Capítulo 6

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Tony podía sentir como una parte de él se negaba a estar entre los brazos del rubio. Su Alfa interior se reusaba a ser sometido, pero al mismo tiempo, pedía por más.

Quería sentir al soldado dentro suyo, que se subiera en su cuerpo y lo dominará como tanto fantaseaba.

Sin embargo, no todo era tan fácil.

—Tony. —Soltó en un gruñido el Alfa de cabellos claros, buscando la boca del genio, quién se encontraba recargado en la pared, con la espalda pegada a su pecho, levantando más las caderas y pegando su voluminoso trasero a su pene ya erecto—. Calma.

Anthony jadeo despacio, en desacuerdo por las palabras del Capitán. Él no quería ir con calma, él quería que todo fuera rápido, rudo, sin control, sucio. ¿Era mucho pedir?

—Rogers. —Tony se dejó besar. Lo más que se podía en esa posición—. Jodeme, hazlo, tómame.

Steve dio una estocada con el pantalón aun como barrera. Tony gimió acalorado.

Lo quería dentro, lo quería ya.

—Mierda. —El castaño se restrego más contra el falo necesitado. Le encantaba cuando Steve olvidaba el bendito lenguaje.

Las manos de Rogers cobraron vida. Viajaron por la espalda hasta llegar al trasero del Alfa de cabellos oscuros. Coló sus dedos en la separación y se detuvo en la entrada anal. Soltó un gruñido extasiado. Con cuidado, casi con ternura, introdujo un dedo.

—¡Steve! ¡No...! —El castaño dejó caer su cabeza en el hombros del rubio. Su entrada se contrajo en el dígito.

Steve no se cansaba de besar todo lo que estuviera a su alcance al mismo tiempo que preparaba al hombre en sus brazos. Se sentía tan apretado. El tan sólo imaginar su pene en ese lugar lo hacía delirar de lujuria.

—Calma. —Con la mano izquierda, la cuál estaba anteriormente en la cintura ajena, se fue al cuello bronceado y lo acarició, disfrutando de los sonidos que pasaban por ahí—. Ya casi.

Introdujo un segundo dedo. Tony sentía sus piernas temblar.

Sus dientes salieron con la intención de defenderse. No lo hizo, el cuerpo de Anthony no entendían que Tony quería eso.

Por eso maldecia su naturaleza Alfa.

—Steve, ya. —Lloriqueo mientras sentía su entrada ser dilatada ahora por tres dígitos.

Odiaba no ser un Omega en ese momento. Si lo fuera, no sería necesario tanta preparación, tanto cuidado. Además, estaba seguro que de ser un Omega, ese gran y viril Alfa ya estaría jodiendolo en la gran cama que no dejaba de burlarse de él.

Steve bajo la parte delantera del pantalón, sólo dejando su pene al descubierto. Lo tomó y lo guío al orificio ya dilatado. Abrazo el cuerpo del castaño, se aferró a él ante las sensaciones de placer que recorrían su cuerpo

Era delicioso, apretado, caliente.

Tony gruñó ante el ardor que sintió. No era lo mismo que el vibrador. Este era caliente, mojado, diferente.

Con delicadeza, Steve dio la primera estocada. Tony tembló y se aferró a sus fuertes brazos.

—Más... —Pidió Tony al mis tiempo que se movía ligeramente—. Más Steve.

—Tony... —Una segunda estocada, lenta, tratando de sacar de quicio al genio.

Stark sintió como un sollozo salió de sus labios. Era una tortura. Él no tenía la paciencia de ir despacio. Él no era frágil, él no quería suave.

Y como si sus pensamientos hubieran sido escuchados, Steve empezó a tomarlo de verdad.

Sin aviso alguno, las estocadas se tornaron rápidas, duras, violentas; Tony jadeaba, gritaba conforme lo sentía golpear un punto en su interior.

—¡Dios, Tony! —Y sin salir de él, y con un movimiento constante de pelvis, Steve lo llevo a la cama que no estaba tan lejos de ellos.

Dejó que cayeran en el suave lugar. Tony debajo de él. Tomó las caderas del castaño y las levantó al mismo tiempo que él salió.

—¡Steve! —Reclamó en un gruñido gutural el millonario.

No dejó que se quejara de nuevo. Entró de un sólo golpe.

Stark se aferró a las cobijas.

La cama comenzó a mecerse conforme las penetraciones se hacían constantes y con un ritmo salvaje.

—¡Ah! —Anthony sintió como los dientes de Rogers raspaban su piel. Por instinto, sus manos cubrieron su cuello—. No. —Jadeo apenas, con voz audible.

Steve, no contento con la negativa del moreno, lo jalo de los brazos y lo manejo a su antojo. Su fuerza era mucho mayor a la de Tony, así que manipularlo no era difícil.

Tony sentía su cabeza en blanco, sólo disfrutando del pene de Steve dentro suyo.

Cuando los golpes en su próstata no fueron suficientes, hizo el ademán de liberarse para acariciar su pene.

—Steve, por favor... —Suplicó.

Rogers aumento el ritmo de sus estocadas, y cuando se sintió próximo a terminar, salió completamente del genio. Tony iba protestar, pero Steve lo giro sobre su cuerpo dejándolo boca arriba.

—¿Qué...? —Hecho la cabeza atrás cuando sintió la boca del soldado en su glande, rojo y mojado. El soldado succiono y lamió por algunos segundos, disfrutando de la textura. Gritó al mismo tiempo que el orgasmo arrasaba con él.

Dios, Steve seguía lamiendo sobre su corrida.

Calmando su respiración y disfrutando de los mimos que Steve le daba, miró el techo de la habitación.

Se sentía en otro mundo. Uno más placentero, sin estereotipos o estúpidas ideas.

—Tony. —El Alfa de cabellos rubios subió por su cuerpo besando todo el camino—. Tony.

Stark se dio cuenta de la erección del Capitán.

Lento, tomó el falo entre sus manos. Steve jadeo.

Tony beso los rojos labios del soldado, y simultáneamente, acariciaba el tronco para pasar al glande. Rogers era muy sensible ahí, Anthony se dio cuenta.

Con unas cuantas caricias más, una sensación espesa lleno la mano del genio.

Se besaron un rato más, hasta que el Alfa de rango superior introdujo de nuevo los dedos en su entrada.

—Quiero más. —La voz de Tony lo sedujo—. Steve...

El Alfa rubio se hundió de nuevo en su cuerpo.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora