Capítulo 28: "Glamour"

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[Malena]

Ya no sé lo qué estoy haciendo con mi vida.
Acepté volver a trabajar en "Glamour", solamente que como recepcionista porque necesitaba un nuevo trabajo. Acepté por más que tenga que aguantarme los comentarios para nada decentes de Agustín Portman, el nuevo jefe de esta empresa.

Es un pelotudo.

Él no le llega ni a los talones al padre, el señor Portman, me llevaba muy bien con ese hombre. Lástima que falleció de muerte súbita, sino, estoy segura que él todavía estaría manejando la empresa.

No voy a negar que no me gusta trabajar acá y que me sentía mucho más cómoda en "Anderson's Clothes", siendo secretaria de Sebastián. Por lo menos él me respetaba mucho más de lo que lo hace Agustín.

—Acá le traigo el café, señor Portman.— digo pasando a su oficina. Este no es el trabajo que me corresponde hacer pero él insistió tanto en que lo haga, que no pude decir que no.

—Malena, querida.— dice con una sonrisa, levantándose de su silla para  acercarse a mí.

Ay no, lo va a volver a hacer.

—Justo estaba pensando en vos, en que podrías mudarte a mi oficina.

Eso mismo dijo Sebastián Anderson y miren lo qué pasó, no terminó nada bien.

—Ya le dije que no es buena idea, señor Portman.— miro al suelo y le doy el café.

Él lo agarra para después gritar.

—¡Nadie me dice lo que es buena idea o no para mí!.— con su puño golpea el escritorio y después apoya el café en este.

Cierro los ojos  y suspiro.—Señor Portman...

—Malena, ambos sabemos lo qué queremos, somos adultos. Comportémonos como tal.— dice mientras me corre el pelo del cuello.

Me dejo el pelo suelto a propósito porque siempre hace esto, tocarme el cuello, a veces los brazos, también apoya su pelvis en mi cadera cuando estoy de espaldas a él y tocarme los muslos en todas las reuniones cuando me siento al lado suyo. Lo peor de todo es que me prohibió traer pantalón largo y remera no escotada, porque según él: "No queremos que piensen que mi papá sigue manejando esta empresa, hay que darle un poco de color a las cosas, y nada mejor que las mujeres mostrando la piel."

Es un asco, ya lo sé. Estoy aguantando esto hace dos semanas, seguramente piensen que soy masoquista pero nadie iba a contratarme en menos de un mes. Pero él lo hizo apenas se enteró que Sebastián me había despedido.

—Señor Portman, me tengo que ir, mi horario de trabajo ya terminó.— digo nerviosa.

No debería estar nerviosa pero es imposible no estarlo cuando alguien te encierra entre su cuerpo y el escritorio.

—¿Por qué te haces la dura? Vos y yo sabemos que lo querés.— agarra mis manos apoyándolas en mis piernas, inmovilizandome, mientras me besa el cuello.

—Señor Portman, si no me suelta voy a gritar.— digo mientras trato de moverme pero me tiene atrapada.

—El horario de todos ya terminó, solamente queda Fernanda que seguramente está muy ocupada con el guardia del edificio.— dice riéndose.

Por lo que me enteré, Fernanda, la verdadera secretaria de él, tiene un amorío con el policía que "cuida" la entrada del edificio. Agustín usó la excusa del "amor que se sienten el uno al otro" para que cambie el puesto con ella y así pueden pasar tiempo juntos. Todavía no lo hice pero él solito me obliga a hacer cosas de secretaria.

Él es mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora