Camille Brown
Mi madre se queda en silencio por unos segundos. Y puedo notar que no quiere hablar del tema, cuando voy a hablar alguien nos interrumpe.
-Mamá tu teléfono de la oficina no ah dejado de sonar.
Dice Luke desde la puerta. Ella no dice nada y se retira de la habitación.
-Como se te ocurre ir a Filadelfia.
Todavía no me eh olvidado de eso. El rueda los ojos.
-No quiero oir tus malditos reclamos. Ya hablamos de esto en la mañana.
-Luke ¿Que te pasa?
Le pregunto, eh notado en estos últimos días que ah estado muy distante y no solo conmigo, sino con todos. El no es asi.
-No importa.
Se retira de mi habitación y decido darle su espacio. El hablara conmigo cuando se sienta listo. Suspiro y vuelvo mi vista al libro de historia que esta en mi mesita de noche.
Ah estudiar, de nuevo
Tomo el libro entre mis mano y vuelvo a la página en la que estaba.
Veo la hora en el reloj que cuelga de la pared. 2:30 de la mañana. Mierda, creo que me excedí un poco. Pero yo realmente quiero mantener mi promedio intacto.
Me levantó de la cama, me estiró un poco y escucho mis huesos crujir. Bajo de forma lenta las escaleras para no despertar a nadie.
Voy a la cocina. Tomo un vaso y vierto jugo de naranja en el. Escucho susurros.
Mierda no otra vez
Pero los susurros no parecen parte de un sueño o de mi mente. Me acercó al pasillo que va a la oficina de mi madre y los susurros se hacen más fuertes.
-Mierda William, no entiendes la gravedad de esté asunto.
Me detengo ya que desde aquí escucho muy bien. Hay unos segundos en silencio antes de escuchar a mi madre hablar de nuevo.
-Ella te necesita y tu prefieres seguir tu maldita vida follando con la maldita aquella.
Okey eso fue demasiado intenso. Nunca habia conocido esta parte de mi madre, ella suele enojarse pero no tanto como ahora.
-Luke, Camille y Ben necesitan a su padre. Ya es hora de contarles la verdad.
Siento picazón en mis ojos al escuchar la vos rota de mi madre.
-Lo dices tú. O les digo yo.
Otro silencio largo de parte de mi madre.
-Solo quiero una cosa William. Que mis hijos no te dejen de ver como un padre, pero como vas, ya estas comenzando a ser un extraño para ellos.
La escucho suspirar par de veces.
-Esta bien. ¿Para él sábado?. - otro suspiro de su parte -Nos vemos él sábado entonces.
¿Que diablos acaba de pasar? Y ¿Vere a mi padre él sábado?
(...)
-Hoy llego tarde cariño.
Dice mi madre antes de dejarme enfrente de la escuela. Asiento y salgo del vehículo.
Suspiro cuando escuchó la campana de entrada.
-Compermiso querida.
Escuchó una vos a mis espaldas. Me volteo y veo a una mujer de alrededor de cincuenta años.
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ÉL NO ES UN MOUNSTRO
Novela Juvenil-Ninguna vida es perfecta, todos tenemos heridas, no visibles ante todo el mundo. No se como diablos ella pudo ver algo de esperanza en mi. -La vida tiene una jodida manera de hacerte sufrir de la manera más dulce, así fue con él.