Capítulo 29: Propuesta Inesperada

9.7K 607 8
                                    

[Malena]

Pongo la tele y lo primero que sale en los noticieros es que Agustín Portman está preso.

El mismo día que los chicos me rescataron, los policías lo arrestaron y no fue de casualidad.

"Le pegué la quinta patada en los huevos y él seguía sin decir la verdad, hasta yo me estaba cansando de pegarle.

Torturenme, peguenme, no me importa. No voy a hablar con ninguno de ustedes tres.—dijo Agustín con un hilo de sangre cayéndole por la boca.—Aunque con ella... a solas podría hablar.— dijo con una sonrisa "coqueta", y lo digo entre comillas porque tenía todos los dientes rojos de la sangre.

Sebastián hizo un ruido raro con la boca y le pegó otra trompada, pero esta fue más fuerte que la anterior.

—Al parecer vamos a tener que pasar al plan B.—dijo Julio agarrando un cuchillo del cajón del escritorio.—¿Por qué tenes un cuchillo en tu escritorio?

Todos miramos extrañados a Sebastián y él se acomodó el pelo, su tic nervioso.

—Para cortar manzana.— dijo riéndose pero obviamente nadie le siguió el chiste.

Julio se acercó a Agustín y le clavó el cuchillo en la pierna.

Él gritó y yo hice un gesto de impresión.

—¿Segura que no te querés ir?.— me preguntó Sebastián por milésima vez en las últimas dos horas.

—Estoy bien, solamente me dio impresión ver eso.— dije despreocupada.

—Entonces... ¿Qué es lo que le hiciste a Malena?.— le preguntó Julio.

Este interrogatorio era para que él confiese todo lo que le hizo a las mujeres que pasaron por esta oficina. Descubrimos que mataba a chicas y después le sacaba fotos a sus cuerpos desnudos, pero no sabemos cuántas fueron en total.

Obviamente los chicos estaban grabando esto para dárselo a la policía pero editado; sin los gritos de dolor de Agustín y nuestros gritos amenazándolo.

—No hice nada, soy inocente, Malena se dejó hacer todo. Me pedía que la toque más y más y ¡AHH!.— gritó cuando Sebastián le cortó el dedo anular de la mano izquierda.

—¡Ay Dios!— me llevé mis manos a la boca.

—Sebastián, ¡yo no decía cortarle sus extremidades literalmente!.— gritó Julio desesperado.

—Si vamos a hacernos los malos, hagámoslo bien.— dijo Sebastián con una sonrisa cínica.

—¡Calmáte Sebastián!.—dijo Gerardo sacándole el cuchillo.—Malena, sacalo de acá.

Saqué (como pude) a Sebastian de la oficina y cerré la puerta detrás nuestro.

Él empezó a caminar de un lado a otro, agarrándose la cabeza.

—Sebastián...— me quise acercar pero no me dejó.

—Me tengo que ir.— me dijo con una mirada de disculpas y bronca."

No lo detuve porque sabía que no era el mejor momento así que entré de nuevo a la oficina y les dije que Sebastián se fue.

Después de eso, Agustín confesó todo lo que hizo con esas chicas y lo que me quiso hacer a mí. Gerardo juntó el dedo y lo puso sobre el escritorio al lado de una manzana cortada que trajo Julio de su casa.

Él es mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora