilizara mis anteojos, pero desde la llegada del chico alado, muchas cosas habían sufrido cambios fortuitos.

CELESTIAL: El encuentro de dos Mundos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora