Capítulo 14

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Los rayos de sol entraban por mi ventana y encandilaban mis ojos. Maldije por dentro, siempre se me olvidaba bajar la persiana. Miré el reloj de mi mesita de noche y un sonido de queja salió por mi boca. Apenas eran las 08:25. ¡Con lo que a mí me gusta dormir! Parpadeé un par de veces y froté con mis puños mis ojos. En fin, habría que levantarse.

—Menuda pringada estás hecha, Julia. —Me dije a mí misma y negué con la cabeza.

Me asomé a la ventana, todo estaba nevado, anoche tuvo que haber una tormenta. ¿Cómo en una noche tan fría pude llegar tan caliente a casa?

Ay Tyler, si no estuvieses casado...—Pensé y recordé la escena de anoche. Aquello me había dejado muy caliente. ¡Yo y mis malditos principios! Si hubiese sido otra, o de otra manera, ahora Tyler estaría desnudo en mi cama. Y yo no me habría acostado con ese calentón.

Me até el cordón de mi bata a mi cintura. Anoche estaría caliente, pero ahora tenía un frío horrible. 

Bajé a prepararme un café para coger con energía el día. Miré mi móvil y vi que tenía un par de mensajes.

"Tremenda, ¿Has hablado con Tyler por lo de la campaña? Sarah."

Leí el otro.

"Me marcho hoy a Nueva York, anoche quería despedirme pero te opusiste. Tyler"

Sería que aún estaba con sueño, o sería que de igual forma era un poco tonta, pero la cuestión es que me costaba reaccionar ante aquellos dos mensajes.

Decidí contestar primero al de Sarah y luego al de Tyler, por orden de llegada simplemente.

"Me mantendré en contacto con él y te iré informando, no te preocupes que este proyecto seguirá adelante. Un beso, tremenda. Julia"

"¿Te has marchado ya? Julia."

No sé por qué escribí eso, o por qué lo envié, pero quería verlo. Sabía que él estaba mal, y ciertamente ambos podemos ser amigos sin meternos en una cama. ¿Por qué no iba a despedirme? Si de Rob lo haría, con él también.

Al segundo recibí su contestación.

"No, me marcho en unas horas. ¿Por qué? Tyler."

No le respondí, rápidamente subí a vestirme. Apenas me terminé el café cuando ya estaba vestida y peinada para ir. Necesitaba verlo. Necesitaba darle un abrazo. Un beso, en la mejilla. Un consuelo. Una sonrisa. O simplemente, ver la suya.

Me monté en el coche y este estaba helado, tardó un buen rato en coger calor. Mientras conducía tiritaba del frío, era una tortura, el volante estaba helado.

Para mi suerte no tardé mucho en llegar a casa de Tyler. Cuando aparqué froté mis manos para calentarme y fui hasta su puerta. Llamé y él al segundo abrió. Su cara expresaba sorpresa, mucha sorpresa.

— ¿Qué haces aquí? —Preguntó sorprendido y a la vez intentaba sonreír, aunque no con mucha seguridad.

—Quería saber cómo estabas, anoche estabas algo triste.

—Bueno, he estado mejor. —Se encogió de hombros.

— ¿Puedo pasar? —Pregunté al notar una brisa helada por mi cara. Él sonrió y se apartó, yo entré. —Como te dije anoche, no me gusta dejar a mis amigos mal. —Me quité el abrigo. Mis mejillas pronto notaron la calefacción de la casa y se sonrojaron. — ¿Seguro te encuentras bien? —Me di la vuelta y le miré.

Él volvió a encogerse de hombros, tomó mi abrigo y lo colgó en un perchero cercano a la puerta principal. Después, me señaló hacia la sala de estar, yo entré y él me siguió.

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