Capítulo Final

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Llegando al noveno mes, no era para menos que todos estuvieran más preocupados.

Según Bruce, Betty y cualquier doctor, sólo era cuestión de días para que los cachorros de la pequeña manada nacieran.

Los vengadores estaban en espera de esos bebés, sin embargo, Fury tan ocurrente como era, les encomendó una misión de última hora.

Y si bien Steve estaba incluido, no había poder divino que lo alejara de Tony. Incluso Nat, Thor, Clint y Bruce abogaron por él para que quedara fuera de esa repentina orden.

Anthony se sentía más aliviado. Le daba un terror colosal pensar que podría pasar por el parto él solo.

Aunque jamás lo admitiría.

Así, quedando Natasha como la líder de la misión, partieron con los nervios a tope.

—Dicen que llegaran lo más pronto posible. —Steve camino hasta el castaño, se posicionó atrás de él, y con cariño, sobo los costados del abultado vientre, con suavidad, buscando la comodidad de su pareja— ¿Estás bien?

Tony se tragó un suspiro.

Las contracciones, que antes eran cortas y entre largos lapsos de tiempo, ahora eran constantes y largas.

Y por ende más dolorosas.

—Si, estoy bien. —Tony trató de sonreírle, pero estaba bastante cansado como para hacerlo.

Steve beso sus cabellos. Se sentía tan inútil en ese momento.

No podía hacer nada más que estar al pendiente de su pareja y dándole suaves masajes en las cadera y el vientre. Eso parecía aliviarlo momentáneamente.

Ambos siguieron caminando por la habitación, Steve detrás de Tony, siempre besando sus cabellos oscuros.

—Tengo que tomar un baño. —Susurró Stark.

Steve sintió que su Alfa se retorcía angustiado. Comenzó a sentí ansioso. ¿Y si se caía?, ¿y si en medio del baño las contracciones aumentaban?, ¿y si...?

—Entra conmigo. —Sugirió el castaño al ver el rostro de circunstancia de su pareja.

Rogers suspiró asustado. Ni siquiera estaba seguro de poder hacer algo tan simple como eso.

Tratando de mantener el control, Steve preparó el agua, desvistió al castaño, y finalmente, se metieron a la tina con sumo cuidado.

Steve fue el mejor soporte para Tony en ese momento. Después de asear al genio, lo seco, lo vistió y de nuevo volvieron a la caminata tranquila.

Steve no dejaba de acariciar el vientre de su pareja.

—¿Te duele mucho?

Anthony se guardo la palabra que tenía en ese momento. No quería insultar a su pareja, sabía que estaba preocupado, así que no quería ser grosero.

Cuando estaba por contestar, una contracción lo hizo doblarse.

—¿Tony?

—Creo... —Anthony tragó con fuerza—, creo que ya es hora de ir al hospital.

•••

La doctora Ross les había dado la indicación de ir al hospital más cercano. Ahí estaría ella, así que se encargaría de tener todo listo para el parto.

Y efectivamente, cuando llegaron, Betty dio la indicación de dejar una sala completamente vacía, pues Tony seguía sin soportar el aroma de otros. También había dicho que sólo doctores Betas podían atender al genio.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora