Capítulo 18

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La llegada a Sidney se hizo esperar, pero gracias a dios llegó.

—Juro que tengo mi trasero de una bonita forma, así como un cubo. —Bromeé y Sarah soltó alguna carcajada.

—Pf, tremen, estoy agotada. —Miró rápidamente a Tyler, el cual estaba a mi lado. —Los chicos de tu equipo son unos auténticos babosos, en serio. —Me miró ahora a mí. —Que mal lo pasé.

Reí divertida y miré a Tyler el cual tomó mi maleta antes de que yo pudiese cogerla.

—Cuando te dije que te protegía no hablaba en broma. —Me susurró en mi oído para que yo solo pudiese oírlo. —Tranquila. —Dijo ahora en un tono más elevado. —Yo llevaré tu maleta.

Sarah nos miró algo confusa ya que no entendía por qué él llevaba mi maleta.

—Se lo debo. —Comenzó a explicarle. —Solo ella ha podido aguantar mis chistes malos durante tantas horas de vuelo.

—Pues si por eso le deben llevar a una la maleta. —Seguía protestando. —A mí me tienen que hacer un monumento.

Tyler y yo reímos ante los comentarios de nuestra amiga.

—En serio, Ty, no soporto a tus...—No pudo acabar cuando rápidamente llegó uno de los chicos del equipo de Tyler, alcanzándonos.

—Rubia, que te me escapas. —Dijo cuando pudo alcanzarnos. —Tyler, tío, me la llevo.

Rápidamente tomó de la cintura a Sarah y sin darle muchas más opciones se la llevó hacia delante. Sarah en una de esas volteó para mirarnos y fulminarnos con la mirada.

—Ty, no hace falta que me lleves la maleta. —Aproveché a decirle ahora que estábamos a solas. —Pareces mi siervo con dos maletas.

Él sonrió y negó con la cabeza.

—Soy un caballero.

Y no me dejó protestar mucho más, porque aprovechaba para cambiarme de tema siempre que podía. ¿Por qué tenía que ser así? Siempre tenía que conseguir lo que él quería.

Pronto llegamos al hotel, he de decir que era un lujoso hotel. Yo jamás me habría podido permitir este hotel.

—Tengo que decirte algo, Julia. —Comentó Tyler parado en la puerta del hotel.

— ¿Ha habido un error y tenemos que compartir habitaciones? —Pregunté, sugiriendo más que nada. Él rió.

—Mmm, no. —Sonrió. —Pero puede haberlo, ¿quieres?

Bufé y negué con la cabeza mientras sonreía.

—Es otra cosa, aún no hemos formulado el contrato y claro, tengo al personal de la junta algo furioso.

—Ah, claro, pásame el contrato que lo firmamos.

Él asintió con una sonrisa. Ambos subimos en el ascensor hacia nuestras habitaciones.

—Pero si quieres, puedo corregir lo de las habitaciones. —Sugirió él con una pícara sonrisa, mientras me miraba de reojo en el ascensor.

—Sigue intentándolo, Ty. —Le saqué la lengua y salí del ascensor cuando este paró y abrió sus puertas.

— ¡Eh! —Exclamó desde la puerta. —La idea fue tuya.

Volteé para mirarlo y sonreí.

—No dejes de intentarlo, rubio. —Le guiñé un ojo y él esbozaba una amplia sonrisa.

¿Qué por qué le contesté eso? No lo sé. En serio, no lo sé. No sé por qué pero sé que me salió del alma y no lo pude contener. Imagino que llevaba mucho tiempo conteniéndome y ya no podía más. Quizás ya va siendo hora de ir dejándose llevar y disfrutar de mi vida.

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