Pasaron los meses, y todo seguía igual. Las pesadillas no se esfumaban. Al volver aquí pensaba que mi vida tendría otro sentido, y el despejarme me ayudaría a superar todo aquello que me impide llegar a mi felicidad. Pero hoy hace un año desde que llegue y no he superado absolutamente nada.
Las cosas con mis amigos siguen muy parecidas, quedamos para tomar cervezas los fines de semanas, a veces organizamos cenas y nos lo pasamos bien.
Bueno, algo si había cambiado, Emma se había casado y ahora estaba embarazada, pero eso no le impedía salir a tomar, en su caso, una coca-cola con nosotros.
Su marido es muy simpático, se llama Ed y a veces nos acompaña en las cenas. Es empresario en una buena empresa en Hartford, y aunque tiene que ir y venir a diario para trabajar, se ve que es responsable con los temas de su familia.
Los demás siguen prácticamente igual. Kevin ha empezado una lucha por intentar que salgamos, o eso creo, con tales pretensiones, pero la verdad es que no quiero salir con nadie. Y aún sigo sin poder controlarme cuando veo a Tyler, me supera, me excita y no puedo controlar ninguna parte de mi cuerpo. Cosa de lo que Matt se ha acabado dado cuenta. Y hablando de Matt, este se ha convertido en mi mejor amigo, es increíble la conexión que ambos tenemos, no hay nada que él no pueda percatarse sobre mí, y agradezco su complicidad y su silencio por ejemplo en el tema de Tyler.
Hoy habíamos quedado en cenar en la casa de Tyler y la caniche. Ellos habían estado ajenos a nosotros desde hace tres meses por motivos de trabajo. Por lo visto Tyler dirige una gran empresa en Nueva York. Nueva York no estaba muy lejos de aquí del estado de Connecticut, pero aún así a nadie le gusta tener que coger el coche durante dos horas para ir a su trabajo y ellos habían decidido vivir allí durante un tiempo, hasta solucionar algunos temas y habían vuelto esta mañana.
Cuando fui hacia la cena a casa de estos, decidí llevar unos pastelitos para el postre que había hecho yo antes a la tarde.
-Buenas noches.-Saludé a la caniche que fue la que me abrió.
-Hola, Julia.
-Traje estos pasteles caseros para el postre.-Ella lo aceptó y entré.
Ya estaban todos mis amigos allí, los saludé y me senté al lado de Matt.
-Buenas noches, Jul.-Me susurró y me besó en la mejilla.
-Había dudado si venir hasta último momento...-Le dije sin que nadie más pudiese oírme.
-Hay que ser valiente.
Asentí y dejamos ahí la conversación. Posteriormente nos sentamos en el salón para la cena. Y la caniche empezó a hablarnos de su vida en Nueva York, la conversación estaba siendo algo vomitiva.
-Tyler y yo hemos comprado un apartamento de lujo allí, tendríais que venir.-Sonrió y me miró, dedicándome una 'bonita' mirada.
Claro chica, seguro que has aportado tú también dinero, y no lo ha pagado solo él, mantenida... Le sonreí como pude y lo miré a él, el cual también me miraba a mí. De pronto volví a sentir esas sensaciones dentro de mí. ¿Cómo carajo hace eso? Por favor, ¡deja de mirarme así o me acabaré derritiendo!
-¿Y tenéis pensado quedaros por aquí mucho tiempo?-Preguntó Cam.
Esa pregunta me interesaba, así que dejé el tenedor en el plato y clavé mi mirada sobre sus ojos. Porque había decidido una cosa, si él me miraba así, yo también lo miraría. ¡Y a ver quien aguantaba más este jueguecito de intimidación!
-Si esta ciudad me resultase interesante...-Contestó Tyler mirándome.-Me quedaría sin dudarlo.-Tragué saliva, porque sabía que estaba ganando él esta estúpida batalla que habíamos comenzado.- Pero parece ser que todo sigue igual, ¿me equivoco?-Preguntó esta vez mirándome, ¿me miraba a mí? ¿Iba esa pregunta por mí?
Ahora sí que había perdido la batalla, abandonada, derrumbada, golpeada, magullada, una bomba atómica había caído, ¡y él había ganado!
Miré mi ensalada e ignoré la pregunta.
-Jul, ¿por qué no contestas?-Insistió Tyler.
¡Vamos a ver bonito! Esto ya es pasarse. Una cosa es que me intimides con tus preciosos ojos, pero otra muy distinta es que lo hagas de esa manera y se dé cuenta toda la mesa. ¿Qué pretendes que te conteste delante de tu caniche?
-¿Qué?-Pregunté intentando reflejar el mínimo interés en la conversación.
-Que todo sigue igual por aquí, ¿me equivoco?
-¿Y por qué tendrían que cambiar las cosas?-Pregunté ahora yo sacando mi fiera interior, ¡toma esa Tyler, jaque mate!
Ya estaba yo cantando mi victoria, cuando entonces él me dedicó una hermosa sonrisa, no muy grande pero lo suficiente para que se curvasen sus comisuras de sus preciosos labios, y claro, ganase él de goleada. ¿Quién se resiste a eso? Volví a sentirme en el subsuelo, ¿o en una nube quizás? Dios, este chico me iba a matar y apenas habíamos mantenido contacto desde que lo conocía.
Matt que se había dado cuenta, tomó mi mano debajo de la mesa para tranquilizarme, pero en ese momento nada me tranquilizaría.
Tras la cena, tuve que salir disparada al baño para darme con un poco de agua en la cara. Estaba sudado y muy nerviosa.
En ese momento se abrió la puerta.
-Está ocup...-Callé al ver quién era.- ¿Qué haces aquí?
-Soy el anfitrión y me preocupo por saber si mis invitados se encuentran bien.-Susurró a medida que se acercaba a mí.
Yo retrocedía para alejarme de él, hasta que topé con la pared.
-Nos pueden ver...-Dije muy nerviosa mirando la puerta, la cual estaba abierta.
-¿Qué pasa? No estamos haciendo nada malo. Solo estoy preocupado porque te veo muy nerviosa.-Dijo mientras esbozaba media sonrisa.
-Por favor, sal...-Supliqué antes de que perdiese el control de mi cuerpo.
-¿Y si no quiero?-Preguntó mientras me rozaba con su mano mi mejilla. Lo que hizo que automáticamente cerrase mis ojos y suspirase.
-Vete...-Volví a suplicar con intención de que lo aceptase.
Tyler llevó sus labios a mi cuello, lo besó muy despacio, aquello hizo que mi cuerpo se estremeciera y soltase un pequeño gemido sin querer. Luego subió y besó mi barbilla, acabando en mis labios. Fue un beso corto y pequeño. Porque entonces ambos nos separamos y volvimos a la realidad. Él me miró fríamente y se fue, y yo me quedé con un ataque al corazón, las mejillas muy rosadas y las pulsaciones a mil.
No podía creer que eso hubiese pasado.
¡Muchas gracias por leer!
ESTÁS LEYENDO
Búscame
Storie d'amoreJulia Thompson vuelve al pueblo del que nació, evitando todos aquellos problemas que la atormentaban. Restauró la antigua casa de su familia, a las afueras del pueblo, y buscó empleo entre la localidad. Adaptarse allí era la mejor manera de olvidars...