Capítulo 1

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Agudizó su sentido del olfato cuando Tony salió del ascensor. El tan característico aroma a granos de café con canela lo estremeció.

—Buenos días, Cap.

—Buenos días Stark. —Dirigió su mirada al libro, fingiendo ignorar al genio. Sintió su presencia muy cerca de él— ¿Se te ofrece algo?

Cuando despegó sus azules pupilas de las letras, lo encontró sonriendo divertido, incluso misterioso. Su Alfa interno gruñó, pero no era en disgusto.

—Necesito que vayas al taller.

—Yo jamás entró al taller. —Lo reto con la mirada. Tal vez instinto.

—Ahora lo harás. —Stark se enderezó, se cruzó de brazos, y muy ligeramente, desplegó su esencia. Steve tenso la mandíbula.

Fue muy mala idea poner a dos Alfas al mando.

—Stark...

—Haré un nuevo traje. —Tony puso ojos inocentes—. Te gustará.

Rogers rodó los ojos cuando lo último había sonado muy sugerente.

—Iré en una hora.

—En una hora veré a Pepper. —El castaño le dio la espalda—. Te espero en 5 minutos.

El rubio sintió como su cuerpo se tensaba. Tanto por la orden, y por el hecho de que el Alfa de cabellos oscuros vería a la Beta.

Le irritaba de sobre manera la cercanía que tenían esos dos.

Molesto, dejó el libro en la pequeña mesa y subió.

Dentro del ascensor, Steve sólo pensaba en Anthony. Era un Alfa, cierto, pero era más pequeño que el promedio, incluso él le ganaba por una cabeza. Su cuerpo era... Una gran tentación. Tenía caderas estrechas, cintura remarcada, trasero bien proporcionado... Muchas veces Steve se reprochaba por pensar como lo hacía.

Él no podía perderse en los ojos de ese sujeto, ni sentirse atraído a su sonrisa ególatra, ni mucho menos, querer escucharlo gemir su nombre.

Suspiró frustrado. No, eso no era... Normal.

—"Capitán Rogers, el señor Stark lo espera".

—Gracias, Jarvis.

En cuanto llego a la puerta, está se abrió mostrando al castaño. Miraba algo concentrado; Steve no entendía qué.

—Quítate la camisa. —Ordenó de nuevo el genio, sin mirarlo todavía.

—¿Qué? —Steve retrocedió espantado.

—Vamos. —Tony al fin lo miro. Sus ojos se encontraban llenos de diversión—. No seas pudoroso.

El rubio, receloso, se quitó la camisa como el castaño pidió. Sus músculos se notaban tensos.

Ignorando ese hecho, Tony se acercó y lo observó por largos minutos.

Steve no perdía de vista al contrario.

Se sobresalto cuando las frías manos de Stark lo tocaron. Sus hombros, sus brazos; los palpó al mismo tiempo que asentía. Luego, arrastró sus dedos hasta su abdomen, pasando por los pectorales. Casi suelta un jadeo por la estremecedora sensación.

Paró en el vientre. Tony lo miro pícaro.

—Jarvis.

—"A la orden señor". —Steve fue escaneado, al mismo tiempo que Tony se alejaba.

No entendía nada.

—¿Qué...?

—Ya tengo tus medidas. —Stark le sonrió burdo—. Te puedes ir.

El Capitán frunció el ceño confundido, después molesto, luego irritado.

Tony era un... Suspiró por segunda vez.

Con enojo, tomó su camisa del suelo y salió rápido del taller.

Le dolía la bendita erección en los pantalones.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora