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Era una decisión dolorosa, pero después de todo lo pasado, tenía que superar a Pietro. Él desapareció, y jamás volvió a dar señales de vida.

Oh claro, solo que yo, Clint Barton, soy un gran antistema con mis pensamientos puesto que, ahí me encontraba una vez más, otra noche sufriendo en silencio por mi amor.

-Pietro, Pietro...¿Que tengo que hacer para que vuelvas?- susurró a la brevedad de haber pausado el vídeo que transmitía su computadora, uno donde estaban ambos disfrutando del primer viaje que hicieron.

Quería tanto verlo, abrazarlo, besarlo, llenarle de mimos y decirle "Mira, mocoso, ¡Cambié! Ya no vuelvas a irte."

Otro maldito e insufrible sábado, lo juro, ya no recordaba cuántos habían pasado desde qu que se fue, aunque para mí, seguían sintiéndose igual, interminables.

Ah, cuánto anhelaba tenerlo conmigo a mi lado. Lastima que, solo seguirá siendo así, una anhelación.

 Lastima que, solo seguirá siendo así, una anhelación

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-Viejo, wow. Estoy entre maravillado, sorprendido y orgulloso de que hayas manteniendo tu hogar en un debido orden. - confesó el castaño, permaneciendo con sus brazos cruzados mientras apreciaba cada detalle de la habitación. -Pero...Me siento más calmado de que estés, y te veas tranquilo después de todo. - aseguró, posando la palma de su mano en el hombro del dueño de la casa, a modo de una satiafactoria caricia.

-Gracias por esos halagos, Cam. - respondió el rubio, dejando la escoba apoyada en la pared a centímetros de los dos, para poder ver al nombrado sin dificultad. -Pero también gracias por ayudarme con esto. Aguantarme, y quedarte conmigo cuando lo necesite. - agradeció, con un tanto de vergüenza, pero sus palabras continuaban siendo sinceras.

Ví como Cameron solo asentía con una gran sonrisa plasmada en el rostro, luego de eso, se quedó un par de minutos más y se despidió, diciéndome que tenía que irse a su universidad.

Yo solo respondí al saludo y apenas cerró la puerta, un bajo resoplido escapó de mi garganta.

Solitario, así se sentía mi corazón una vez más.

SESENTA DÍAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora