#20

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Cómo la noche comenzaba para ellos. Eran aproximadamente las diez y treinta seis de la noche. Aún seguía el mismo clima frío.

Él se acostó en la cama, ella sobre él en aquellos momentos. Cómo él había dicho, ella se posicionó con vergüenza.—Baja sobre mí.

—Me da vergüenza.

—Pero vas a disfrutar.

Se decían, ella en frente de la entrepierna de él, estaban en el famoso sesenta y nueve. Pues la idea fue de él, por qué el chico quería experimental cualquier pose con una latina cómo aquella. En su corazón estaba ella, y más ahora con lo que harían. Le haría el amor con la boca, con sus labios, con su cuerpo, ¡con su corazón y alma!

Le colocó las manos en los glúteos, se los masajeó con anhelo. Una debilidad qué tenía por ellos. Cada que podía le miraba a escondidas sin ella saberlo. Cassie le acarició la cintura, se puso cómoda sobre él. Cómo Cassie era pequeña, se ajustaba al cuerpo del chico. De estatura ella le llegaba por el cuello a él. Una cabeza de por medio le llevaba él a ella, de altura.

Le bajó los pantalones cómo pudo. Hasta las rodillas pudo bajarlos. Pero era suficiente para la felación. Le besó por encima del boxer negro, le había besado el bulto que tenía formado. Se los bajó con suavidad, su herramienta quedó en la oscuridad. Lo agarró con sus manos, e introdució su boca allí. El chico gimió con ganas apretando los glúteos de ella.

—Cassie, garganta profunda por favor.-—le pidió él, ella suspiró, sentía que se ponía como el clima, humedad en todos lados.

—No podré.-—le dijo en susurros, jadeante.

—Respira por la nariz, no por la boca.

—Lo haré.

De arriba y abajo, junto con su boca, le daba placer. Con cariño, con delicadeza y con anhelo le succionaba el miembro. El chico le besó por encima de la ropa interior. Luego se los bajó con lentitud, y con sus manos y dedos para abrir sus pliegues. Lamió su botón sensible, la chica gimió con ganas apretando la erección de su mejor amigo. Se estaban volviendo locos ambos. No veían nada, pero el tacto le ayudaban. Su lengua fue bien juguetona con su botoncito sensible, lo succionó cómo algún chupete. Eran un océano de suspiros, por qué no dejaban de estimularse. Ambos tenían la zona resbaladiza por la excitación. Le hizo garganta profunda a él, no le vinieron tantas arcadas por qué hizo lo que le dijo el peli azul.

—Áah.. no pares Cassie, se siente bien hasta el fondo.-—le dijo entre suspiros.

—Hmhg~-—se le escuchaba a ella cuando él succionaba su botón sensible y cuando trataba de penetrarla con su lengua.

Era demasiado vivirlo en persona. Eran tantas sensaciones, ¿cambiaría la amistad ahora? ¿alguien se daría cuenta de aquello? ¿llegarían a algo más aquella noche, está noche?

Usó su dedo del corazón y anular para acabar con ella de forma placentera, la quería sentir jadeante y sudorosa. Quería sentirla perder fuerzas. Que los músculos le tiemblen, que pierda la noción del tiempo, que no recuerde donde estaba por segundos, o minutos, la quería hacer volar en las sensaciones más placenteras provocadas por su mejor amigo.

Cómo terremoto sorprendente, le vino el orgasmo a ella. Parecía una tormenta, se lubricó mucho más, le comía con ganas él. La acababa, tenía que buscar un trapo para tanta humedad, el olor lo ponía más erecto, lo ponía loco. Lo hacía poner posesivo y muy celoso de su nena.

Ella quería cerrar sus piernas y apretujarlo entre sus muslos y dónde sea que más. Pero él solamente la empujó más hacia su boca. Y le volvió a comer, y a succionar sin pensar en el mañana, volvía a tener otro orgasmo, su botoncito sensible así estaba, lleno de sangre y hacia que los nervios a flor de piel para tener un orgasmo tras otro. Le fascinaba, le encantaba, le agrada aquello a aquél chico. Pero alzó una ceja para respirar profundamente por una sensación en su miembro que lo volvió loco.

—Sigue así, si-sigue ahí.

Le hizo caso, siguió succionando donde le hizo sentir bien a él. Sin avisar si quiera, su liberación fue en grande, manchando lo cercano a su paso. Le besó el punto sensible a ella, combinando sus succiones y besos con lubricante y saliva propia de él. Aquello le hizo correrse otra vez a ella. La chica tosió por la corrida en la boca y por el orgasmo que le llegó a la par. Después de unos segundos, ella se recostó en la cama. Fue hasta donde a quitarle la ropa interior de abajo por completo, él también se lo quitó.

Fue a su cuello y a su oído.

—Tengo que decirte que me encantas y.. no se qué pasará entre nosotros de ahora en adelante.

Ella estaba agitada.

TaeHyung también lo estaba pero logró hablar.

—Debo confesarte lo mismo.. TaeHyung.

Ambos sonrieron en la oscuridad, bajó su mano y la volvió a tocar con delicadeza, aquella chica sería suya.. para siempre, y así fue.

A ESCONDIDAS | KTH [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora