Capítulo 10

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¿Estaba haciendo bien?

Tony miro a la nada, preguntándose si lo que habían hablado estaba bien, para ambos. Desde que tuvieron "la charla", Steve se había comportado más distante, parecía más distraído y su humor no era el mejor.

¿Estaba dudando de sus sentimientos?

Anthony sintió una pesada presión en su pecho.

—¡Tony! —La voz de Pepper lo exaltó.

—Pepper, casi me matas del susto. —Y para sostener su punto, puso una mano en su pecho, respirando más rápido.

La Beta rodó los ojos. Algo tenía su jefe/amigo.

—Escupelo, Tony. —Con elegancia, se sentó enfrente del Alfa y espero pacientemente a que esté comenzará con todo ese enredo de pensamientos que, seguramente, estaban empapados de inseguridades.

El genio dudo, pero, ¿quién mejor que Virginia para regañarlo?

—Bueno, es más difícil de explicar. —Llevo una de sus manos al cuello y sobo, tratando de quitar el nudo tan molesto que se formó—. Pase mi celo con compañía.

—¿Y eso desde cuándo es difícil de decir?

—Lo difícil no es decir eso, lo difícil es decir con quién.

Ahora Potts no entendía al castaño.

—Steve paso el celo conmigo.

Lo había dicho. Suspiro como si un peso en sus hombros hubiera desaparecido.

Espero pacientemente por el regaño de Pepper, pero éste jamás llegó.

La miró con una ceja arriba, esperando por alguna reacción.

Sólo tuvo una sonrisa emocionada.

—¿Te corresponde? —Pepper de repente parecía ser la niña que es feliz porque sus protagonistas se quedarán juntos—. Eso te tiene en las nubes ¿cierto?

Anthony se enderezó y la miró escéptico.

¿Qué?

—Espera... ¿No te resulta raro? —Preguntó incrédulo.

La Beta lo miro por largos segundos, hasta que su rostro tomó una mueca de enojo. Ahora sí venía el regaño.

—¿Qué le dijiste, Tony? —Porque Pepper lo conocía perfectamente, y sabía, sin preguntar, que la había cagado.

Sonrió nervioso. Esa mujer daba miedo.

—La verdad. —Empezó—. No me importa que me tachen de enfermo por querer a otro Alfa, pero, Steve es diferente.

—Si piensas que eres un enfermo por amar, empezamos mal Stark. —Pepper parecía querer molerlo a golpes— ¿Qué fue lo que te dijo?

—Acepto mis condiciones de no decirle nada a nadie, pero, tal vez ni siquiera estamos saliendo, aunque me lo había pedido. —Tony tenía un gran enredo—. Esta distante, serio, incluso evita estar a solas conmigo.

Virginia respiró con fuerza. Tony era tan idiota.

—Dejame ver si entiendo. Pasaron tu celo juntos, te pidió que salieran, pero tú le dijiste que ser Alfas estaba mal y que lo mantuvieran en secreto, ¿me faltó algo?

—No, teóricamente fue todo.

Pepper hizo un puchero.

—Dios Tony, eres un imbécil.

El castaño dejó que su cabeza azotara contra la mesa.

—Lo sé.

—¿Por qué, Tony? ¿No es lo qué querías? —La mujer no entendía.

—No soy un Omega, Pepper. —La voz de Tony se escuchaba decaída—. Él y yo no podemos enlazarnos porque no se puede. No puedo llevar su marca, ni él la mía, ¿cómo se supone que voy a estar tranquilo?

Virginia siguió escuchándolo.

—Además, todo mundo asegura que nuestro instinto es más. En cuanto aparezca su Omega, el que el destino escogió para él, me dejará, dirá que fue un error y no voy a poder culparlo, ni siquiera voy a odiarlo.

Su amiga sonrió con tristeza.

—A mi me parece que estás siendo egoísta.

Tony la miró con sorpresa— ¿Escuchaste lo que dije?

—Si, tienes miedo a que él te deje, pero no estás viendo desde su perspectiva. Es exactamente lo mismo, ¿puedes pensar en que Steve siente el mismo temor que tú? —Stark bajo la mirada—. Pero el Capitán quiso dar el paso y arriesgarse, porque para él lo vales y está muy seguro de lo que siente por ti.

El genio gruñó ante el descubrimiento.

—Tony, lo único que estás provocando ahora, es que él se sienta inseguro. —La pelirroja continuó, aunque lo próximo sonara duro—. Y lo estás orillando a que busque en otro lado la confianza que tú no le estás dando.

•••

Steve se sentía sin ánimos de nada. El amor era más complicado de lo que había imaginado.

—¿Sucedió algo? —La espía se sentó a su lado, arriba del cuadrilátero.

—No, está todo bien.

Nat lo miro y sonrió. Steve siempre guardando todo para él.

—Bueno, si es así, ¿por qué no le hablamos a Tony y le decimos que está noche es de películas?

El rubio carraspeo incómodo.

—Prefiero dormir temprano.

La Alfa asintió. Tony era lo que estaba rondando en esa cabecita rubia.

—Pense que ahora estarían juntos, como toda pareja de enamorados. —Natasha vio la sonrisa triste del Capitán. Realmente le rompió el alma. Steve merecía olvidar todo tormento y vivir feliz por una vez en la vida.

—Tony no está seguro de mis sentimientos. —Sus ojos azules estaban opacos—. Tal vez, no soy suficiente o debería esforzarme más.

Nat negó.

—Tú no tiene culpa de nada. —La pelirroja apoyo su mano en el hombro—. Creo que tú ya diste el paso. Ahora le toca a Tony.

—Me siento mal. —El soldado escondió su cara entre sus manos—. Me he portado distante estos últimos días, y me duele ser así...

—Pero sientes que sólo se trata de un juego.

Steve asintió. Se sentía molesto por ser tan impaciente y dejarse llevar esa vez. No debió aprovecharse del celo de Tony, no debió decirle lo que sentía en la primera oportunidad, no debió presionarlo.

—No quiero ser una noche más, Nat.

Tal vez, sólo tal vez, Tony se sentiría menos presionado si su relación se basará simple y exclusivamente en sexo. Pero Rogers no quería eso.

—No mereces ser una noche más. —La pelirroja abrazo los grandes hombros del soldado, casi maternalmente—. Todo se arreglará Steve. No tienes que sentirte culpable de nada.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora