Capítulo 4. Parte 1.

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Tras la jornada laboral fui a recoger mi coche a la puerta de la discoteca. Estaba claro que alguien me había traído a casa, quizás no fue un sueño lo de Tyler y entonces tendría que hablar con él.

Le mandé un sms para quedar, sería mejor zanjar todo. '¿Podemos quedar para hablar? Julia'

A los segundos me contestó '¿De qué tenemos que hablar? Tyler'

'De lo de anoche. Julia'

'No hay nada de lo que hablar, pero acepto tus disculpas. Tyler'

Pero bueno, ¿y cuando me he disculpado yo? Este tío era un engreído.

'Yo prefiero hablarlo en persona. Julia'

'He dicho que acepto tus disculpas, no hay nada más de lo que hablar. Hoy puedes volver beber de nuevo hasta vomitar, sin rencores. Tyler'

Este último mensaje sí que me había molestado. Pero bueno, ¿qué se creía este que era para hablarme así? ¡Ni que fuese una borracha!

'Primero, son pocas las veces que se me va la mano con la bebida. Y segundo, he dicho que quiero hablarlo en persona, y si no aceptas venir a verme iré a tu casa y hablaremos allí con Amanda delante. Pero sin rencores eh. Julia'

Para chulo él, chula yo. Pero para variar, ese triunfo me duró bien poco cuando de nuevo me mandó otro sms.

'¿Tantas ganas tienes de tener una cita conmigo que tienes que poner de excusa lo de anoche? Te he dicho que está olvidado, muñeca. Tyler'

¿Muñeca? ¡¿MUÑECA?! Ahora sí que sí. ¿Quieres ver que puede hacer esta muñeca? Pues si no me das la oportunidad de hablar, iría a tu casa.

Me monté furiosa en el coche. Con que muñeca, ¿no? Arranqué y aceleré con fuerzas, no sabes de lo que puedo ser capaz. 

Cuando me planté en su puerta para llamar me di cuenta de que yo no era así, y que estaba haciendo el ridículo, así que me di la vuelta para irme. Pero en ese momento se abrió la puerta y salió Tyler con un maletín, nos miramos y noté como él se empezó a enfurecer y yo quería morirme. Ahora sí que la había cagado. Pero cuando creía que las cosas no podrían ir peor salió Amanda a la puerta.

-¿Julia?-Preguntó sorprenda la caniche.-¿Querías algo?

-Esto...-Miré a Tyler, el cual apretaba sus labios en señal del fuerte enfado que había cogido.-Sí.-Pensé que por asustar un poco al engreído este no habría ningún mal.- ¿Podemos hablar en privado, Amanda?

-Claro.-Contestó.

Miré a Tyler en señal para que se fuese.

-¿No ibas a salir? Llevas el maletín en la mano y vas con traje.-Le dije de manera victoriosa. Él masculló algo entre dientes y me miró, y esa mirada no era fría, era furiosa.

-¿Qué quieres decirnos?-Preguntó intentando controlar su malgenio.

-No, a ti no. A ella.-Respondí con media sonrisa.

-Vamos amor mío, llegarás tarde a tomar el vuelo hacia Nueva York.-Dijo de forma cariñosa Amanda.

Él la miró, la besó muy lentamente y de forma tierna, algo que me mosqueó bastante. Y era algo que él sabía. Luego me miró, se acercó y cuando pasó por mi lado ni me miró. Me quedé muy helada su actitud, pero al fin y al cabo se cree que le iba a contar lo de anoche a la caniche. Pobre inocente.

-¿Quieres pasar?-Me ofreció de la manera más amable que sabía Amanda. La pobre no quita la cara de amargada nunca.

-Claro.-Contesté con una buena sonrisa.

Me ofreció sentarme en un sillón.

-Bueno, tú dirás.

-Tyler parece que tiene una gran empresa, ¿no?-La caniche asintió.- He pensado que quizás podrían ofrecerme algún trabajillo. Estoy un poco harta de trabajar para mi jefe que no tiene consideración ninguna conmigo.

-¿Y por qué me lo cuentas a mí? Habla con Tyler.-Dijo ella de mala manera.

-Ya bueno, pero pensé que tú eres capaz de convencerlo, por todo el amor que siente por ti.

-Eso es verdad, él hace todo lo que yo quiera. ¿Pero por qué tendría que preguntárselo siquiera? Apenas te conozco.

-Eso no es cierto Amanda, nos conocemos de hace un año, y aunque no lo creas para mí eres una buena amiga.-Fingí una sonrisa. Ella me miró de arriba hacia debajo de mala manera.

-Me lo pensaré.-Dijo casi echándome de casa.

¡Vaya maleducada! Ni que quisiese trabajar yo ahí, solo era para acojonar a tu maridito caniche.

Arranqué y me fui a casa, sería lo mejor antes de que volviese a hacer otra locura.

Aparqué y me puse mi cabeza entre mis manos, levanté esta y vi que Tyler me estaba mirando en mi porche. Me estaba esperando.

Salí del coche un poco enfurecida.

-¿Se puede saber que haces aquí?-Grité mientras intentaba calmar mis nervios.

-¡Qué coñ* le has dicho a Amanda! ¿Te has vuelto loca? ¡Yo juro que te mato!-Bajó el porche furioso. Lo cual me asustó bastante.

-Mira...-Retrocedí como acto reflejo.- No le dije nada.

-¿Te crees que me lo voy a creer?

-¡Pregúntale!

-No pienso preguntarle nada para saber que eres una pu*a.-Gritó mientras me acorraló contra mi coche.-Esta me la pagarás.

-¿Quieres calmarte? No le dije nada, jod*r-Grité ahora yo a la desesperada.

En ese momento llegó un mensaje a su móvil. Él lo leyó apretando sus labios, me miró y fue hacia el porche a por la chaqueta de su traje.

-¿Ves? ¡No hice nada!

-No te pienso contratar.-Dijo seriamente mientras se colocaba bien la chaqueta.

-Genial, porque para tener un jefe gilipollas prefiero un jefe baboso que me tire los tejos.-Levanté las manos desesperadas.

-¿Te tira los tejos tu jefe?-Preguntó ahora intentando calmarse.

-Mira.-Suspiré y le miré intentando sacar la cordura de este asunto.- Olvídalo. Fui a tu casa para acojonarte, veo que lo conseguí y no quiero ningún trabajo. Esa fue la única excusa que se me ocurrió y veo que tienes una mujer fantástica que me ha intentando hacer un favor que pensaba que ni te preguntaría.- Respiré hondo.- Vete al trabajo que llegarás tarde.

Subí las escaleras de mi porche, cuando entonces él me paró y me hizo mirarlo.

-¿Te tira los tejos tu jefe?-Volvió a hacer la misma pregunta.

-Puedo soportarlo.-Respondí mirándole a los ojos. Sus ojos se habían calmado. Ahora volvían a ser tan hermosos y tentadores como siempre.

-Mañana te quiero en esta dirección.- Me pasó una tarjeta.- Es un pequeño edificio donde llevo los papeleos de mi empresa cuando pueden prescindir de mi presencia física mis empleados. Las oficinas principales están en Manhattan pero como te pasa como a mí y vives aquí, emplearás el trabajo aquí.

-No hace falta, Tyler, te lo agradezco de corazón pero...

-No.-Me interrumpió.- Mañana estarás aquí, y tómalo como una aceptación de tus disculpas.

-No me he disculpado.

-Deberías. Y las aceptaré si mañana vas allí.

Fruncí mi ceño y acepté a regañadientes. Nadie podía llevarle la contraria a este.

Tyler se dio la vuelta y comenzó la marcha para irse.

-Tyler espera.-Le pedí. Él se detuvo, me acerqué hacia él y le besé en la mejilla.- Muchas gracias.

-No vuelvas a hacer eso.-Dijo con la voz acelerada y con los ojos cerrados.- Nunca más.

Entendí que hablaba por el beso, así que volví a casa y entré para no volver y abrazarle. Por poder controlarme de una maldita vez.

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