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El menor de los dos estaba practicando arquería, no iba nada mal, realmente había pensado que se óxido.

Si continúa así... Puede ser capaz de llegar a mi nivel, pensé. Y no me equivocaba.

-¿Que tal? Es lo poco que practique está semana. - mencionó Cameron, teniendo una pequeña sonrisa tímida en su rostro, dejando el arco junto a las tres flechas en la mesa a su lado.

-No eres tan malo como creí que seguirías siéndolo, Cam. - el mayor se acomodó en el sillón, dejando sus gafas colgando en el borde del cuello de su playera. -Pero si quisiera humillarte, lo haría, y patearía tu trasero pero...-

-Lo sé, lo sé. Tu hermoso sokoviano no aparece aún. - respondió sobre las palabras del mayor, dejando mostrar ahora una sonrisa burlesca.

-Gracias por entend...Espera. ¿Hermoso?- los llamativos ojos celestes del actual arquero fueron dirigidos con molestia al cuerpo del menor.

-No puedes negarlo, Hawk. - el rizado encogió sus hombros, permaneciendo con esa misma sonrisa aún. -¿No pensaste en llamar a la policía?

Fijé la mirada en la espalda de Cameron cuando este fue a buscar un par de cervezas para ambos. Mientras, pensaba en darle una respuesta que no fuese tan... denigrante, hacia su pareja.

Si, aún consideraba a Pietro como mi novio.

-¿Cómo decirlo? Llegarían, me harían preguntas sobre lo ocurrido y al circulo amistoso de él también. Buscarán pruebas para etiquetar el caso como secuestro, robo e incluso homicidio si no encuentran quguna respuesta. Después pedirían testimonios, hasta dar con el no hay nada, todo está limpio. Pero, ¡Oh! No están las cosas del mocoso, tampoco él y tampoco su familia. - detuvo su hablar para darle un largo sorbo al alcohol en el interior de la lata. -Abandonarían el caso, como eventualmente hacen y ahí acaba todo. -

-Wow, amigo...¿No crees que su familia tenga algo que ver con eso?- cuestionó, imitando la acción del mayor, dándole un trago corto a la bebida. -Ya sabes, ¡Despareció de la faz de la Tierra!- recargó su espalda en el respaldo del sofá apenas estiró sus brazos, simulando una explosión y con un innecesario ruido de un misil explotando.

-¿Crees que no lo pensé? Claro que sí, pero fui con su hermana, Wanda, y estaba bastante normal desde mi punto de vista. - el agente dejó la lata en la pequeña mesa frente a ambos, apoyando los brazos en sus muslos antes de hablar. -No quiero tomar, intento dejarlo. Quiero recordar cada cosa que pueda servirme, y estar ebrio solo será una importante desventaja. -

-Comprendo, viejito. - en vez, el joven rizado continúo bebiendo de aquella adictiva bebida, cerrando sus ojos momentáneamente cuando vagos recuerdos venían, dónde los protagonistas eran Clint, Pietro, y él.

Cameron no volvió a mencionar el tema, se notaba como a duras penas intentaba hacerme pasar una linda noche, lo cual agradezco demasiado. El castaño siempre decía lo agradecido que estaba conmigo. Él apenas tenía dieciocho años, un desempleado y un pasado lleno de heridas lo perseguían sin descanso.

También sentía que estaba en deuda con Pietro, de cierta manera. Y se notaba que estaba casi igual de consternado por la desaparición del mocoso.

Cameron tiene veinticuatro, el lindo teñido veintidos, y yo, cuarenta años. Siempre nos burlabamos de Pietro, puesto que su hijo, es mayor que él por dos años. Al final, acababamos con una marca del palo de la escoba en el rostro.

Por alguna razón, los tres nos sentíamos una familia. Varios años juntos hizo que el sentimiento cambiara, y que el cariño incrementara.

Sinceramente, Cameron no sabía que pensar sobre do ese lío de la desaparición, separación, e incluso secuestro.

Pero, a sus ojos, Clint estaba hecho un gran lío.

SESENTA DÍAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora