Cap.6

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-¡Deberían marcharse!... es más… ¡Les ordeno que se larguen! – pronunció el pequeño.

Los hombres rieron burlones, más luego sus expresiones cambiaron y huyeron apresuradamente.

A Jungkook le intrigó esta actitud… “Que raro, un gran hombre no le teme a un gatito, a menos que… vean al…”

– León… - Jungkook se volteó lentamente encontrándose con su padre justo detrás de él, no se inmutó, simplemente hizo una reverencia - ¡Padre, nadie me informó que vendría!-

-¡¿En qué estabas pensando?!... ¿Qué hacías solo aquí? – hablaba el Rey.

En ese justo momento Keun, Sehun y Lay se hicieron presentes, Sein los miró con enfado.

- ¿Qué clase de guardias son?... ¡Su única misión es proteger a Jungkook!-

-¡Yo les ordené que permanecieran donde estaban! – dijo Jungkook seriamente, sorprendiendo a su padre, por el tono utilizado y a Tae quien miraba la escena - ¡Al final, al único a quien le deben obediencia es a mí! – terminó de decir.

Antes de hacer una reverencia y dirigirse rumbo al castillo, exhortando a sus amigos a que lo siguieran con una simple mirada.

Tae miró a Sein expectante, ni siquiera Sik le había hablado así a su padre jamás, más lo que vio lo dejó sorprendido, Sein parecía feliz es más su mirada era de sumo orgullo.

-¡Vio su alteza! ¡En ningún momento retrocedió!-

Al volver al castillo el tema no había sido vuelto a tocar; Jungkook solo ahí se percató de la presencia de Tae a quien miró sumamente descortés y con un tono por demás irónico le saludó dándole la bienvenida…

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El día siguiente había traído otro invitado, Jimin,  por lo que Tae se había dispuesto pasar más tiempo con su pequeño prometido, pero este siempre se le escabullía, es más de ambos.

El gran día de la fiesta se aproximaba, Yung había llegado un día antes acompañando a su tío, quien fue recibido con una gran sonrisa y un abrazo de parte del pequeño.

El Rey Namjoon también se sorprendió de hallar ahí a Sein, más le saludo muy cortésmente felicitándole por estar presente, a lo que el Rey sonrió mirando a su hijo.

Cuando al fin Namjoon pudo estar a solas con su hijo.
 
-¡Y bien hijo!... ¿Cómo te llevaste con Jungkook en mi ausencia?-

-¡Pues te diré que a duras penas me habla, no me dirige la palabra, es más… creo que me detesta, y es plenamente correspondido! – comentó como si nada el príncipe.

-¿Qué le trajiste de obsequio por su cumpleaños?-

Tae se tenso, su padre le había dicho que preparé un regalo especial, por haber sido tan descortés en no asistir en sus pasados cumpleaños.

Él le había pedido a uno de sus más fieles caballeros que mandase hacer una joya, pero faltaba un día para las celebraciones y Hyung aún no daba muestras de vida.

¡Mande traer una joya, pero Hyung aún no me la trae! – dijo evitando mirar el rostro de su padre.

¡Acaso quieres quedar de menos en contra de Jimin! – Namjoon había puesto el dedo en la llaga - ¡Todos los años el termina bailando con Jungkook, por ser el que le entrega el mejor regalo! – ponía el dedo y lo removía.

-¡Ya se me ocurrirá algo! – dijo al fin marchándose sumamente molesto.

Jungkook se encontraba en el jardín, Jimin al fin pudo dar con él, por lo que aprovechando que no había nadie cerca comenzó a hablarle.

-¡No hemos podido hablar en todos estos días!-

-¡No hay mucho que decir! – dijo sin mirarle.

-¡Parece que Tae nunca va a olvidar a Sik! ¡es un pésimo prometido!... si fuera yo…-

-¡Pero no lo eres!... Disculpa, pero sabes que no es correcto que hablemos estando yo solo – dijo el menor retirándose.

-¡Bailarás conmigo mañana! – más Jungkook no respondió la pregunta.

Jimin era una persona sumamente impulsiva, no solía tener paciencia, y no toleraba ese tipo de desplantes. Pero no podía evitarlo, con Jungkook hacía mil concesiones… “Serás mío, pequeño”… “solo mío”.
 
Tae había visto la escena desde una de las ventanas, su sangre comenzó a hervir,  nuevamente pasaron por su mente frases que aún en ese tiempo lo atormentaban.

Cuando Jungkook giraba por uno de los pasillos se topó con él, se miraron un instante, el pequeño suspiró y se retiró por el mismo camino por el que había llegado, Tae apretó su puño.

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La fiesta había transcurrido muy animosa, Jungkook bailo con todo aquel que se lo pidiera, pero antes que nada lo hizo con su padre, lo que lo llenó de felicidad, aunque su expresión no lo hacía notar, de entre todos los obsequios que recibió el que más le había gustado fue el del Rey Namjoon por lo que la pieza especial del baile la bailó con él.

Jimin estaba sumamente contrariado, le había regalado a Jungkook una hermosa túnica, que se decía era de un tipo de seda muy raro y costoso, el pequeño le agradeció el gesto.

Tae no se sentía nada feliz luego de ver tal regalo, como el suyo no había llegado, opto por regalarle una fina daga, con mango de oro que tenía joyas incrustadas, su filo era excelente.

Jungkook miró el arma, embozó una sonrisa muy falsa, según la opinión de su prometido, y se la agradeció.

Pero había sido el regalo del  padre de Tae, el que llamó más la atención del pequeño,eran ocho joyas.

Las ocho eran esclavas de diferentes modelos y adornadas con diferentes gemas preciosas, eran tan hermosas que el Rey ganó simplemente porque Jungkook no pudo articular ningún apelativo hacia el obsequio, se había quedado mudo.

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¡Jimin ya te ha regalado tantas joyas! ¿Por qué estas te parecen tan geniales? – le preguntaba Hoseok al pequeño al que acomodaba en su lecho.

-¡Por que no es sólo para mí! – dijo sonriendo.
 
-¿Ah no?!-

-¡No… es para un Rey, y para sus siete nobles caballeros! – dijo al momento en que Hoseok salía del cuarto.

Habían pasado unos cuantos minutos, cuando siente que alguien ingresa a su cuarto, se incorpora en su lecho.

-¿Qué quiere Tae? – dijo el menor a su prometido quien se acercaba y se sentaba en su lecho.

-¡Mañana regresaré a Averno!... ¡Quería disculparme por lo del obsequio!-
 
-¡No hace falta… me tienen sin cuidado sus obsequios! – Jungkook lo había dicho muy frío, esto enfadó a Tae quien acariciando el rostro del menor dijo.
 
-¡Debe ser triste crecer bajo la sombra de Sik!... ¡Aún después de tanto tiempo, todos lo prefieren a él!... ¡Supongo! – dijo el peli negro con saña - ¡que esa apariencia tan débil no te ayuda! ¡Aunque…!-

Jungkook miraba a Tae fríamente, sin dejarle saber al mayor, cuanto le molestaban y herían esas palabras.

-¡Aunque, mejor para mí! – Tae alzo las sábanas hacia su nariz aspirando el aroma - ¡Por lo menos me servirás para adornar mis sábanas con tu olor!-

Jungkook se puso de pie en la cama, Tae ya se había parado también, este miraba al pequeño atentamente.

Más no se esperó esa reacción, el pequeño príncipe simplemente dio unos pasos cerca de a orilla de la cama y sin dudarlo abofeteó a Tae en el rostro, este se quedó atónito.

-¡Fuera de mi cuarto!-

-¡Claro! ¡Sabes…! - dijo el mayor acariciando el lado donde recibió el golpe - ¡Por mucho menos, he matado a varios!... ¡Voy a cobrarme esta bofetada, su alteza!-

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