Capítulo 1: Propuesta de Trabajo.

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—Lo dices como si fuera muy fácil— la chica de ojos verdes está realmente frustrada porque después de dos semanas aun no puede encontrar trabajo.

— Pues sería fácil si te lo propusiera de verdad-—la morena de grande ojos la reprende como su hermana mayor, aunque no lo sea.

— Ali, sabes perfectamente que no es tan fácil, no todas tenemos la suerte de ser una conocida psicóloga de renombre internacional— la voz dulce de la chica suena divertida intentando parecer seria.

—No tiene nada que ver eso, tu podrías ejercer también pero no quieres—

— No se necesitan tantas ingenieras comerciales como te hacen creer en la universidad, además los empleos a los que he ido... la paga a penas y si me alcanzaría para pagar el arriendo del departamento— suspira la chica haciendo un adorable puchero.

— Pues entonces no lo pagues, burra, te dije que te vinieras a vivir conmigo ¿Qué acaso no me tienes confianza? — la morena ha puesto un codo sobre la mesa para apoyar su fino rostro en la palma de su mano.

—Sabes que sí, solo que no quiero molestar—

— Y no lo harás, solo no me despiertes temprano, ¿Ok? ¡Ah! Y pobre de ti si te metes con mi Whisky, ¿Entendido? —.

La risa de ambas resuena en el pequeño café en el que se han juntado, ambas chicas se conocen hace años, logrando convertirse en mejores amigas, desde hace mucho tiempo soñaban con irse a vivir un tiempo a corea, ya que ambas querían conocer el bello país, las circunstancias de la vida, aunque habían atrasado el viaje no lo habían frenado para nada y ahora después de siete años por fin podían cumplir su sueño.

Ali, la mayor de ellas había hecho una gran carrera como psicóloga, y aunque quería dedicarse algún día a ser una gran escritora todo el dinero que tenía se lo debía a su gran trabajo como psicóloga, que la llevó a ser una de las más jóvenes a nivel nacional y continental en ganar premios a sus haberes,  por lo que había podido comprarse un no tan grande pero cómodo departamento en las afueras de Seúl.

Mía por otro lado había estudiado ingeniería comercial, siendo en su país muy bien catalogada, ganando altas sumas de dinero que había ahorrado para su viaje, sin embargo, cuando llegó a Seúl todo cambio, a pesar de ser un país sumamente desarrollado aún se veía mal que mujeres tuvieran puestos mucho más altos que los hombres en los trabajos y por lo mismo, a pesar del gran curriculum de la chica había sido rechazada en varios empleos.

— Ojalá hubiera nacido con pene— reclamaba la chica de tez clara y ojos verdes.

—Pues entonces no hubieras podido sabrosearte a los chicos—es la divertida respuesta de su amiga, que si bien entiende lo frustrada que se siente su amiga no quiere que se rinda — Ya llegará un empleo bueno- sonríe la morena detrás de unos carnosos labios carmesíes— Y quizás algún coreanito por ahí...—

—¡Ya cállate! — dice la ojiverde con las mejillas rojas golpeando suavemente el brazo de su amiga, para luego agregar —Ya sabes que creo que todos los hombres son iguales—

—Mía...—

— Ali... es verdad no importa si son coreanos, mexicanos, chilenos o lo que sean, para mí son todos la misma mierda y no, no digas nada porque sé que dirás que soy una amargada y quizás sí, pero prefiero ser una amargada a una estúpida— concluye la chica cruzándose de brazos, para luego fijar su vista en un hombre de unos cuarenta y tantos dos mesas más allá de ellas que las ha estado mirando en todo momento—Oye Ali...— el tono de voz de la chica ha cambiado completamente y los grandes ojos marrón de su amiga se fijan en los de ella —¿Ya notaste al hombre de chaqueta azul que está allí?— pregunta haciéndole a la morena una seña con las cejas en dirección al hombre que mantiene la mirada fija en ellas y que parece tomar apuntes de algo en especial.

Satisfacción [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora