Hacía algunos días que habíamos llegado a Bristol. Cada uno vivía en su vivienda, aunque al final él acababa visitándome todas las noches.
—Tienes a este tipo majareta por ti, ratoncita. —Decía mientras pasaba a mi casa con una sonrisa de oreja a oreja.
—Tú estabas loco de antes. —Contesté divertida.
Tyler soltó una carcajada y tomó mi rostro para besarlo. Me subió a su cadera, y tomándome encima de él, me llevó hasta mi cama.
[...]
Habíamos decidido contarlo a nuestros amigos, al fin y al cabo ahora íbamos en serio. Todos, excepto Matt y Rob, se sorprendieron pues era la primera noticia que tenían de nuestro romance. Rob parecía decepcionado, lo que me hizo entender que nunca se alegró y que en la fiesta los celos sólo eran una excusa para estar cerca de mí. Matt, sin embargo, se alegró de corazón, me abrazó con fuerza tanto a mí como a Tyler y en sus ojos se veía ese brillo de ilusión.
—No saben lo contento que me ponen. —Decía mi gordo favorito. —Pero como le hagas daño, te partiré todos tus huesos. —Amenazó de la mejor manera que supo, pero en un instante todos explotamos en carcajadas. —Eres mi hermana, gorda.
—Ay, pues que hermano más cascarrabias tengo. —Dije sacándole la lengua.
—No me digas, ratoncita. —Contestó Matt removiendo mi pelo, como lo hacía siempre mi padre.
— ¡Eh! ¿Qué ha sido eso? —Pregunté sorprendida mirando a Tyler.
Él con una sonrisa se encogió de hombros.
— ¿Cómo te has podido callar ese mote, gorda? —Preguntó riendo Matt.
—Me gustaba más cuando pensabas pegar a Tyler, no ahora que parece que se cuenten todo.
Me crucé de brazos intentando enfadarme, pero mi rubio favorito me tomó por los hombros para que lo mirase. Elevé mi vista hacia su rostro y él me sonreía con ternura.
—Me encanta cuando te enfadas, pequeña. —Besó con ternura mis labios.
¿Y a quién quería mentir? Era imposible enfadarse.
Escuchamos algunos canturreos de nuestros amigos que presenciaban el beso, lo que hizo que rápidamente nos separásemos algo avergonzados.
[...]
Observé por quinta vez la pantalla de mi ordenador. Pestañeé, intentando encontrar el error del asunto, pero no lograba ver más allá del nudo. No encontraba la solución por más que lo intentaba y estaba comenzando a desquiciarme.
Mi mano derecha se encontraba entre mis cabellos, mientras algunos suspiros de quejidos salían de mi boca.
Un ruido procedente de la puerta hizo que despertase mentalmente y observase que Sarah entraba con una buena sonrisa, la cual pronto se esfumó al ver mi cara.
—Ay nena, no me digas que aún estás liada con la planificación de medios. —Se quejó dejando una carpeta llena de folios sobre mi mesa.
—No encuentro la mejor alternativa, todas me parecen malas y grandes derroches. —Suspiré y tomé algo de mi ya frío café. Solté un quejido al notar el sabor frío y dejé la taza en la mesa de mala gana. Sarah bufó ante mi reacción.
—Pues si todas son un derroche no hagamos publicidad.
—Peor es nada, pero no sé por qué todos se aprovechan de nosotros cuando nuestros recursos son limitados.
—Bueno, dejemos a un lado el trabajo. —Sonreía Sarah. ¿Por qué esta chica siempre era tan feliz y yo tan amargada cuando trabajábamos? —Tengo buenas noticias.
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Búscame
RomanceJulia Thompson vuelve al pueblo del que nació, evitando todos aquellos problemas que la atormentaban. Restauró la antigua casa de su familia, a las afueras del pueblo, y buscó empleo entre la localidad. Adaptarse allí era la mejor manera de olvidars...