Capítulo 0

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Jadeo cuando su entrada fue invadida por el pene de plástico. Bombeo su falo, al mismo tiempo que sacaba y metía el juguete de su cuerpo.

Sollozo al sentir como acariciaba superficialmente su próstata; necesitaba algo más largo, más grueso, más pesado. Con desespero, consiguió un ritmo más violento, necesitado. Su boca soltaba gemidos frecuentes, incluso sentía como la saliva resbalaba por las comisuras.

Tony gritó cuando su pene tembló, anticipando su inminente orgasmo.

El juguete hacía su trabajo, mientras su mano no dejaba de acariciar su miembro. Masajeó el tronco, para terminar en la punta, en el glande, dando vueltas, apretándolo, rozandolo.

-—¡Ah, mierda! —Su respiración sonaba alterada, sus músculos se tensaron, su mente se puso en blanco. El orgasmo arrasó con su cordura.

Soltó un largo gemido, al mismo tiempo que se corría en las cobijas y su entrada se aferraba al pene de plástico, como si quisiera exprimirlo.

Cerró los ojos disfrutando la sensación en su piel, en su entrada. Sonrío ante su liberación.

—Mmmmm... —Perezoso, se acostó boca arriba, sacando el juguete y dejando su miembro, ahora flácido, al aire libre—, necesito a un Alfa.

Algo en su mente le reprochó. ¿Qué Alfa querría estar con otro Alfa sin creer que era algo enfermo y anormal? Se mordió el interior del cachete ante lo desalentador que era la estúpida jerarquía.

Relajado, dejó que el sueño lo arrastrará. No quería seguir dándole vueltas al asunto.

A Tony le encantaba ser invadido de esa manera, y le valía una mierda si estaba bien o no.

Por un momento, en medio de su inconciencia, un rubio, alto, y fornido Alfa llegó a su mente.

El Capitán América era su mayor fantasía.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora