Cap.51

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Yiyi fue llevada a un cuarto que serviría para su prisión, pues a pesar de las sugerencias de Minho y de Sasha, Sein no creyó conveniente enviar a una princesa a una mazmorra... "Eso no es correcto, y menos tratándose de una sacerdotisa"... pensó el rey, dirigiéndose luego al cuarto de su hijo; él mismo se había encargado de bañarlo y vestirlo.

Jungkook no pronunciaba ninguna palabra, se dejó bañar y vestir por su padre, lo miraba sin mirarlo... eso hería al mayor;  notó las lesiones en sus muñecas, y la cicatriz en la mano derecha de su pequeño, se odio por no haberlo protegido por haber permitido que pase tanto tiempo con esa gente.

-Tal vez deba vengarme de esa gente con aquella mujer - susurró el rey con el odio resplandeciente en sus pupilas.

..."¡Tal vez deba vengarme de esa gente con aquella mujer!"... aquellas palabras llegaron hasta el lugar en donde su mente se refugiaba de esa agónica realidad... "¡No... qué dices padre... con Yiyi!"... Jungkook se removió entre los brazos del mayor, lo que ocasionó que Sein lo acomodara en la cama, le miró tierno, acarició su rostro.

Lentamente pudo escuchar que su pequeño susurraba, casi inaudible para que sólo él pudiera oírlo, y no Sasha quien también los observaba desde la puerta.

-Padre... acaso te ha segado tanto el dolor... condenaste a geste inocente a morir mientras bebías de la misma copa, con los asesinos de tu adorado Sik... mientras... admitías que mi lecho, lo comparta con quien lo ejecutó - Jungkook apenas y miraba los ojos de su padre.

El mayor no podía creer lo que parecía delirar su hijo menor pero su mirada casi vacía, perdida y sumamente angustiada, le decían que debía escucharlo

-Pequé... pues le pertenecí a quien atravesó su espada en el pecho de mi hermano- Jungkook simplemente no pudo decir más, pues en ese momento Jimin ingresó en el cuarto.

-¡Suegro... es mejor que mi prometido descanse! - hablaba con tal autoridad y una seguridad que hizo que Sein se inquietara, más supo disimularlo bien, al ver nuevamente cómo los ojitos de Jungkook volvían a cerrarse.

-¡Tienes razón, Jimin... yo también debo descansar! - dicho esto Sein beso la frente del menor y salió del cuarto.

-¿Aún no te haz podido meter en su lecho Sasha?- preguntó molesto Jimin por haber permitido que pase tanto tiempo con Jungkook.

-¡No es tan fácil... ese hombre sólo tiene pensamientos para su esposa muerta... además, la preocupación por tu pequeño, no me daba oportunidad de nada! - dijo con disgusto la mujer.

-¡Supongo... ¿trajiste lo que te pedí?! - murmuró esta vez con una sonrisa.

-Claro, hermanito... esta tan débil que no será problema de que surta efecto... le diré a la servidumbre que es incienso... mientras más aspire su aroma, más rápido olvidará todo- hablo la mujer sacando unas hierbas.

-¡Si él no cae en tu lecho... mataré a Sein... bueno yo no... el propio Jungkook ordenará que lo maten! - Jimin soltaba cada palabra con maldad - ¡Así que con esto... te volverás más sumiso para mí pequeño-

-Recuerda lo que me prometiste, hermano - hablo la mujer con una voz muy fría.

-Si... si me entregas su corazón, hermanita... el primogénito que me brinde... será tuyo - cuando terminó de hablar Jimin se acercó al más joven, comenzó a besar sus labios.

Mientras que su hermana colocaba en el recipiente su incienso, y le prendía fuego, sólo superficialmente, no deseaba que se prendiera por completo, sólo lo suficiente como para que se consuma lentamente dejando escapar su aroma.

-Debes mantenerlo débil, hermano... sólo funciona en cuerpos débiles... es por eso, que tanto tú como yo, seremos inmunes a su influencia- Sasha se dirigía a su hermano, sonrió al ver cómo este acariciaba con deseo la suave piel del menor, mientras le besaba el cuello.

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