Capítulo 2

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Tony sonrió en cuanto Rogers salió del taller. Estaba molesto, su olor picaba, signo claro de su creciente ira. Anthony se divertía provocando al Capitán. Claro que si.

—Estás demente Stark. —Se auto recriminó.

Se llevó las callosas manos a sus cabellos y los revolvió. Tenía calor, específicamente en el vientre, recorriendo su pelvis, llegando ligeramente a su pene.

Jadeo necesitado. Necesitaba una gran polla.

—"Señor, la señorita Potts trata de comunicarse con usted".

Asintió con un gesto cansado. Adiós diversión, hola estrés.

Pronto la pantalla enfrente suyo dejó ver a una molesto beta.

—"Tony, no podré ir a comer".

—¿Disculpa? —El castaño puso toda su atención a la pantalla.

—"El idiota de Hammer intervino en una de las juntas de la empresa y se encargó de llenar el lugar de ideas terroristas". —Pepper gruñó bajo—."Cancelaré el armamento que se encargó de envíar".

Tony frunció el ceño.

—Iré enseguida. —Iba a patear el trasero de Justin.

—"Claro que no". —Los ojos claros de Virginia de repente eran amenazantes—. "Por si no lo recuerdas, tu celo llegará en estos días".

Ah, por eso el cosquilleo en el vientre.

—Pero...

—"No necesito a un Alfa irracional en medio de todo esté caos". —Su amiga le dio una mirada cansada—. "Yo me encargó".

A Tony no le quedó otra que creer en Pepper.

•••

Steve golpeaba con fuerza el saco de boxeo, el cual bailaba de acuerdo a la intensidad con la que era agredido.

Su mandíbula estaba tensa, al punto de poder quebrar sus dientes. Su piel estaba sudada, producto de las 4 horas en movimiento.

La velocidad aumento, otra vez, y con ello, el saco salió volando. Al terminar en el suelo, la arena salió de él.

Estresado, fue por el siguiente.

—Formaras una montaña en la torre. —Desde las sombras, apareció Romanoff.

Su aroma imponía, de una forma más discreta que la del Capitán. Era un aroma fuerte pero ligero, muy diferente al de él, al de Tony o incluso al de Thor.

—Creí que estabas en una misión con Clint. —Steve limpio su sudor e hizo una mueca de dolor. Le ardían los nudillos.

—Llegamos antes de lo previsto. —Felinamente, la pelirroja camino hasta el ring—. Temíamos que Stark y tú se mataran en nuestra ausencia.

Lo último que quería hacer, era matarlo.

—No ha sucedido nada.

La espía alzó una ceja, mientras veía los sacos arrumbado y rotos.

Steve soltó una largo suspiró.

—Deberias saber que Stark sólo quiere tu atención.

Las palabras de Nat lo dejaron dudando. Stark pidiendo atención era lo más tonto que había escuchado.

—¿Por qué la querría? —Preguntó al mismo tiempo que ladeaba su cabeza extrañado.

—Steve... Nuestro puro Capitán. —Romanoff lo miro burda—. Tony gusta de ser dominado.

Con eso en el aire, la pelirroja salió del lugar, no sin antes dar unas amistosas palmadas en el hombro del paralizado rubio.

El soldado miraba a la nada.

Sus piernas temblaron ante la idea de tener al genio sometido entre su cuerpo y una muy cómoda cama.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora