Capítulo 21

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Después de que Banner inyectará un supresor en Nat, Tony se excuso para ir arriba.

Temblaba por cada escalón que subía.

Tenía miedo de lo que pudiera encontrar en una de las habitaciones. Su respiración era apresurada.

El aroma de Carter ahora era mucho más suave, por lo cual las náuseas ya no estaban.

—¿Steve? —Miro fijamente la puerta del fondo. Ahí estaba el olor de Sharon. Estaba dispuesto a entrar cuando escucho una voz.

—Tony. —Volteo rápidamente para ver a Steve— ¿Estás bien?

El castaño inmediatamente corrió hacia el soldado y se aferró a él. Steve no estaba con ella, Steve no...

—Eres un estúpido Rogers. —Stark le dio un puñetazo en el pecho—. Pudiste dejarla ahí.

—¡Tony! —El Alfa de ojos azules acarició el rostro de su pareja—. Le inyecte un supresor mío. Los suyos no funcionaban.

Tal parece que Sharon se había acostumbrado al químico de sus supresores. Necesitaba algo más fuerte. Ese era el problema de los medicamentos; tu sistema se hacia inmune conforme lo consumias. Por ello, los médicos recomendaban conseguir una pareja lo antes posible o contratar "ciertos" servicios.

—Bruce ahora está controlando a Romanoff. —Tony bajo la mirada—. Brucie parecía dolido.

—No fue la intención de Nat. —El rubio miró la puerta—. Todo sucedió muy rápido.

Stark detallo los gestos de Steve. Sí Natasha reaccionó así, él...

—¿Y tú? —Preguntó. El soldado parecía curioso por lo que Tony quería decir— ¿No sentiste...?

El Alfa de cabellos claros negó ante la idea que Tony se estaba formando en la cabeza.

—El aroma de Sharon me pareció... —Steve no sabía cómo explicarlo. Había sido una reacción bastante extraña, pero en cuanto percibió las feromonas de la Omega, sintió que su Alfa interno gruñía incómodo, era como si el celo de la rubia le molestará en sobremanera. Sólo recordaba sentir mucho asco y querer encerrarla para que el aroma desapareciera o mínimo abandonará sus pulmones.

—¿Repugnante?

El capitán asintió ante las palabras de su pareja.

Tony sonrió ante lo dicho. Steve también lo había sentido; el aroma de un Omega ya no parecía ser un problema, porque si Rogers sentía lo mismo que él, eso quería decir que el único aroma que podía aceptar era el suyo.

•••

Bruce miraba a una dormida Natasha.

Entendía que era una reacción natural entre un Alfa y un Omega en celo, pero no por ello dejaba de doler.

Tendrían que hablar y aclarar muchas cosas, pero por el momento, sólo se dedicaría a cuidarla.

—¿Estás bien? —Clint entró al laboratorio del científico y miro a la Alfa en la pequeña cama.

—Si, estoy bien. Le puse un sedante. —Explicó ante la curiosa mirada del arquero.

Ambos se quedaron en silencio.

—Nat de verdad te quiere. —Dijo el rubio adivinando los pensamientos del Beta—. Sabes cómo es esto de...

—Lo sé. —Banner sonrió con tristeza—. Pero duele.

El científico acarició el rostro de la pelirroja. Él también la quería.

Barton suspiró con cansancio.

Todo había pasado bastante rápido.

•••

Después de 4 horas, Nat despertó sintiéndose mareada.

Recordó después de algunos segundos lo que había pasado. Abrió los ojos con incredulidad y se pregunto si realmente había hecho eso.

Paso una de sus manos en su cabello y soltó el aire que estaba reteniendo. Comenzó a sentirse culpable por lo que había pasado.

Por Bruce.

—¿Te duele algo? —El científico que daba vueltas por su cabeza apareció con una charola llena de comida—. Tienes que comer.

Nat dejo que Bruce pusiera la charola a un lado.

Lo miro por varios segundos tratando de leer sus pensamientos.

—Bruce. —En cuanto lo tuvo cerca, lo tomó de la muñeca y lo obligó a verla—. Perdóname.

Banner se quedó paralizado por un momento, después negó con la cabeza.

—No tengo nada que perdonarte. —Tomó la mano de la pelirroja y la llevo a sus labios para dejar un tierno beso—. Estuve pensando en la situación. Nat, entiendo que reaccionarias de esa forma...

La Alfa escuchaba atentamente las palabras del Beta.

—Pero... —Bruce soltó un suspiro—, sabía que algo así podría pasar.

—¿Bruce?

—Sólo dime que me amas y yo me mantendré a tu lado. —Suplicó un triste e inseguro hombre.

Romanoff lo tomó de las mejillas y lo beso. El científico correspondió el gesto, aferrandose a la mujer.

—No volverá a pasar. —Nat lo abrazó—. Te doy mi palabra.

Banner se dejó mimar por un rato, olvidando sus inseguridades.

—Te amo Bruce. —La Alfa se restrego en el cuerpo del Beta impregnandolo de su aroma.

Bruce le susurró un bajo "yo también te amo".

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora