Capítulo 6.

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Mi madre guarda silencio y parece no querer pronunciar ninguna palabra, observa por la ventanilla pero sus manos no están quietas; las mueve nerviosamente una y otra vez, sé que está nerviosa y no sé cuál sea la razón. No sigo esperando su respuesta porque tal vez no llegará pronto. Desvío la mirada de su rostro y opto por observar el paisaje, el pasto verde es lo que logro visualizar al igual que las enormes montañas a lo lejos, pronto las flores empiezan a hacer su aparición y llenan de color el hermoso paisaje.

—Será mejor que te lo diga— susurra mi madre sin dejar de mirar por la ventanilla.

—He estado esperando que dijeras eso—respondo mirándola.

—Es algo difícil para mí, después de tanto tiempo volveré a reencontrarme con lo que una vez dejé— añade en un tono melancólico.

— ¿De qué hablas?

—Todo este tiempo he estado ocultando quien realmente soy debido a que mi padre así lo había decidido, hay muchos secretos que la familia real oculta y tengo prohibido revelar.

—No comprendo, ¿qué es lo que intentas decir?

—Iremos a vivir al palacio de Crinstetmonf— suelta y no puedo evitar enarcar una ceja ante la confesión que ha salido de sus labios recientemente. No sé si se trate de una broma porque yo sé cuán complicado es la vida de la realeza, no es porque tenga mucho conocimiento si no porque he leído libros acerca de la vida de las personas que son parte de la monarquía.

Entrar a la realeza sin un título es difícil, solo puede tener entradas aquellas personas que trabajan para los reyes o cuando se tiene algún oficio y resulte llamativo para los soberanos.

—Mamá ¿te encuentras bien?— inquiero mirándola atenta. Ella asiente y baja la mirada, mueve sus manos nerviosamente y suelta un suspiro pesado y largo—no puedes estar hablando enserio— agrego.

—No es una broma, Lizzy— espeta frunciendo el ceño.

Abro la boca por unos segundos y guardo silencio intentando procesar sus palabras porque realmente me parece increíble. Fuera de sí y fuera de mis conocimientos no creo que alguien nos ofreciera su apoyo y sin dudar nos diera refugio en un palacio.

—Apuesto a que trabajarás en ese lugar— me atrevo a confrontarla.

— ¡Por supuesto que no!— espeta ella algo indignada.—Bueno tal vez sí trabajaré en ese lugar, pero no es como tú lo estás pensando— añade rápidamente.

— ¿Entonces?

Mi madre desvía su mirada nuevamente hacia la ventanilla y no dudo en pensar en que estará buscando las palabras correctas para darle respuesta a mi pregunta

— ¿Madre?— insisto.

—Yo...— su voz es un titubeo y me estresa que no pueda tener respuestas rápidas—en realidad yo soy...

— ¿Eres qué?— indago al notar que ha guardado silencio de nuevo.

—Soy la reina de Crinstetmonf— suelta rápidamente, que por un segundo dudo que eso es lo que haya dicho.

Mi mente queda bloqueada y sin pensar en nada, es increíble cómo unas simples palabras me confundan más de lo que ya estoy, esto es un juego de mal gusto el cual no pretendo seguir, mi madre no acostumbra a jugar de esta manera; no que yo recuerde, ella es una persona seria y fría cuando es el momento.

— ¿Qué dices?— inquiero tomando una actitud seria— ¿te das cuenta de lo que dices? Si alguien te llegara a escuchar y llegara hasta los oídos de la reina no dudarían en encerrarte una semana en algún calabozo.

Verdades liberadas [Fragmentados #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora