Capítulo 17

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—En resumidas cuentas... —Nat levantó una ceja—, están juntos.

Tony asintió mientras sentía como Steve tomaba su mano con más fuerza, brindándole seguridad.

El rubio espero algún mal gesto por parte de sus compañeros –Clint, Natasha y Bruce, por qué Thor parecía estar muy ocupado en Asgard–.

—Bueno. —Barton se estiró en el sofá—. Aclarado el punto, hay que pedir pizza.

Natasha asintió, tenía bastante hambre como para rebatir, Bruce, por su parte, sólo sonrió tan pacífico como siempre.

Anthony esperaba algo más, no gestos desinteresados, como si todos lo sospecharan.

—¿No les molesta? —Porque era Tony y no podía quedarse con la curiosidad.

—No es algo nuevo. —Aclaró la espía.

Bruce se encogió de hombros—. No son muy discretos chicos.

Steve sintió sus orejas calientes.

Clint evito decir que con lo que había visto en la mañana, era más que suficiente.

Ambos Alfas se miraron con incredulidad. Al menos por el equipo no tenían que preocuparse.

Dejaron que la tensión se desvanecerá, pidieron la pizza y se dedicaron a comer en equipo. Todos con diferentes anécdotas por contar.

Anthony se sentía de cierta manera aliviado.

—Tony, ¿estás bien? —Rogers lo miro preocupado ante su mutismo. Él jamás fue alguien que se quedará callado.

—Lo estoy. —Le regalo una sonrisa, y para sorpresa de Steve, le robo un beso.

—Ugh, no muestras de cariño en público.

Natasha pellizco el brazo de Clint y lo reprendio.

—Dejalos ser. —Les guiñó el ojo cómplice—. Después de todo, Tony acepto abiertamente estar enamorado de Rogers.

Stark carraspeo incómodo.

La sonrisa del soldado bien valía la pena. Fue lo último que pensó el castaño.

•••

Aceptarlo había sido el primer paso, después de días, Thor los felicito en cuanto se enteró de la noticia, sobre todo, al Capitán a quien acuso de estar desprendiendo testosterona marcando territorio.

Tony descubrió de manera gratificante lo posesivo que podía ser Steve.

—¿Qué es lo que dibujas? —El Alfa de cabellos claros guardo el cuaderno en su espalda.

—Nada.

Por supuesto el genio no le creyó.

Decidió ignorar por el momento lo que Rogers le escondía, le sonrió y se sentó en las piernas del soldado.

—Steve... —Beso sus labios sensualmente—, estaba pensando que podemos ir a la habitación... Y aprovechar la soledad de está.

Rogers parecía hipnotizado por el castaño.

—Tony... —Sus ojos azules hicieron contacto con los oscuros de Stark.

—La marca desapareció. —Y para darle más credibilidad, ladeó su rostro, mostrando manso su cuello, libre de mordida.

El rubio tragó fuerte.

—Márcame beloved. —Susurro en los rojas orejas del Alfa.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora