#19

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¿Dejarías unir tu cuerpo con el de él sin saber exactamente qué sentimientos son aquellos que pasaban por su mente?

Cassie se removió, quería besarlo justamente en los labios, tocarle la piel expuesta del cuello.

—Me gusta darte cariño de está manera, lo encuentro muy real.-—le dijo él tocándole una mejilla, en medio de la oscuridad.

—A mí también me gusta, me encanta y más.. que estés sobre mí.-—le dijo ella suave.

—Sh, no sabes lo que dices.-—le contestó él con una risita.—Me encanta está noche, siento que nos puede entender...

—¿Una noche sentimental?

—Cassie, sinceramente la noche está cómo.. nuestros corazones.

Hubo un silencio después de aquella revelación siendo cierta. Sin embargo, ella se volteó cómo pudo, TaeHyung sobre ella, rodeó a él con sus brazos. Atrajo su cuerpo al de ella, no en un beso, sino en un abrazo, un abrazo con fuerza. Le acarició la nuca donde tenía tanto cabello color azulado. Él gimió complacido por su acto, cerrando sus ojos con suavidad. Escondió los labios en el cuello de ella, besando y mordiendo, le tocaba a él dejar marcas.

—No tan fuerte TaeHyung.-—le dijo ella riéndose.—¡Me hace cosquillas!

—¿Ah? ¡te hace cosquillas! traviesa.-—le dijo mientras le tocaba con anhelo las costillas y barriga.

—Es que tus manos son tan grandes.-—le dijo ella tocandolas y entrelazando ellas.

Él le apretó las manos con cariño, y se aferró a ella. ¿Quién le daba aquél cariño después de grande? ese cariño lo conseguía con ella.

 ¿Quién le daba aquél cariño después de grande? ese cariño lo conseguía con ella

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Estaban cerca de sus bocas. Sus narices rozaban con amor, unas carias delicadas. Querían hacer el amor, entregarse, juntar su rompe cabezas, cada parte, por qué me atrevo a decir que encajaban a la perfección. ¿Llegarían a hacer un futuro?

Es que si hacían el amor.. eso los marcaría por siempre, por ser la primera vez de los dos.

Todo rozaban en ambos, narices, mejillas, orejas, manos, piernas, cabello, pies, partes íntimas de a momento rozaban, pero ellos no se daban cuenta por qué estaban más pendientes a las caricias en su rostros. Aquello parecía sano. Pero así era, por qué era sus primeras vez de ambos. La música del piano siguió, las melodías. Él decidió tocarle por el medio de sus pechos, sin tocar sus pechos exactamente. Pasaba sus dedos hundiendo la tela en su piel, mientras le comía el cuello con succiones suaves.

—Eres tan juguetón.-—le dijo ella en un susurro.

—Ojo con eso, solo tú lo sabes.-—le dijo para dejarle un beso en la comisura. Aquello se sentía cómo prohibido. ¿Piensas lo mismo?

—Y hueles tan bien.-—dijo ella respirando en su oreja, TaeHyung tragó hondo por qué aquello envió una corriente de placer por su cuerpo maduro.

—¿Crees que tú olor no me embriaga? me vuelve loco.-—le respondió él al instante.

Ella bajó sus manos y le acarició a él. Le acarició con suavidad la cintura. Sintió su dentadura chocar con su piel del cuello, él se estaba riendo.

—Tú me vuelves más loca, ¿lo notas?-—le dijo ella.

¿Acaso aquello era un sueño más de ambos?

—Lo estoy notando nena.

Le quitó con suavidad la camisa del pijama a ella. Finalmente quedó en sujetador, ella lo tenía puesto por que le daba vergüenza que le mirarán y más que era su mejor amigo quién estaba allí en la casa. No podían verse las intimidades, era un misterio. Sin embargo, aquello les tentaba a hacerlo nuevamente pero con luz. Acaso, ¿habría próxima vez?

—Me has quitado la camisa sin permiso, TaeHyung.-—le dijo, ambos sonrieron aunque no se podían verse las caras.

—¿Yo tenía qué pedir permiso para eso?-—le pregunta sabiendo la respuesta de una.

—No.-—ella susurró muy, pero muy suave y bajo, pero él le escuchó. Le besó los labios de toque. Se acercó y bajó a su abdomen, lo besó con delicadeza.

—Tan bonita.-—le dijo él.

Las manotas del chico bajaron con suavidad los pantalones de ella. La tenía en ropa interior. Le acarició los muslos, tragó hondo al suspirar encima del cuerpo de ella, olía delicioso en aquella habitación. Olor a inocencia, a primera vez, a la lluvia mezclada con la humedad de sus cuerpos. El hormigueo en sus intimidades aumentaba, el dolor, la presión por buscar el placer oculto.

Allí no se veía nada, el tacto era lo primero, el olfato, la visión no contaba, te tocaba cerrar los ojos y disfrutar.

—¿Quieres estar sobre mí?-—le preguntó él a ella de forma suave.

—Pensaba que quién mandaba eras tú.-—le dijo ella, y se rieron ambos.

—Me refiero que estés sobre mí boca.

La habitación quedó en silencio. ¿Le haría caso? ¿no iría a traer consecuencias todo aquello? ella bajó su mano y jugó con la cadera de él, dando masajes. Finalmente, le respondió.

—Contigo haría de todo.

Comenzó la noche para ambos.

A ESCONDIDAS | KTH [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora