Capítulo 18

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Steve se hundió en el cuerpo del castaño, sintiendo como los músculos de su espalda se tensaban. La piel bronceada del genio tentaba al Capitán a morder.

—¡Steve! —Dejando que su pecho tocará totalmente la cama, alzando más las caderas y dándole mayor acceso el soldado, Tony le sonrió pícaro.

Le encantaba lo rudo que Rogers era con él.

El rubio tomó las caderas masculinas y comenzó a penetrar errático. Sentía que las gotas de sudor caían por su espalda, su frente y torso.

Sí Tony hubiera estado boca arriba, hubiera alcanzado el orgasmo ante la salvaje visión.

Tony se aferró a las sábanas destendidas, sintiendo como Rogers entraba profundo para después salir casi por completo. Empujando con rudeza, moviendo su cuerpo a su antojo.

—¡Ah! ¡Steve! Necesito... ¡Ah! —El Alfa de cabellos castaños le pidió que parará por un momento. El rubio respiraba entrecortado, esperando por Tony.

Stark se apartó del duro pene para acostarse boca arriba. Extendió sus brazos dándole la invitación muda de volverlo a tomar.

Steve tomó su pene y lo masajeó unos segundos, maravillandose ante la vista.

Tony tragó saliva al ver la punta roja del falo de Steve. Maldición, se veía exquisito.

El rubio alcanzo los labios de Tony y los devoro al mismo tiempo que volvía a penetrar. Ambos jadearon en la boca del otro.

Sin perder tiempo, Anthony lo abrazo por el cuello y se encargó de que sus piernas rodearan la cintura del más alto. Las caderas de Steve comenzaron un vaivén lento, suave, tierno, para pasar a uno más rudo.

Mientras Tony sentía como su cuerpo era atacado por corrientes eléctricas por demás placenteras, miró el cuello ahora rojo del Alfa. Sus dientes cosquillearon.

—Steve... ¡Ah! —Beso la piel y succiono, tratando de avisar sin palabras lo que planeaba.

El Alfa de Steve se estremeció por un momento y estuvo tentando a separarse, sin embargo, se obligó a quedarse quieto.

Tony dejó que sus colmillos se clavaran en el cuello del Alfa.

Este soltó un gruñido, y por ende, comenzó a embestir con fuerza. Tomó la cara del genio y vio como la sangre teñía parte de sus labios.

Extrañamente, le resultó una visión erótica.

Manipuló al genio para que esté dejará su cuello expuesto, y justo en el momento en que ambos alcanzaron el orgasmo, Rogers enterró sus colmillos en la piel canela.

—¡Mierda! —Tony se aferró a la espalda del soldado, sintiendo su cuerpo débil.

Sentía la lengua tibia del capitán en la herida recién. Un sentimiento de alegría surgió en su pecho llegando a su estómago.

Miró con orgullo la marca que él le había hecho.

—¿Estás bien? —Los ojos azules de Steve buscaban algún rastro de molestia.

Tony le sonrió. Ver las mejillas del capitán sonrojadas, sus ojos vidriosos y los cabellos pegados a su frente debería ser un delito.

Además de su perfecta anatomía.

—Estoy bien. —Su mano izquierda tocó la mordida en el soldado— ¿Duele?

Steve negó.

Cansados, Steve abrazo el cuerpo de Tony y se dejaron llevar por morfeo.

•••

—Parece que tardará en cicatrizar. —Banner, está vez se abstuvo de tocar la mordida—. Es profunda.

Tony estaba satisfecho con esa respuesta.

Se acomodo la ropa y vio que Bruce apuntaba algo.

—¿Qué es eso?

—El registro de tu comportamiento. —Dijo Bruce—. Sabes que cualquier otro Alfa estaría molesto, como mínimo, por ser marcado. Tony, casi es la castración para tu especie.

El castaño se encogió de hombros.

Para él no.

—¿Dices que has mordido a Steve? —Preguntó el científico.

Tony asintió orgulloso.

Bruce anoto de nuevo—. Bueno, de acuerdo al metabolismo del Capitán por el suero, la mordida desaparecerá mucho más rápido.

Anthony se cruzó de brazos. Lo sabía, pero quería ignorar ese hecho.

—Gracias Brucie. —El Alfa dejó al Doctor Banner para buscar a su pareja.

Últimamente, la necesidad de estar con el Alfa se hacía mayor.

Busco por todo el pasillo pero no logro encontrarlo. Extrañado, bajo a la sala esperando encontrar al rubio en el sillón viendo uno de esos aburridos programas de historia.

Pero a la única que vio fue a Romanoff.

—Arañita has visto a...

Su pregunta murio cuando sus ojos se dirigieron al elevador.

Su Alfa interno tomó una actitud amenazante.

No le gustaba para nada la cercanía que tenían Steve y la agente 13.

Tómame, AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora