SESENTA DÍAS.

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Al separarme del emotivo abrazo, lo tomé por los hombros para voltearlo y observarlo de frente.

-Pasé dos meses sin tí, Pietro. Dos malditos meses, ¿Dónde estuviste?- el rubio no espero respuesta alguna para volver a abrazarlo con mucha fuerza, como si no quisiera que se aleje de sí.

Cuando me separé por segunda vez, identifique en Pietro una sonrisa burlesca, una de esas dónde intentas aguantar tus ganas de reír. Pero con la diferencia que me miraba con una ceja alzada, muy extrañado por mi pregunta.

-Anciano...¿La edad afectó tu cerebro? ¿Tienes alzheimer?- el velocista palmeó con delicadeza la cabeza de su novio, para después, depositar un beso en su mejilla. -Fui a pasar mi cumpleaños en Berlín, con mi familia. - respondió, cruzándose de brazos a la brevedad. -¿Que creías, cielo? ¿Acaso no leíste la nota que te dejé?-

Mis mejillas se pintaron de un rojo carmesí al escucharlo, ¡Incluso más que el teñido cabello de Natasha!

Mierda. ¿Porque en una de mis suposiciones, no pensé eso?

En ese momento, no sabía si reír, llorar, o dividirme la cara para hacer ambas.

Sin embargo, necesitaba descargar mi frustración por todo lo pasado, y no sería precisamente con un saco de box.

-Después podremos hablar correctamente sobre esto, mocoso. - el arquero, pasó un brazo por la delicada cintura del platinado, atrayendolo hacia el propio cuerpo como consecuencia. -Dejame darte una debida bienvenida. -

-...Clint, no. - objetó el menor al notar las claras intenciones que tenía, en un perezoso intento por hacerle cambiar de opinión.

-C-Clint...¡Si! ¡M-Mierda!- pidió el mutado entre sollozos que eran provocados por la constante estimulación en su punto dulce.

-T-Te extrañé ¡Mh! Mucho en e-este tiempo que no estuviste, c-cariño. - murmuró, rozando sus labios por la ya no tan blanquecina piel del cuello de su pareja, llevando sus belfos hacia los ajenos para unirlos en un demandante beso.

Pietro intentaba responder con más claridad a las palabras del mayor, pero en cambio, fueron intercambiadas por sonoros gemidos cuando sin esperarlo, el otro tomó posesión con su boca de uno de sus pezones, sintiendo cómo lamía y estiraba el botón rosado hasta que hizo una leve aparición de sus dientes, donde mordió suavemente.

-Eres tan delicioso...- el arquero soltó un gruñido ante la erótica vista que su pareja le regalaba, por lo que enderezó su espalda y colocó una de las piernas del menor sobre su hombro, dejando en la piel nivea una notoria mordida. -Y solo mío. -

El hombre de hebras rubias comenzó un camino de delicados besos desde el pecho ajeno, hasta finalizar en sus labios con intención de callar los jadeos de ambos, concentrandose en escuchar el morbo sonido que provocaban sus pieles al chocar frecuentemente.

-¡Mh! Clint, e-espera. - el ruso, al ver que el nombrado se mantuvo quieto unos segundos, aprovecho para regularizar su agitada respiración. Sin embargo, jadeó cuando arremetió bruscamente contra su interior sin aviso. -Ve ¡A-Ah! Más l-lento...-

Hawkeye tiró con algo de brusquedad la cabellera ajena hacia atrás, pudiendo conectar ambas miradas dilatadas ante la lujuria y sin más, se acercó a su rostro para lamer lentamente las lágrimas que caían en las mejillas del mutante por el placer dado, provocandole al mismo un ligero escalofrío. Clint sonrió por la reacción, y dirigió sus labios hacia el oído del otro manteniendo esos movimientos toscos y rudos de su cadera.

-¿Quieres que vaya más lento? ¿Estás haciendo oídos sordos a tus gritos pidiendo por más?- murmuró, bajando la mano libre a uno de los glúteos del menor, dando un azote que dejó una marca rojiza de su palma. -...Pero parece que te encanta como entro en ti, abusando de ese punto que nos hace enloquecer. -

El platinado, por inercia, se aferró al cuerpo más robusto cuando el conocido cosquilleo en su abdomen bajo se hizo presente, llevandolo a clavar sus uñas en la piel de la espalda contraria al intentar aguantar sus audibles gemidos.

-Clint, ¡C-Clint! Creo q-que ya...- el menor echó su cabeza hacia atrás, golpeando la platinada cabellera contra la almohada, al sentir llegar su climax.

-T-También ¡Mm! Yo. - susurró, sobre los labios ajenos antes de besarlos con ahnelo, a pesar de dar leves tirones en su belfo inferior. -P-Pietro, ¡Ah! Sigues muy e-estrecho. -

El mayor soltó débiles risas por los demás sonidos que escapaban de su garganta. Presionó con fuerza las caderas del más bajo cuando sintió que las paredes internas del velocista apretaban gustosamente su miembro por el reciente éxtasis de menor, llevando que, soltara un sutil jadeo antes de morder con brusquedad el hombro de su pareja para ahogar su último gemido al terminar dentro de él.

-P-Pietro...Eso estuvo tan bien. - el agente recargó su cuerpo sin poder todo su peso sobre el teñido, para a continuación, repartir pequeños besos en las sonrojadas mejillas del nombrado.

-E-Eres un s-salvaje, Clinton. - se quejó, sintiendo un ligero escalofrío recorrerle al sentir la escencia del mayor escurrir por sus muslos. -Si sigues así, v-vas a dejarme embarazado en algún momento. -

-Amor, ¿No eras tú el que decía cuánto ansiaba tener una familia conmigo? Podemos ponernos en práctica. - el rubio gruñó juguetonamente en el cuello del otro, dejando un suave beso sobre una marca rojiza.

-B-Bueno sí...¡No discutiré esto!- el menor, se sonrojo mucho más al oír las carcajadas de Hawkeye por sus palabras, recibiendo un golpe en su pecho como reclamo. -¡No te rías, anciano!-

-Muy bien, voy a detenerme. - aseguró, dejando escuchar las últimas risas para después, recostarse a un lado de su novio, abrazando su cintura cariñosamente. -Te amo, Pietro. -

El sokoviano sonrió dulcemente, acurrucándose en el pecho del campesino mientras acariciaba con delicadeza su brazo.

-También te amo, Clint. Demasiado. - respondió, con un ligero tono de seriedad. -...Incluso aunque hagas que me duela la cadera por más de tres días. - afirmó, ahora siendo él quien reía por el rostro que el anterior nombrado colocó. -¡No! ¡No! ¡Cosquillas no! ¡Hades! ¡Come la mano de tu padre!-