Aquella noche había sido... ¿cómo describirla? Sensualmente perfecta y sentimentalmente un caos. ¿En qué mundo podría vivir yo ahora? No era del todo justo que cuando el dolor había comenzado a desaparecer, él regresase como si nada y me llevase a la cama, con la máxima estupidez de dejarme llevar.
Lo deseaba, eso estaba claro, y probablemente, muy probable, siguiese amándolo, pero no me fiaba ya de él. No confiaba en él. Y la confianza es algo que una vez pierdes, es difícil recuperar.
Habían pasado tres días desde aquella noche y no nos habíamos vuelto a ver, pero en mi mente seguía recordando cada segundo de ese apasionado momento.
Esa mañana había ido a la oficina de correos, a recoger un paquete que me había mandado mi padre, el nuevo libro de Tom. Como siempre, deseaba abrirlo y comenzar a leer sabiendo que me engancharía.
—Gracias. —Dije antes de recoger el paquete y salir de la oficina.
Saliendo de la oficina de correos tuve que abrir y cerrar los ojos varias veces para darme cuenta de la realidad del asunto, al ver nada más y nada menos que a la caniche. Sí, sí. A Amanda. Vestía un bonito traje, algo corto, con un chalequito a juego con sus tacones. ¿Quién vestía así un lunes por la mañana? Sólo podía ser ella.
En el momento en el que nos cruzamos, ella se quedó mirándome, intentando recordar algo y luego hizo el esfuerzo de sonreír.
—Hola, Julia. —Saludó no muy simpática. Pero era Amanda, no podía esperar más de ella.
—Hola, Amanda. —Respondí sin energía. —No sabía que habías vuelto. —Dije y ella asintió.
—Hay unos asuntos que urgen en estos momentos y tuve que volver. —Miró por el cristal, algo impaciente, la oficina. —Mira no te voy a mentir con que ojalá nos veamos luego porque espero irme de aquí pronto, quizás hoy, en cuanto solucione todo.
— ¿Hay algún problema? —Pregunté algo... preocupada. Y no por ella, sino por Tyler.
—Nada que te incumba. —Soltó y entró, dejándome helada por su respuesta.
La miré ir decida al mostrador, pedir un paquete y que al instante se lo diesen. Maldita caniche, yo tuve que esperar tres cuartos de horas.
Me alejé de la puerta, acercándome hacia una esquina de la calle. Desde ella observé cómo Amanda salía de la oficina con un sobre, algo preocupada. Miraba constantemente de un lado hacia el otro y en unos segundos desapareció entre las calles. Estaba ocurriendo algo o ella estaba ocultando algún hecho.
Dejé el libro en el asiento del copiloto y arranqué el motor de mi Astra, dirección la casa de Tyler.
Cuando estuve en su calle, dejé el coche alejado de su casa pero lo suficientemente cerca para observar sin ser vista. Desde el mismo coche vi cómo Amanda llegaba, con el paquete dentro del bolso y volviendo a mirar de un lado a otro, entraba en su casa.
¿Qué estaría pasando? Por alguna razón sentía que las cosas no marchaban bien y que esto sonaba a chamusquina, seguramente involucrando a Tyler. ¿Estaría Amanda tramando algo en contra del divorcio?
Justo cuando iba a arrancar, Amanda salía de su casa, sin el sobre, y se marchaba hacia el fondo de la calle. Y antes de pensarlo dos veces, ya estaba por la parte trasera de su casa, intentando de alguna manera entrar. No resultó muy difícil porque se había dejado una ventana abierta, por lo que hasta un niño revoltoso podría entrar en la casa como si nada.
Sin hacer mucho ruido busqué el sobre por todas partes. Si había información sobre el divorcio o sobre algo que afectara a Tyler, podría afectarme a mí.
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Búscame
RomanceJulia Thompson vuelve al pueblo del que nació, evitando todos aquellos problemas que la atormentaban. Restauró la antigua casa de su familia, a las afueras del pueblo, y buscó empleo entre la localidad. Adaptarse allí era la mejor manera de olvidars...