Tras un largo mes, puedo decir que mi nuevo hogar está totalmente reformado y a mi gusto. Es un placer el haberme adaptado de esta manera al pueblo y haber conectado tan bien con mis nuevos amigos, a los cuales ya les tengo muchísimo cariño.
Además, había conseguido un puesto de trabajo como camarera en un bar de comida rápida, desde luego no sería el mejor trabajo del mundo pero es algo para empezar a pagar todas las deudas que las reformas habían conllevado.
Para celebrar que mi cocina brillaba en todo su esplendor había organizado una cena con los amigos, les demostraría mis dotes culinarias y les prepararía un plato típico francés que me salía de rechupete.
Tras unas buenas horas detrás de la encimera de la cocina, decidí que lo mejor era arreglarse para que mis amigos no tuviesen que esperarme. ¡Además mis pintas eran de película!
Cuando llegaron mis amigos, ya había puesto la mesa, me había arreglado y todo estaba listo.
-Pasad.-Sonreí mientras le señalaba hacia donde estaba el salón.-Como veréis Matt es un genio de las reformas y casi todo lo ha conseguido él.-Reí mientras él negaba con la cabeza con una sonrisa.
-Desde luego.-Afirmó ahora él.-Si no llego a encontrarte pintando la casa, sabes demás que seguirías viviendo en ese motel por muchos meses más.-Asentí riendo ahora yo.
-Para cenar he preparado un plato que conocí en Francia, es una Brandada de Bacalao.
-Tiene muy buena pinta, Jul.-Dijo Emma.
Nos sentamos en la mesa, y para mi sorpresa que aún no me había dado cuenta entre la multitud, Tyler y la caniche habían venido. Yo pensaba que mi invitación la habrían usado para limpiar las caquitas de su perro, pues desde que nos presentamos no me han dedicado ninguna sonrisa.
Todos degustaron mi plato y parecían gustarles. Tras la cena ellos habían traído algunas copas de vino, así que decidimos beber un poco, y para mi fortuna estaba en casa así que no tendría que conducir después de beber.
Poco a poco se notaba como el alcohol iba alcanzando grados en nuestra cabeza y acabábamos diciendo bastantes tonterías.
-La última novia que tuve.-Comenzó James.- Engordó 15 kilos.
-¿Lo dejasteis por eso?-Pregunté sorprendida.
-¡No! Me dejó ella porque decía que yo no era su tipo.-Rió.- ¡Y ella qué!
Reímos todos.
-¿Y vosotros?-Miré a Tyler y a la caniche.- ¿De cuándo estáis saliendo?
-Llevamos dos años casados.-Se apresuró a decir la caniche por si Tyler no decía lo que ella quiso dejar claro.- Pero estuvimos saliendo de hace 6 años.
-¡Vaya!-Exclamé.
-¿Y tú?-Me preguntó Tyler clavándome sus hermosos ojos azules sobre los míos.
-¿Yo?-Reí.- Nada. Nada de nada.
Tras muchas risas, los chicos se decidieron ir. Y cuando eso pasó miré mi salón y el gran caos que ahora mismo parecía. Pero pese al gran trabajo de limpieza que obviamente necesitaba decidí que estaba muy borracha para hacerlo. Y que mañana sería el día.
El día siguiente en el trabajo estaba siendo bastante duro.
-Lleva este plato a la mesa cuatro, Julia. Este batido a la once. Y estas cervezas a la trece.
No podía con todo, eran unos tras otros y esto no paraba.
Y en ese momento los vi. Tyler y la caniche entrando por la puerta y recé porque no me tocara atenderles. No me pasaba nada con ellos, bueno, con él sí. Solo su presencia hacia que me encendiese y las mejillas me ardieran. Y la realidad es que solo me atrevía a hablarle si llevaba copas de más.
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Búscame
RomanceJulia Thompson vuelve al pueblo del que nació, evitando todos aquellos problemas que la atormentaban. Restauró la antigua casa de su familia, a las afueras del pueblo, y buscó empleo entre la localidad. Adaptarse allí era la mejor manera de olvidars...