Capítulo 4: Sexo Suave.

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Había pasado casi un mes del encuentro con los idol's ambas chicas se encontraban completamente concentradas en sus trabajos y mientras Ali comenzaba a planear una jornada de charlas a cerca de la Salud Mental.

Mía por otro lado, se enfocaba en cumplir sus obligaciones para el emprendimiento de Sam al igual que reunir los papeles necesarios para comenzar su trabajo con Namjoon que, aunque no estaba segura de verlo nuevamente le emocionaba sobremanera dicho proyecto.

El viernes, al igual que los otros, se reunieron a relajarse y beber unos tragos en un bar cercano al departamento de la mexicana mientras hablaban de su semana y comían algo, pasaban las siete de la tarde cuando el celular desechable de Ali comenzó a sonar —Alison Urbini— contestó la morena intentando parecer despreocupada.

— Señorita la llamamos para programar la nueva cita, al llevarse consigo el teléfono desechable aceptó los términos y condiciones, sin embargo, estoy obligado a preguntarle si su aceptación sigue en pie, por favor responda con un sí o un no—

— Si— responde la morena que tiene encima los ojos verdes de su amiga.

—Muy bien, las normas son las mismas de la cita anterior, al igual que la hora en que será recogida, esperamos tenerla pronto junto a nosotros, muchas gracias— dice escuetamente la voz del otro lado de la línea y antes de colgar una duda — ¿La señorita Mía Foulon se encuentra con usted en estos momentos? —

— Está justo a mi lado— responde la chica con una sonrisa pícara.

—Le pido por favor me la comunique ya que hemos intentado contactarla varias veces al celular que se le entregó sin obtener ninguna respuesta— los ojos de la morena ruedan al comprender que su amiga era más distraída de lo que ella misma creía.

— Ten— dice ofreciéndole el celular que la chilena toma con las manos algo temblorosas.

— ¿Alo? —

— Señorita Mía Foulon, hemos intentado comunicarnos con usted sin éxito, ¿Hay algo malo con el celular que se le entregó? —

La mano de la ojiverde vuela a su frente golpeándola —No, no hay nada malo con él, es solo que lo olvidé en el departamento —asume ruborizada.

—Bien, siendo así la llamamos para programar la nueva cita, al llevarse consigo el teléfono desechable aceptó los términos y condiciones, sin embargo, estoy obligado a preguntarle si su aceptación sigue en pie, por favor responda con un sí o un no—

— Si— responde algo apresurada la ojiverde.

— Muy bien, las normas son las mismas de la cita anterior, al igual que la hora en que será recogida, esperamos tenerla pronto junto a nosotros, muchas gracias— concluye el hombre para luego colgar. Ambas amigas se dedican una mirada llena de complicidad y sin más siguen su velada algo ansiosas y entusiasmadas.

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Sábado y recién pasan las siete de la mañana cuando Mía llega al terreno donde ha de juntarse con la gente que dirigirá la obra que RM quiere llevar a cabo, unos jean negros desgarrados, camiseta gris, casaca negra y unas convers del mismo color es todo lo que lleva, una mochila en su espalda y un café en su mano izquierda mientras revisa la hora constantemente.

— Veo que es muy puntual señorita Foulon— una voz conocida la sorprende a su derecha y la misma visión de la semana anterior de tres hombre vestidos completamente de negro y uno de ellos con un cubrebocas la sorprende.

—Solo Mía por favor señor, Kim—

— Entonces solo Kim por favor, señorita Mía — responde Nam sonriendo, haciendo que sus ojos casi desaparezcan.

Satisfacción [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora