Capitulo 42: Capaz.

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Días habían pasado desde aquel "percance" en el que le había estropeado sus zapatillas favoritas a Jackson y aunque desde el momento en que Mía recordó todo comenzó a disculparse con él, Jackson no hacía más que divertirse a su costa sacándoselo en cara cada vez que podía o para poner la balanza a su favor cuando tenían algún pequeño desacuerdo.

-Hazlo por mi par de zapatillas- había dicho aquella última vez.

-Claro que no, ni por eso ni por nada- regañaba la castaña- Si es tan necesario que vayas con alguien ¿Por qué no se lo pides a Hye-Tak?

-Porque no quiero ir con ella- fue la simple respuesta del idol - Y la verdad dudo mucho que ella quiera ir conmigo- Si bien era cierto llevaban siendo idol y asistente personal hace más de 2 años, la relación que tenían Jackson y Hye-Tak nunca había sido la mejor, quizás porque sus caracteres eran demasiado parecidos y se negaban a dar su brazo a torcer.

-Entonces tendrás que ir solo Jackson- la voz de la castaña es suave pero segura.

-Vamos Maya, será sólo una fiesta pequeña, acompáñame por favor- volvía a suplicarle el idol.

Mientras dentro de la cabeza de Maya la voz de un furioso Taehyung sonaba.

"- ¿Qué crees que hacías? - rugía del otro lado del teléfono el vocal- ¿Acaso no tienes conciencia? ¿Qué hubieras hecho de no ser por Jackson? ¿Es que acaso quieres seguir llamando la atención de los tabloides? ¿Querías aparecer como la asistente borracha que sale con cualquiera? ¿Es por atención? ¿Por eso sedujiste a Nam?-" Incluso Choi había fruncido el ceño ante las acusaciones hacia la joven de ojos verdes que a esas alturas estaban inundados de lágrimas que empujaban con salir y solo se limitaba a asentir o negar con la cabeza en un tono muy bajo.

Luego de aquella reprimenda, Mía no estaba dispuesta a exponerse más y mucho menos asistir como la acompañante de otro idol a la boca del lobo, una fiesta que estaría atestada de muchos más idols.

-No puedo- dijo por fin asumiendo que Jackson no dejaría de insistir a no ser que fuera por una buena razón.

- ¿Por qué no?-

-Mi jefe me lo prohibió- y era cierto, las últimas palabras que le había dedicado el vocal habían sido tajantes- Me dijo que no podía llamar la atención de ninguna manera y mucho menos acudir a reuniones concurridas- Y era cierto, Mía había vivido las ultimas semanas encerrada en el departamento o en las oficinas de la empresa de Jackson. Se aseguraba de ir a los cafés o restoranes menos concurridos y en no llamar la atención en incluso Ali había intentado hacerla cambiar de opinión, pero la ingeniera estaba decidida a seguir aquellas órdenes por lo que decía "era un bien superior".

- ¿Tú jefe? ¿Taehyung? - la chilena solo asintió- entonces déjamelo a mi- Fueron las ultimas palabras que dijo Jackson antes de hacer un pequeño gesto de despedida, darse media vuelta y salir por la misma puerta por donde había entrado.

Una vez sola Mía suspiró. Habían pasado casi tres meses desde la foto en París y aunque ya casi nadie hablaba de ella, aun había muchos canales privados y de internet que hablaban de esta extraña chica y de cuantas más habría, por lo que mantenían aun más vigilados a todos los idols como intentando encontrar algo más que pudiera servirles como caldo de cultivo para más noticias falsas que seguramente serían bien pagadas por las agencias o simplemente servirían de publicidad. Sin embargo, la vida de los Idols de toda Corea parecía cada vez más secreta y nadie podía imaginarse todo lo que allí se escondía.

Fue un jueves por la tarde cuando el nombre de –"Jiminie"- apareció después de mucho tiempo nuevamente en su celular. Si bien era cierto Mía lo sospechaba, no estaba del todo segura si simplemente les habían prohibido contactarse con ella o había sido decisión propia. Sólo y de vez en cuando alguno que otro texto de parte de Hoseok y Jimin llegaban a su celular, pero casi nunca eran contestados. Todo lo que habían vivido se estaba disolviendo poco a poco en la memoria de Mía y su único consuelo era aquel álbum de fotos que Namjoon le había regalado, seguía escrito con su puño y letra y era todo a lo que Mía se podía aferrar como "real".

Satisfacción [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora