Capítulo 37

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Malena:

No sé dónde estoy y tampoco sé lo qué pasó, pero hace un buen rato que vengo escuchando voces. No puedo hacer nada más que eso. Escuchar.

No me importa mi hijo y tampoco me interesa lo que piense Guillermo. Pase lo que pase quiero que la maten.—escucho una voz distorsionada.

Pero jefe usted dijo que...

—¡¡Ya sé lo que dije!! —suspira—Asegúrense de no dejar rastros de su cuerpo. No quiero que Guillermo la encuentre.

—Entendido jefe.—escucho otra voz.

¿Quién era ese hombre? ¡¿Quién me quiere matar y por qué?!

Escucho pasos acercarse y una puerta abrirse.

Me sacan la venda que tenía en los ojos y la luz de una lámpara me encandila.

Miro a mi alrededor y veo las paredes teñidas de rojo, como si fuera sangre. No hay ventanas y la puerta está cerrada así que escapar no creo que sea tan fácil.
Estoy sentada y atada en una silla delante de un escritorio negro y dos hombres, uno de pelo castaño y el otro pelado, me están mirando fijamente.

—¿Quiénes son ustedes?.—pregunto con la voz temblorosa.

—¿Qué hacemos con ella mientras tanto?.—pregunta uno de los hombres al otro, ignorando mi pregunta.

—Podríamos divertirnos un rato. El jefe quiere que la matemos... pero nunca dijo nada sobre no torturarla antes.—contesta de forma macabra el otro hombre.

—¿Dónde estamos?.

—Nena, ¿nunca viste películas? Esas preguntas no se hacen.—me contesta el morocho rodando los ojos.

—Pero yo las hago. ¿Quién quiere matarme?

—Esa información es confidencial.—contesta el pelado, apoyándose en la pared.—Lo único que te podemos decir es que nos dieron mucho dinero por traerte acá y terminar con tu vida. Al parecer vales mucho.

Me fijo si me puedo desatar de alguna manera y poder escapar de acá pero hasta ahora no es nada fácil.
La puerta sigue cerrada pero de todas formas si estuviera abierta y pudiera soltarme, ellos me atraparían en un santiamén.

De repente escuchamos un ruido afuera de la habitación. El pelado le da una mirada al otro hombre, abre la puerta y sale. Aprovecho que dejó la puerta abierta y trato de mirar qué es lo que pasa pero no alcanzo a ver casi nada. Solamente a él sacando un arma de la faja que lleva puesta.

—¿Qué es lo que está pasando?—pregunto asustada.

—¿Alguna vez te dijeron que hablas mucho?.—pregunta mientras trata de espiar por la puerta.

Ruedo los ojos y sigo buscando una manera de escapar.

De golpe se escucha un tiro y un grito.

"Esa voz me es familiar"

El hombre que estaba conmigo sale de la habitación y me deja sola.

Como puedo, empiezo a mover las manos para desatarme pero es difícil hacerlo sin un cuchillo o algo con filo.

Podría saltar e intentar romper la silla, ¡eso casi siempre funciona en las películas!. Pero, claramente, esto no es una película. Es la vida real.

¡¿Dónde está?!.—pregunta una voz muy conocida para mí.

"¿Ese es Sebastián?"

—¡No me importa mi papá, no me importa el estúpido trato que hayan hecho!¡Solamente quiero saber dónde está Malena!

Definitivamente es Sebastián.

—¡Sebastián!—comienzo a llamarlo—¡¡Sebastián!! ¡¡Estoy acá!! ¡¡Sebastián ayudáme!!

Escucho pasos acelerados y entra la persona que siempre me salva de todo.

—Sebastián.—digo aliviada con una sonrisa.

—¿Estás bien?.—pregunta mientras me desata.

—Sí sí, estoy bien. Solamente un poco mareada.—lo miro a la cara y noto que tiene un moretón en el ojo derecho.—¿Vos estás bien? ¿Qué pasó?

Termina de desatarme y apenas me levanto, me abraza.

Yo me sorprendo pero le correspondo el abrazo.

—Estoy bien.—contesta mientras me acaricia el pelo.—Estaba preocupado por vos.

Me suelta y me mira como si estuviera analizando mi cara.

—Estás bien.—confirma.—Nos tenemos que ir YA. Gerardo nos alcanza después.

—¿Gerardo?.—pregunto confundida mientras salimos de la habitación. Salgo y me siento perdida así que miro a Sebastián. Él agarra mi mano y caminamos sin tratar de tropezarnos por la oscuridad que hay en el pasillo.

—No se alarmen, no les estoy diciendo de hacer un trio. Les estoy diciendo que me digan QUIÉN CARAJO QUISO SECUESTRAR A MI HERMANA.—escucho a Gerardo gritar.—¿O querés seguir coleccionando las balas de mi querida bebé?

—Ese es Gerardo pero no está dentro de sus cabales. En realidad, ninguno lo está.—para de caminar, se da media vuelta y me mira.—Te tengo que sacar de acá antes de que la persona que te quiere matar se entere de lo que pasó.

Yo asiento y me agarro la cabeza.

Sebastián pone su mano en mi nuca y hace que lo mire.

—¿Segura que estás bien?.

—Estoy bien, solamente proceso todo esto.

De un segundo a otro, Sebastián me tenía en sus brazos, cargada como una princesa.

Se me escapa un pequeño grito de sorpresa y me agarro de su cuello.

—¡¿Qué estás haciendo?!

—Sos muy bajita y si tengo que esperar a que me sigas el paso ya nos mataron.

—Ja ja, es un muy buen momento para hacer chistes Sebastián.

—Ja ja, no es un chiste.

Ruedo los ojos y me apoyo en su hombro. Su perfume me invade las fosas nasales y sonrío como estúpida.

La verdad es que no sé cómo hace Sebastián para estar cada vez que lo necesito. Es como un héroe, siempre rescatándome de mis grandes problemas.

Si no fuera por Sebastián y Gerardo, en este momento tal vez yo estaría muerta. Les debo una bien grande a los hermanos Anderson.

Le debo una bien grande a Sebastián... y creo saber cómo recompensárselo.

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Holaa! Bueno, primero que nada quiero pedir disculpas por no estar tan activa por acá, sé que hace mucho que no actualizo pero, como siempre, la escuela es el motivo de eso.
Segundo: este es un capítulo muy corto a lo que yo suelo escribir pero quería subir algo ya que muchos me lo estaban pidiendo y yo también lo quería hacer.

Igualmente espero que les haya gustado, VOY A TRATAR de actualizar más seguido pero hago lo que puedo.

Por otro lado, les quería dar las gracias por la paciencia y por el apoyo que está recibiendo la historia, me pone muy feliz saber que les está gustando!! 🖤

Saben que pueden dejarme críticas constructivas, opiniones, teorías que yo con gusto leo y respondo!

Ahora sí, nos leemos pronto.

SN 💕




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