Capítulo 12

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Steve sintió como la piel de Tony se desgarraba ante sus colmillos.

El cosquilleo en su estómago desapareció cuando se dio cuenta de lo que había hecho, y a quien se lo había hecho.

Como si Anthony quemará, se despegó completamente de su cuerpo.

Miró asustado como el genio se mantenía estático. Los demás Alfas del lugar esperaban una reacción agresiva por parte del Alfa de cabellos castaños.

—¿Qué...? —Tony al tener la armadura no pudo tocar la marca que Steve le había hecho.

Miró al soldado quien se encontraba a varios pasos de distancia, con los ojos llenos de miedo.

El cuerpo del genio no entendía que es lo que pasaba ni que es lo que debía sentir.

Lejos de hacerlo enfurecer y sentirse humillado... Se sintió bien.

Aunque eso no evito que se molestará ante la osadía del rubio.

—¿Me... Me marcaste? —Steve negó, asustado ante lo que había hecho. Su cuerpo había actuado sin pensarlo, fue un impulso de sus celos irracionales.

—Chicos... —Nat los miro, con la guardia en alto.

—No fue... Yo no quería... —Steve no dejaba de observar a Tony—. Por favor, perdoname.

El castaño no tuvo tiempo de decir nada, Fury llegó y ordenó que cada uno tomara sus posiciones.

Le preocupo ver al Capitán tan distraído, pero poco pudo hacer.

•••

Cuando llegaron con los Omegas, todos parecían en otro mundo, distraídos, restregandose los unos a los otros.

—Debe ser una broma. —Tony retrocedió ante el intenso aroma dulce.

Estaban en celo.

Hulk gruñó molesto por tanta feromona junta.

—Tranquilo grandote. —Iron Man dio órdenes a la base de SHIELD para que el pequeño helicóptero aterrizará en la zona que estaba a no más de 10 metros de ahí.

Con cierto recelo, se acercó a todos esos Omegas y pidió que su aroma a Alfa se escondiera debajo de la armadura.

Hulk se alejó, cuidando la espalda de Tony.

Ahora solo, rompió la cerca que los retenía. Una gran bola de personas lo rodearon.

Rubios, pelirrojos, mujeres, hombres, niños, adolescentes, adultos, había de todo en esa pequeña multitud.

Sintió que un Omega de cabellos claros se acercaba a su espalda con toda la intención de restregarse, buscando aliviar su calor, pero, para sorpresa del Alfa, este siseo de disgusto.

Se alejó como si la armadura quemará, todos lo hicieron. Arrugaban sus narices y se alejaban espantados.

Anthony no lo entendía.

—Bien. —Negó suavemente con la cabeza, no era momento de pensar en ello.

Con dificultad, guío a los Omegas al lugar de encuentro.

El trabajo había sido sencillo, hasta que en el intercomunicador se escuchó la voz alterada de Clint.

—"El Capitán está herido, repito, el Capitán está herido".

Anthony sintió como su pecho se volvía pesado; la preocupación lo inundó y todo sus sistema se alteró.

Recordó la mirada distraída del soldado antes de irse.

Temió por la vida del Alfa.

La marca le ardió.

—¡Agh! —Hulk gruño al verlo caer al suelo.

Algo no estaba bien, nada estaba bien. Su cuerpo quemaba, su cabeza estaba en blanco, el dolor en sus músculos era insoportable.

La marca ardía.

•••

Natasha miró al Capitán agarrarse el costado, mientras su cara se distorsionaba en dolor.

Siendo sincero, Steve sentía como su costado ardía, ardía con gran intensidad.

—Steve. —La pelirroja se colocó al lado del soldado, que estaba siendo cargado por el arquero.

—Tony... —Murmuró sintiendo su cuerpo adormecido— ¿Dónde está?

—Él está bien, Steve. —La espía al fin vio el helicóptero donde la ayuda estaba— ¿Te duele mucho?

—Tony... —El rubio no dejaba de pensar en el genio.

El dolor incrementaba, era extraño, pero sabía que no era por la herida. Necesitaba ver al genio, asegurarse de que estaba bien.

Cuando subieron al avión, Steve fue interceptado por varios Agentes de SHIELD, quienes lo acostaron en la camilla, le quitaron la parte superior del traje y comenzaron a desinfectar la herida.

—Tony... —Steve poco a poco se perdía en la inconciencia por el sedante, hasta que, antes de caer dormido, sintió su mano ser tomada por una más pequeña.

—Aquí estoy, Cap. —Los ojos oscuros del Alfa lo calmaron.

Tony estaba ahí con él.

Y Tony, sentía como su aroma envolvía al Capitán, reconociéndolo. Llevo su mano desocupada al cuello y la sintió... Aún estaba fresca.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora