capítulo 15

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Asher Sherman

¿Alguna vez han sentido como un nudo en la garganta y un peso en el pecho que les impide hablar?

Así me sentía yo en estos momentos. Tenía a mis padres enfrente. Ya era hora de que se enteren de toda esta mierda, no puedo seguir como si nada.

Estoy cansado de no poder dormir bien y tener que recurrir a las pastillas para podes descansar.

Mis padres me miran de forma demandante. Ellos han sido los mejores padres, no me puedo quejar y sé que se van a decepcionar cuando se enteren de todo.

Ya mi hermano lo sabe, ya mi mejor amiga lo sabe, solo faltan ellos, y son la prueba más difícil. Los padres de Meg decidieron aceptar su embarazo, de echó su familia me resivio con calidez y amor.

Oh vamos Asher deja tu ridiculez

¿Es sano escuchar voces en tu cabeza que te dicen que hacer?

Estoy perdiendo el juicio. —Ash, cariño no tengo todo el día.

Dice mi madre viendo la.hora en su reloj de mano. —Bueno como ya saben Meg y yo somos novios desde hace seis meses. — Ellos asienten, mierda no sé como seguir. —Bueno. Hace un mes estuvimos en una fiesta.

Me rasco mi nuca y luego colocó mis manos en mis bolsillos delanteros.

—¿A donde se dirije esta conversación Asher?

Pregunta mi padre elevando una ceja. Suspiro. Yo puedo con esto. Ya meti la pata, ahora solo falta sacarla.

Eso sonó asqueroso

—Voy a ser papá.

Suelto sin más. Ambos quedan perplejos ante mis palabras. Mi madre comienza a sollozar y eso me deztrosa. No me gusta ver a mi madre haci y más si fui yo el causante. Mi padre no dice nada, ni siquiera tiene una expresión facial.

—Retirate.

Susurra mi padre de forma dura. Yo intento hablar pero el me da una mirada fría mientras abraza a mi madre la cual esta llorando.

Mis ojos se humedecen. Salgo de la casa soltando el aire que había contenido. A pesar de que me dolio ver a mi madre en aquel estado, me siento bien, ya no tengo ese peso en mi pecho.

(...)

Camille Brown

Él estaba aquí

No podia creerlo, ¿Que diablos hacia el aquí?

Veo como platica con varios chicos. Noto que lleva una ropa casual; jeans oscuros y camiseta azul.

Parecen tener una charla muy animada, hasta que sus ojos chocan con los míos, la confusión es obvia en sus ojos verdes. Veo como se acerca y mis nervios aumentan.

—¿Que diablos?

—El destino tiene algo serio de involucrarnos.

Aclaró. El no parece el chico frio que conocí en Canadá. Ahora parece más normal, parce más relajado. Podría decir que es otra persona.

—Te preguntaría si estudias aquí, pero es obvio.

Señala mi uniforme. —¿Que haces aquí?

Me cruso de brazos y él solo me observa por varios segundos antes de responder. —Me mude de Canadá hace unas semanas.

—Y ¿Que te parece Boston?

—Es agradable. Pero prefiero mi hogar.

Mumurra. Esta situación se torno incómoda ya que no se que decir y al parecer él tampoco.

ÉL NO ES UN MOUNSTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora