Capítulo 12.

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Seguíamos mirando, ambos en calles diferentes y sin saber muy bien cómo reaccionar. Él no me quitaba los ojos de encima, y yo no podía dejar de mirarle. Estaba realmente precioso, más guapo que de costumbre, a pesar de que en su rostro reflejaba seriedad.

Rob, que se cansó de hablarme sin que le prestase la más mínima atención, me tocó un brazo.

— ¿Te encuentras bien? —Preguntó. Yo le miré y le asentí no muy conforme.

—Te decía que tengo que ir a recoger a la pequeña al colegio. ¿Vienes?

Negué con la cabeza y volví a mirar a Tyler el cual seguía mirándome.

—Pues entonces te llamo luego, ¿vale? —Me dijo Rob. Yo le miré y asentí.

Rob tomó mi rostro y me besó dulcemente en los labios. Cerré mis ojos y pensé en Tyler y en cómo me estaba mirando en estos momentos.

Rob se despidió y yo sin mirar a Tyler me dirigí a mi coche, pero antes de llegar a este sentí que me cogían del brazo. Me giré y ahí estaba Tyler.

—No quise interrumpir la despedida con tu novio.

Le miré, la conversación no empezaba muy bien y había tensión en el ambiente.

—No es mi novio. —Le corregí. —Solo es un amigo.

—Los amigos no se besan.

— ¿Y por qué lo hacemos a veces nosotros?

Tyler me miraba serio, realmente no sabía que contestarme ante aquella pregunta. Le había cogido por sorpresa.

—Ese a veces ha terminado. —Dijo ahora Tyler.

Asentí, aunque para ser sensata esa afirmación me había dejado helada, al igual que me dañaba.

—No podría estar más de acuerdo. —Mentí.

Nos miramos, quizás desafiándonos o quizás deseándonos, pero el silencio era protagonista de aquella situación.

Nunca me gustó el silencio, me parecía incómodo, así que abrí mi coche y él se montó de copiloto.

— ¿Te puedo dejar en algún sitio? —Pregunté al ver que él, sin el más mínimo permiso había entrado en mi vehículo.

Tyler me miraba, sin decir absolutamente nada, y a mí me incomodaba.

—Está bien, no me digas a donde quieres ir. —Resoplé y puse el coche en marcha.

Seguí dando vueltas por las calles sin tener muy clara alguna dirección.

— ¿Vamos a algún sitio en concreto o paro el motor? —Volví a preguntar, esta vez un poco más molesta. — ¿Quieres ver a alguno de los chicos?

—No. —Contestó él ahora.

Silencio, silencio y más silencio. La situación resultaba muy incómoda.

— ¿Quieres comer algo? —Pregunté. Él asintió.

—Pero yo decido el lugar. —Comentó ahora, yo asentí por no tener más problemas.

Me estuvo indicando un buen rato, salimos del poblado y nos adentramos en otra localidad cercana. Como no quería discutir, seguí todas sus indicaciones.

Llegamos a un bar familiar, parecía una especie de rancho, pero que tenía buen aspecto.

—Sé que no te gustan las cosas glamurosas. —Comentó y yo asentí.

Cuando entramos, nos sentamos en una mesa para dos. Él pidió una cerveza y yo una Coca-Cola. De comida, ambos pedimos una hamburguesa con patatas.

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