Cap.14

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Lay se maldecía por dentro, lastimarían a su príncipe por su causa, sus amigos estaban siendo fuertemente amarrados y Keun seguramente estaba siendo maltratado por el animal de Mayk aunque él no estaba mejor, pues Jhon estaba siendo por demás osado con él.

Respiró profundó, miró a Xiumin, quien imperceptiblemente asintió justo al momento de soltarse, y golpear a quien amarraba a su hermano Kris.

Lay también deshizo el agarre de Jhon, Sehun ya se había adueñado de una par de espadas que lanzó hacia los hermanos, quienes rápidamente intentaron hacer frente a sus oponentes, mientras los demás, liberaban al Yoongi y Hoseok.

Más Stive pudo vencer a Sehun en la batalla, hecho que provocó que el pequeño enfrentamiento terminara, pues parecía estar dispuesto a degollarlo.
 
-¡Realmente piensan que pueden vencernos! – hablaba Stive.
 
Jhon sujetó molesto nuevamente a Lay  y en un arrebato lo beso, bajo la ira de los mayores, pues el peli morado al igual que Sehun y Jungkook, eran los más jóvenes del grupo. Lay intentó alejarse de su opresor, más lo único que consiguió fue que este le amenazara con su daga en el rostro.

-¡Sería una pena, marcar tan bello rostro!-
 
-¡Entonces… ¿Por qué hacerlo? – fue tan rápido que nadie lo vio venir, en menos de un segundo fueron rodeados por un numeroso grupo de delincuentes.

Kris y Xiumin se miraron con cierto pesar… “Son ellos”… quien había hablado alejó a Lay cuidadosamente del otro hombre que se había quedado estático pues una espada estaba apostada justo en su espalda.
 
Hoseok y los demás no estaban seguros de si sentirse aliviados, o más preocupados, pero… “¡Jungkook!”...
 
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Cuidadosamente comenzó a abrir los ojos, al notar que el golpe nunca llegaba, cuando los tuvo abiertos vio que Jimin seguía en la misma posición, en su cuello notó que había una fina daga, miró a quien la sujetaba, era un hombre de apariencia fuerte, vestía ropas negras algo desaliñadas, su cabello, negro, era un poco largo y su mirada sumamente fría, no lo miraba a él sino a Jimin a quien instó a alejarse de Jungkook.
 
-¡¿Esta es la fina manera en que se comporta un príncipe?! – dijo refiriéndose a Jimin mientras eran rodeados por otros hombres más, quienes se aproximaban acompañados de sus prisioneros, los hombres de Jimin y de los amigos de Jungkook, el hombre ya mirando al pequeño - ¡Un bandido tiene mejores modales-
 
Entonces Jungkook lo reconoció, no al hombre, pues a su parecer no lo había visto nunca, sino su voz, esa voz la había escuchado del sujeto con quien se enfrentara poco después de huir, en el bosque.

Jungkook creyó no muy apropiado hablar, ahora definitivamente estaban en desventaja, además le hizo sentirse mejor, ver que Keun venía acompañando a Mayk y a otro sujeto que no conocía.

Quien parecía ser el líder, ordenó que amarrasen a los hombres de Jimin, luego se acercó a Jungkook enseñándole su daga, y cortó las amarras que ya empezaban a lastimar las muñecas del más joven.

-¡Gracias! – susurró mirando directamente a los ojos del hombre, cosa que al verlos le resultó familiar.
 
El sujeto se levantó, no sin antes mirar a uno de sus guerreros, haciendo un gesto afirmativo, Jungkook ya se había puesto de pie, justo al momento, y sin que pudiera nadie hacer algo al respecto.

Su rostro fue cubierto por un paño, este aspiró el olor del mismo y sin más fue perdiendo paulatinamente la conciencia.

Hoseok y los demás quisieron evitarlo, pero al intentarlo, sólo consiguieron ser amenazados con las puntas de las espadas de sus coautores.
 
¡Jack… llévatelo y espérenme afuera! – dijo su líder mirando a aquel que había dejado fuera de combate al pequeño príncipe y luego dirigiéndose ahora a sus hombres - ¡Déjenme solo! – a lo que los demás asintieron, llevándose con ellos a los guerreros que se suponía cuidaban de Jungkook.
 
Jimin y sus caballeros estaña atados, en una especie de ronda, miraba con ira contenida al sujeto.
 
-¡Si te atreves a ponerle un dedo encima!... ¡TE MATARÉ! – rugió el príncipe de Atlantis.
 
-¡Le haré lo mismo que planeabas hacerle!... – dijo con malicia el peli negro - ¡Dile a Sein, que pagará caro el faltar a su palabra con Averno!... ¡Que su hijo tomará el lugar del príncipe que nos quitó!... ¡Eso es lo justo! – dijo riendo irónicamente.
 
-¡NO TE ATREVAS…! – intentó seguir hablando más no pudo, pues el hombre colocó algo parecido a un trapo en su boca.
 
-Jajajajaja - se burlaba el sujeto al ver en tan lamentable estado a la élite de Atlantis… - ¡Descuida… yo sí seré muy amable con él! – y los dejó ahí, seguro que pronto vendrían a buscarles…
 
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En las afueras de la cueva, Keun miraba asustado a Jungkook, uno de los hombres se le acercó, este tenía una larga cabellera castaña lo miró seriamente, esto lo puso algo nervioso, luego mirando al aquel rubio, dijo.
 
-¡Debiste matarlo!-
 
-No me ordenaron que no mate a nadie– fue su respuesta al momento de subir a su caballo, luego manejando al caballo, se acercó a Keun y sin mucho esfuerzo, y con ayuda del otro sujeto, lo subió a su caballo.
 
-¡Oigan… suéltenme! – se quejo el menor al momento de ser sujeto firmemente por el rubio.
 
-¿Quieres o no, estar cerca de tu señor? – dijo.

Keun simplemente se mantuvo en silencio, observando a aquel que parecía el líder salir de la cueva, mientras sus demás compañeros eran distribuidos entre alguno de los jinetes.
 
-¿Señor? – preguntó el pelicastaño.

-¡Vamos! – dijo el peli negro, subió a su caballo, luego el hombre que sostenía a Jungkook se lo entregó envuelto en una cálida cobija, lo acomodó en sus brazos y emprendieron la marcha.

La temperatura estaba bajando, Jungkook en su inconsciencia se acurrucaba todo lo que podía, en aquello que le abrigaba, una sonrisa se dibujo en el rostro del hombre… “¡Te tengo!”…

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El viaje estaba resultado largo, como ya se habían adentrado en las tierras de Averno, la temperatura bajó drásticamente, pero lo que hacía difícil el camino era una tormenta de nieve que empezaba a arreciar.
 
-¡Debemos refugiarnos, Señor! – hablo el pelicastaño.
 
-¡Saben donde! – dijo el peli oscuro, y todos desviaron del camino.

Luego de unos minutos llegaron a los que parecía un lugar sin salida, pero para sorpresa de casi todos, menos de Keun, tras unas rocas, bien encubierta había una entrada.
 
Bajaron de los caballos, y entraron en aquel lugar, que al principio del recorrido parecía una cueva común y corriente.

Al ir avanzando llegaron a lo que parecía, no, no parecía, era una ciudad, entre las rocas, sus habitantes daban la bienvenida a los recién llegados, Hoseok miró sorprendido como hacían reverencias ante el sujeto que llevaba cargado en brazos a Jungkook.

-¿Quién es él? – susurró Hoseok sin poder evitar la pregunta.

-¡Alguien que ha sabido ser un líder en este reino! – dijo a su oído un pelicastaño, que tenía la viva imagen de quien estába caminado a su lado, además de estar llevando a Sehun.

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