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Cada día que pasaba, solo era otro día para recordar lo imbécil que soy, y lo solo que estoy. No era nada lindo.

Iba a visitar a mis amigos con frecuencia, cómo el manco y la pantera, científico canas verdes, la pulga roja, el mago hormiga, e incluso al capipaleta y el come donas, pero me incomodaba la furtiva mirada que Tony me daba.

Ya era sábado, dos semanas cumplidas de la desaparición de él.

La casa era un completo desastre, cajas de pizza por todo el suelo, y la ropa esparcida por el lugar.

-Todo esto es un desastre. - dijo para sí mismo, levantando una de sus camisas con desagrado. -No, claro que no. Yo soy un desastre, un desastre sin Pietro. - suspiró entristecido por el "gran descubrimiento".

De por sí, era desastroso sin él, solo que ahora acabe dándome cuenta.

SESENTA DÍAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora