Capítulo 35

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Malena:

Llegamos a su oficina y por primera vez, paso yo antes que él.

—¿De qué querías hablar?.—me pregunta sentándose en su silla.

—Mmm no sé, capaz que de lo que pasó anoche.—contesto con sarcasmo.

—Primero: toma asiento y segundo: ¿qué es lo que pasó anoche?.—pregunta haciéndose el tonto.

—Primero: no me quiero sentar y segundo: no te hagas el estúpido.—contraataco.

Él se ríe y niega con la cabeza.

—Aceptaste casarte conmigo, fin del tema.

—Estaba borracha, Sebastián. Ni loca aceptaría casarme con vos y lo sabés.

Se levanta de su silla y se apoya en el escritorio, poniendo su cuerpo para adelante, en la misma posición que estoy yo.

—Hasta me dijiste algo que querías que te hiciera el día de nuestro casamiento.—sonríe de medio lado.

Frunzo el ceño y pienso en qué es lo que le pude haber dicho, pero no me acuerdo de nada.

—No trates de acordarte, estabas muy ebria como para recordarlo.

Lo miro confundida y se ríe.

—Básicamente—se acerca tanto que puedo sentir su respiración mezclándose con la mía—, añoras tener sexo conmigo.

Hago cara de asco y me alejo de él.

—¿Qué querés decir con eso? Hoy no estoy para que me boludees en la cara.—digo cansada.

—No te boludeo, solamente te estoy diciendo la verdad. Me dijiste que te dé duro contra el muro.

"Uy, te cachó"

Me río y niego con la cabeza.

—Sebastián, Sebastián, Sebastián—canturreo—, lo último que querría es tener sexo con vos, creeme.

Él levanta las manos dándose por vencido y se ríe.

—Eso no fue lo que pediste anoche.—dice con una sonrisa de medio lado, sentándose en la silla.

—Anderson estás evadiendo el tema importante por el cual yo estoy acá.—me pongo enfrente del escritorio y me cruzo de brazos.

Su cara cambia drásticamente y rueda los ojos.

—No te querés casar conmigo por amor, perfecto, casémonos por medio de un contrato.

Lo miro como si estuviera loco y niego con la cabeza.

¡Ni loca ato mi vida con la suya por medio de un contrato!

—6 meses.—dice de repente.

Lo miro esperando a que continúe y saca del cajón de su escritorio unos papeles.

—Terminados los seis meses de contrato volvés a ser libre.—contesta dejando los papeles adelante mío para que los pueda leer.—Si aceptás casarte conmigo vas a obtener la mitad de todo lo que yo tengo.

Mi cerebro está a punto de explotar justo ahora.

Me siento porque si no lo hago temo desmayarme y lo único que me falta es desmayarme delante de Sebastián.

—¿Qué sería ese todo?.—pregunto haciendo énfasis en la última palabra.

—La mitad de mi dinero sería tuyo, esta empresa, en parte, sería tuya también, casas, autos, mi cuerpo...—me sonríe ladino y yo ruedo los ojos.—Estoy jodiendo Malena, cambia esa cara y ponele un poquito de humor a tu vida por favor.

Él es mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora