Capítulo 17: Citas.

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Ambas chicas han despertado pasadas las diez de la mañana y mientras Mía apenas se pone en pie comienza a terminar el resto del trabajo pendiente que le ha quedado Ali se dirige a la cocina por café.

— ¿Quieres? — pregunta la mexicana a su amiga.

— No, no te preocupes, luego desayunaré, primero quiero acabar esto— sonríe la chica volviendo a su laptop.

— Bien, como quieras— regaña la psicóloga.

— ¡Hey! ¿Qué ocurre? Me parece que estas nerviosa por "tus citas"— y la cara de Ali es un poema.

— Claro que no—

— Claro que si— dice la ingeniera caminando hacia ella— Te serviste ese café hace como diez minutos y aun no te lo bebes, además pareces leona enjaulada, has dado vueltas por toda la barra de la cocina— ríe la ojiverde viendo como un tenue rubor sube a sus mejillas.

— Bueno puede ser que este un poquito nerviosa— asume por fin la mexicana — Pero eso no es malo—

— No, no lo es de hecho, me gusta verte así— Mía le ha quitado el café de las manos para beberlo ella.

— ¿Qué? —

— Si, luces mucho más alegre que haciéndote la seria, además todo saldrá bien, un poco de nervios no tienen nada de malo, mucho menos para la gran Alisson Urbini —sonríe su amiga— Ahora vete a duchar, te prepararé un buen desayuno— concluye la castaña lanzándole un beso en al aire a su amiga mientras Ali ríe y se gira directo a su habitación.

La psicóloga se ha dado una larga ducha, lavando su cabello para envolverlo en una toalla mientras se pone un bonito brasier negro de encaje y una tanga del mismo color, sobre ellos una blusa vaporosa que cae por uno de sus hombros color lapislázuli, unos jeans negros y zapatillas bajas.

Su pelo caía en gruesas hondas por sus hombros, dándole un aspecto sexy y salvaje, al igual que cada rasgo latino en su cuerpo y el color oliva de su piel. Delineó sus ojos haciéndolos ver aún más imponentes, aplicó solo un poco de rubor en sus tersas mejillas y un bonito color rosa suave en sus tersos labios.

—Wow, te ves hermosa Ali— chilla la chilena poniendo unas tostadas francesas sobre la mesa junto al café — Al pobre de Kooki de seguro le dará un infarto— ríe la mujer.

— ¡Cállate burra! No digas eso— chilla avergonzada la morena mientras toma asiento.

— Créeme que hoy será su día de suerte, se nota a leguas que está realmente interesado en ti—

— Si mira quien lo dice—

— No seas tonta hablo enserio— la regaña Mía dándole una palmadita en el brazo — Además después será Suga el que se muera de un infarto cuando te vea— grita la chilena corriendo a su habitación antes de recibir un papel hecho bolita golpearle la cabeza.

— ¡Mocosa! — grita Ali entre divertida y nerviosa.


—Bien ya me voy— Ali ha tomado su pequeño bolso mientras se revisa una vez más en el espejo.

— Estas perfecta, por favor no me mates al maknae, Kim lo aprecia mucho— la voz de Mía es muy suave.

— Mmm parece que ustedes realmente se han acercado—

— Si, bueno, es mi jefe, pero también es algo así como mi amigo—

—Por favor Mía esa ni tú te la crees— dice Ali apretándole una mejilla a la chilena.

— ¡Claro que sí! Tampoco es como si pudiera pasar algo más y ya ¡Ale, Ale! Vete o llegarás tarde, ya pasan de medio día— insiste la mujer empujando a su amiga por la puerta— ¡Llevas todo? —

Satisfacción [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora