capítulo 30

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Chris Lochell

Siento como todo da vueltas a mi alrededor. Con mi vista borrosa y sintiéndome un poco mareado comienza a caminar a través de un pasillo.

¿Donde estoy?

Realmente no lo sé. Ni tengo la más mínima idea. La madre vieja cruje en cada paso que doy.

Él sollozo de un niño llama mi atención. Cada vez se hace más fuerte, busco la habitación de donde proviene el sonido. Cuando la encuentro abro la puerta y me doy cuenta de que estoy en mi antigua habitación.

Estoy en mis recuerdos

Estos desgraciados me drogaron de nuevo. 

Todo esta como lo recuerdo, no es que haya muchas cosas en este lugar. Miro a un niño llorando en la esquina de la cama, parece ya tener alrededor de once años.

La puerta se abre de golpe dejando a la vista un hombre un poco más alto que yo y fornido. Este lleva una lata de cerveza en una mano, tambaleándose se acerca al niño.

—Ven aquí Christian.

Aprieto mis puños. Soy consciente de que estoy en un recuerdo y no puedo hacer nada para detenerlo o olvidarlo.

—No... Por favor.

Le ruega el niño entre lágrimas, pero el no le hace caso y con todas sus fuerzas toma el niño por los brazos y lo pone boca abajo. El niño grita, patalea, llora y le ruega que pare, pero el en ningún momento le hizo caso.

Él hombre se quita él pantalón como puede ya que parece estar un poco borracho. Decido apartar la mirada por que es una imagen muy horrenda la que estoy viendo desde este ángulo.

Decido salir de la habitación y me dirijo a la sala. Casi nunca salia de la habitación, tenía miedo de que él abusara de mí de nuevo. Veo la mesa llena de hojas. Y en algunas partes de la sala cuelgan fotos viejas de mi madre, mi hermano, aquel hombre y yo.

Él no merece ser llamado padre. Un padre nunca abusaría de su hijo. Me dan ganas de romper algo cuando escucho un grito desgarrador de parte de niño.

—No, papá para porfavor. Detente.

Le pedia él niño entre lágrimas.

Voy corriendo a la habitación, cansado de escuchar como le pide que pare y él no lo hace. Cuando llego me quedo mirando fijamente al cuerpo del hombre que esta encima del niño.

Él niño se levanta con fuerza y le arroja bolas de fuego haciendo que él hombre se encienda en llamas.

¿Que esta pasando?

De repente me dan ganas de ahorcarlo. Veo como ramas salen de suelo y lo pegan a la pared de donde salen más ramas y le aprietan él cuerpo. Él niño mira fascinado la escena.

—Desgraciado que estas haciendo.

Dice él hombre mientras se intenta liberal de las ramas pero es obvio que no puede. El niño caminando con dificultad se le acerca.

—Algún dia me liberare de ti, no se cuándo, ni como, pero se que ese día esta por llegar maldito.

Y de repente todo se vuelve negro. Ya no estoy en aquella habitación, sino en un vacío, no veo, ni escuchó nada.

Cierro mis ojos. Suspiro varias veces para calmarme. Cuando los abro estoy en una habitación de color blanca, escuchó como varias máquinas están conectadas a mi. Es obvio que ya no estoy en mis recuerdos.

—El es más fuerte de lo que pensamos, no es como cualquier druida.

Su vos se apenas se escucha. Al parecer ellos creen que estoy dormido.

ÉL NO ES UN MOUNSTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora