SESENTA DÍAS.

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Domingo por la tarde, de seguro sería otro día más dónde no sabría que otra cosa hacer para distraerme, aunque nunca faltaba la vieja confiable de ver películas mientras comes lo primero que encontraste en la cocina.

Extrañamente, lo que miraba hace más de una hora, era una película romántica.

La trama era el típico cliché. La chica nueva conoce al chico malo de la preparatoria. Primero se odian, pero luego acaban amándose sin ninguna razón aparente, provocando que todo termine feliz y de color rosa.

O tal vez no, porque noté algo en esa pastelada película de segunda categoría. Esa chica, siempre era celada por el muchacho que fingía no tener ningún interés en ella. Y, eventualmente, la mujer parecía ser arrastrada a ese mundo lleno de odio y baja autoestima, que al principio creía tener.

Pero, en un acto de revelación, o también un golpe de buckyisus, encontré una cierta similitud con esa relación...Aunque no era tanta, si me preguntan.

-¡Dios! ¡Soy tan idiota!- gritó para sí mismo, golpeando inconscientemente el almohadón a su lado.

Por mis celos, el único amigo, o lo que sea que fuera el chico arácnido, que conocí por Pietro, era Peter. Después estaba Cameron, claramente, y al final, los vengadores.

-Tanto de su universidad, como trabajo, no conocí a nadie...- se sentó rendido nuevamente en la cómoda cama, pasando una mano por la cabellera rubia sin evitarlo. -Pero no porque el mocoso no los mencionara...Fue por me molestaba que hablara de ellos y con ellos. -

-Puede que, si dejo de ser celoso y posesivo, volverá. ¿No?- antes de que pudiera seguir cuestionandose, el sonido de una alarma en su teléfono, le indicaba que era hora de ejercitarse un poco.

Por suerte, tenemos un cuarto con uno que otro equipamiento para entrenar. Siempre éramos él y yo allí, contando alguna anécdota mientras nos ayudabamos mutuamente, o solo estar en silencio, sin ninguna queja de por medio, porque estar juntos era suficiente.