CAPÍTULO 29

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"Me permitieron trabajar de cerca al experimento, lo cual me facilita acceso a nuevos archivos, tal parece que están trabajando con una especie de nuevo prototipo de reactor nuclear, al cual han llamado proyecto Big-Ban.

Atte.: Dra. Violeta".

- Correo privado, destinatario: Curiosity -.

Ya la maleta estaba lista y acomodada en la sala, el celestial se había paseado por la casa cerciorándose que estuviéramos solos, - ¿con quién vives aquí? -, dijo una vez que me vio llegar de la cocina, - vivo con mi papá -.

- ¿y tu madre o hermanos? -.

- soy hijo único y, ella, bueno murió unos meses después de que nací, así que no la pude conocer -.

Triarius notó que mi mirada se apagó un poco en cuanto le informé de lo sucedido, - ¿pero lograste convivir con ella mientras eras un bebé? -, respondí un gesto de afirmación a pesar de no estar muy seguro de eso, - eso se supone, o por lo menos es lo que me ha dicho mi padre -.

Tomé mi teléfono celular y comencé a buscar entre mi galería fotografías que había extraído del álbum familiar para llevar una imagen de mi madre siempre conmigo, - es ella, muy guapa, ¿no lo crees? -, dije mientras me acercaba al celestial para enseñarle la foto.

En cuanto Triarius sostuvo el dispositivo en sus manos la pantalla parpadeó un poco, distorsionando por un instante la fotografía, pero después se restauró, - ¡sí, supongo! -, dijo el celestial, - Tienes los mismos ojos de ella -, agregó mientras colocaba al lado de mi rostro la imagen de mi madre para hacer la comparación.

En ese instante se cortó el suministro eléctrico y la casa quedó inundada de silencio y paz, - ¡OTRA VEZ!, que le pasa a Energy, se supone que no habría más fallas eléctricas, esa compañía no sirve para nada, ¡básicos! -.

Tomé de nuevo mi teléfono y caminé hasta el sofá de la sala, le hice señas a él celestial para que me acompañara; aunque en el principio opuso resistencia, al final cedió y se sentó junto a mi para esperar a la llegada de mi padre a la casa, en medio de la calma y el tenue brillo del sol que se infiltraba entre el encaje de las cortinas. Duramos unos minutos conversando sobre mi infancia y como había sido mi vida sin la presencia de mi madre.

- No he podido evitar notar que cada vez que hablas de tu madre, te brillan los ojos de alegría, pero después esa felicidad se apaga al recordar que no está junto a ti -.

- Creo que es normal; es el producto de imaginarme en cuestión de milisegundos como sería mi vida actual si me hubiera acompañado, que decisiones hubiera tomado gracias a sus consejos, donde estaría yo si me hubiera apoyado en mis intereses. Pero sólo tengo es una pobre idea de quién fue ella y no por que la recuerde, sino por la recopilación de fotografías de cuando estaba viva; y los relatos de mi padre y personas que la conocieron -.

Sin remediar más palabras el celeste se acercó a mí y posó sus manos sobre los flancos de mi cabeza, cerró los ojos y respiró profundo. De inmediato mi mente se elevó, todo quedo en negro, la voz de una mujer retumbaba en lo profundo de mi mente, - ¡Hola bebé! -, decía la voz femenina con mucho cariño, - es idéntico a ti -, dijo una vez más la mujer.

Una risita bobalicona comenzó a acompañar a la voz de la mujer, pero esa risa la conocía, de repente las penumbras se comenzaron a extinguir, una imagen borrosa apareció y poco a poco se fue enfocando hasta poder distinguir una versión mucho más juvenil de mi padre, esa risa era precisamente de él, - ¡oh!, mira abrió los ojos, -, dijo la mujer mirándome fijamente.

Ese rostro, yo lo había visto antes, se trataba de la mujer que había visto durante toda mi vida únicamente en viejas fotografías, ella era mi madre. Aunque lucía un poco débil y con algunas ojeras se veía muy feliz, - eres mi milagro -, dijo la mujer mirándome fijamente.

CELESTIAL: El encuentro de dos Mundos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora