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Cameron reía amargamente cuando vió a Clint durmiendo plácidamente en su sillón. No había tomado, pero en un abrir y cerrar de ojos, el arquero estaba durmiendo.

No debe descansar desde hace un par de días. ¿Y como no hacerlo? En esa situación sería difícil, pensó el castaño mientras juntaba las latas en el suelo, y tomaba los paquetes vacíos de frituras. Pietro siempre le había obligado a ser pulcro con su hogar.

El muchacho negó con la cabeza cuando pensó en diversas explicaciones para saber porque el alterado se fue de la nada. Sin duda, le hacían recordar a esos padres de películas, los que desaparecían cuando se enteraban que debían encargarse de una próxima bendición. Sin embargo, quizás él se haya embarazado, y se escapó puesto que creyó que Clint no lo querría.

Rápidamente descartó esa idea ya que, el platinado, repetía cada que podía lo emocionante que sería formar una gran familia con su pareja.

Volvió a negar, pero está vez con diversión. Al acabar de limpiar todo el desastre, fue hacia su cuarto para recostarse, aunque en la cama haya aprovechado para regañarse por pensar así de su madre.

Cuando despertó, no le sorprendí para nada en no ver a hawkeye por ningún lugar de su casa. Siempre se iba sin decir nada, e incluso, llevándose comida. Pero esto último solo en casos especiales.

-Se fue sin decir nada, ni un adiós. Tal como hizo Pietro con él. - sí, era un comentario duro, pero tan acertado a la realidad.

SESENTA DÍAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora