Capítulo 22

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—¿Cómo te encuentras? —Steve dejó la charola llena de comida en la mesa de noche, mientras se sentaba a un lado de la cama.

Sharon le sonrió algo débil.

Se encontraba agotada. Aun sentía su piel sensible y algo de calor en el vientre.

—Mejor. —La rubia le agradeció la comida. Su estómago gruñó.

Estuvo encerrada en esa habitación por los últimos tres días. El doctor Banner la había revisado en ese lapso de tiempo. Le había dado supresores más fuertes de los que solía tomar, así que estos la dejaban adormilada y mareada.

Trató de agradecerle algunas veces, pero el Beta parecía recio a verla.

—¿Cause problemas? —Preguntó, recordando la mirada fría del que antes era un agradable hombre.

—Nat casi se sale de control. —Dijo el soldado mientras tomaba una de sus manos en apoyo—. No fue tu culpa.

Sharon sabía que si. Debió tomar precauciones cuando Hill se lo advirtió. Los supresores no servirían siempre.

La rubia se hundió en su lugar. Quería pedir disculpas por causar tal conmoción.

—Gracias por la ayuda. —La agente le regaló una amable sonrisa—. Stark debió estar iracundo.

Steve la miró con sorpresa. ¿Ella sabía que ellos...?

—¿Cómo lo sabes?

La Omega soltó una risa cantarina.

—Steve, son tan obvios. Stark no deja de seguirte con la mirada y tú... Tú no dejas que nada pase por alto cuando se trata de Anthony. —Sharon lo miraba con gracia—. Cualquiera se daría cuenta.

Rogers bajo la mirada apenado. No se supone que eso tendría que pasar. Tony tenía sus dudas de como reaccionaria Fury al saber que ambos líderes, Alfas de la manada, estaban en una relación. No querían tener al hombre detrás de ellos complicando sus vidas.

—Además... —La mujer permanecía seria—, aunque al principio lo creí una locura...

Steve estaba atento a cada palabra de la Omega.

—Tony desprende tu olor, y tú el suyo. —Sharon lo miro con curiosidad—. Están enlazados.

•••

Tony trataba de hacer reír al científico, pero estaba fallando estrepitosamente.

—Brucie. —El Alfa se paró enfrente del Beta—. Deja de poner esa mueca.

Bruce suspiró.

No podía fingir que nada paso. Habló con Nat, si, pero aún había una pequeña espina en su cabeza y corazón.

Sentía tanta envidia hacia los Omegas.

—Lo siento Tony. —El hombre de lentes apenas y le sonrió—. Ya se me pasará.

Anthony se cruzó de brazos.

Él más que nadie sabía cómo se sentía. Tony entendía ese sentimiento de inseguridad y temor.

Además de la incesante sensación de celos y resentimiento hacia los Omegas.

—Nat te ama. —Le dijo mientras lo tocaba amistosamente del hombro—. Y sí tú también lo haces, confía en ella. —Stark le sonrió—. Entiendo que es lo que esa cabeza está pensando ahora. Yo pase por lo mismo.

Bruce asintió. No había nadie mejor para comprenderlo que Tony.

—Ahora, no me hagas ponerme sentimental. —Tony desvío la mirada—. Hagamos explotar el laboratorio si quieres, pero quita esa mirada.

El científico rio. ¿Por qué destruiría su lugar de trabajo?

—No pienso explotar nada.

—Amargado. —Tony lo vio reír ante sus palabras. Bien, al menos había logrado alivianar el ambiente.

Ambos se concentraron en su trabajo. Un supresor para la agente Carter.

No querían que algo como lo que había pasado hace tres días se volviera a repetir, pero tampoco querían dañar el cuerpo de la Omega. Los supresores anteriores la habían prácticamente drogado. Tal vez la cantidad había sido demasiada agresiva.

—La marca desaparecio. —Bruce miró discretamente el cuello del genio— ¿Dejarás que te muerda de nuevo?

El millonario suspiró. La verdad era que... El cuello comenzaba a dolerle más conforme lo mordía.

Tardaba más en cicatrizar, cierto, pero su piel comenzaba a resentirlo, su cuello quedaba adolorido y sentía que la movilidad comenzaba a limitarse por el ardor.

No estaba seguro de volver a intentarlo.

—No lo sé. —Anthony se tocó el cuello. Aun sentía la sensación de la mordida—. Es doloroso conforme pasa el tiempo.

Banner asintió. El cuerpo de Tony no estaba diseñado para soportar la mordida de un Alfa. Puede que Steve se recupere más rápido gracias al suero y no sienta la incómoda sensación, pero Tony, Tony era diferente.

Su cuello comenzaba a exigir un descanso.

—Supongo que tengo que entender que no soy un Omega. Que la marca siempre se borrará. —El castaño miraba la pantalla fijamente—. Que no voy a estar enlazado con Steve por más que lo intente.

—Yo no aseguraría tal cosa. —Natasha entró al laboratorio de Bruce, interrumpiendo la plática—. Hay algo que tienes que saber.

Tony no entendía nada de lo que Romanoff decía.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora