Capítulo 14

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Luego de unos días, y gracias al suero, Steve salió del hospital.

Los demás vengadores actuaron como si nada hubiera pasado entre el rubio y el genio.

Ambos líderes lo agradecieron.

—¿Cómo se ve? —Preguntó el castaño, sintiendo como Bruce tocaba la mordida en su cuello.

—Se borrará antes de lo previsto. —La gran sonrisa de Banner no llego a Tony.

El castaño se cubrió, para después agradecerle a su amigo, ignorando la mirada inquisitiva del científico. Con la cabeza llena de pensamientos, Tony salio del laboratorio de Bruce.

Algo no estaba bien con él.

—Buenos días, Tony. —En la cocina, como era de esperar, estaba el soldado; seguramente cocinando uno de sus tantos desayunos saludables. Ugh.

—Buenos días, Cap. —Admiro la silueta del rubio. Debía admitirlo, Steve era un Alfa que imponía respeto.

Era alto, fornido, bien parecido.

Sus ojos llegaron a su cuello. Blanco, con la piel libre de marcas. Tragó con fuerza.

—¿Quieres desayunar? —Preguntó el Alfa ignorando los pensamientos de Anthony.

Éste, aun confundido, miró hacía otra dirección. Sin darse cuenta, su mandíbula hormigueaba.

Quería morder... Quería marcar a Steve.

—No, gracias. —Contestó con prisa.

Los ojos azules de Rogers lo analizaron.

—¿Estás bien? —Steve de repente estaba preocupado. Algo en Tony le parecía raro.

Los últimos días, el castaño parecía ido, inmerso en sus pensamientos.

—Si. Todo está bien. —El millonario dio por terminada la conversación.

Ambos se quedaron sumergidos en un silencio incómodo. Tenían tantas dudas, pero ninguno se atrevía a preguntar.

Los segundos pasaron. Stark jamás fue de las personas que se quedarán calladas.

Él decía lo que quería sin tapujo alguno.

—Steve... —El soldado le puso toda su atención—, Bruce dijo que la marca se borraría.

Rogers sintió como su Alfa interno se revolcaba en la desesperación. Sin pensarlo –casi–, Steve ya consideraba a Tony como suyo.

Su pareja.

Las manos callosas del filántropo en sus mejillas lo sacaron de su mundo. Admiro las facciones del Alfa. Era hermoso, era único... Era suyo.

—Steve. —Los ojos de Anthony mostraban decisión—. Cuando la marca se borre...

El soldado pensó lo peor.

Tal vez Anthony estaba molesto.

Tal vez si le molesto su actuar.

Tal vez... Tal vez...

—Quiero que lo hagas de nuevo. —Termino el genio.

El Capitán tardo en procesar la información. Lo dicho no era lo que esperaba; creyó que todo era producto de su desesperada mente.

—¿Qué?

—Quiero que me muerdas, Rogers.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora