Capítulo 6: El Destino es un Mal Perdedor.

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Namjoon ha recogido algunas cosas mientras se pone una gorra y un cubrebocas negro.

— ¡Mírenlo! Namjoonie está muy feliz hoy, ¿No es así? Y todo porque verá a esa chica misteriosa— La voz de Hobi detrás de él lo saca de sus cavilaciones haciéndolo sonreír, mientras sus pronunciados hoyuelos aparecen en medio de sus mejillas.

— Muy gracioso J-Hope, ella solo trabaja para mí...— miente Nam haciendo que un fino rubor suba a sus mejillas.

— ¡Eres un mentiroso RM! — chilla el maknae llegando a la habitación mientras se tira de lleno sobre la cama del rapero — Tu mismo dijiste que tenía unos ojos hermosos—

— Y los tiene, pero Suga tiene razón, no hay ninguna posibilidad de nada más que trabajo o una sutil amistad con Mía y es mejor dejarlo así — sonríe el líder de BTS, aunque esta vez la sonrisa no le llega a los ojos.

— Esta bien, como digas, pero quizás puedas presentárnosla algún día, si te reconoció quiere decir que nos conoce y al parecer ha actuado bastante normal contigo... — insiste Jung Hoseok.

— Si, seria agradable conocer a alguien de afuera que te trate como una persona normal — confirma Kooki dejando la habitación en compañía de Hobi que es empujado por Namjoon.

— Bueno, si, quizás algún día, ahora debo irme, tengo que revisar algunas cosas — se apresura en decir Namjoon mientras Kooki y Hoseok comparten miradas de complicidad provocando las risas de ambos y el sonrojo de Nam.

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Pasan las 4 de la tarde cuando Nam llega a la pequeña cabaña que ha designado como la oficina de la ingeniera, baja de la Lexus negra con varias bolsas en las manos que toman hábilmente sus agentes e intenta abrir la puerta sin éxito. Desde fuera no se puede escuchar nada y teme porque Mía hubiera decidido dejar el trabajo. Golpea una, dos y tres veces sin respuesta entonces comienza a buscar entre sus carteras la pequeña llave del lugar para tomarla entre sus dedos y ponerla en la cerradura para abrir la puerta, una vez dentro la visión de la chica le produce una sensación parecida a la ternura.

Mía se ha sentado con las piernas cruzadas sobre una de las sillas mientras hace girar el lápiz entre sus dedos y frunce el ceño sacando un poco la lengua dándole una actitud infantil mientras ve una otra vez unos papeles que no terminan por convencerla.

De pronto la visión de unas bolsas frente a ella la espanta sobremanera haciendo que la joven pegue un brinco perdiendo la estabilidad para caer de la silla y lanzar junto a los audífonos que tenía puestos, su celular que comienza a reproducir la música en voz alta, causando la risa de Nam.

— ¿Anpanman? — sonríe el chico extendiéndole la mano para que se levante.

— Me asustaste maldición— regaña Mía entre dientes mientras el castaño sigue riéndose de ella.

— Lo siento, no fue mi intención, es solo que no abrías la puerta— continua RM agachándose a recoger el teléfono de la chica, viendo en él, como protector de pantalla, una foto de Hobi —Es Hoseok — susurra aún con el teléfono en sus manos mientras vuelve la vista a ella pudiendo ver el rojo de la sangre golpeándole en las mejillas— ¿Es tu bias?— pregunta el líder sin ninguna pena, a lo que Mía solo es capaz de asentir y un rastro de dolor cruza el pecho de Namjoon, que deja el celular de la chica sobre la mesa, boca abajo.

Luego de un silencio incomodo los ojos de la chica se posan en las bolsas sobre la pequeña mesa, haciendo que el rapero sea el primero en hablar —Traje el almuerzo — asume el chico de suaves facciones.

Satisfacción [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora