14-1. All Eyes On Me.

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El sistema no siempre era justo con todos aquellos que caían en él, muchas personas eran tertigos de ello. Algunos habían aprendido a vivir con ese hecho, otros cuantos se dejaron sumir en el odio a la sociedad que les dio la espalda. Luego estaban Zeth y Hikaru, quienes habían aprendido a valerse por sí mismo desde una edad temprana cuando sus progenitores les habían botado en un orfanato bajo la excusa de que algo "malo" ocurría con ellos. De más está decir que ninguno de los dos tenía un recuerdo de cómo eran o cómo lucían.

Médicos habían denominado a su condición como un caso extraño de heterocromia aunque la realidad de lo que les sucedía iba más allá de un simple problema de pigmentación en sus ojos. No fueron sus propios padres, sino todos a su alrededor quienes les habían dado la espalda. Y estaba bien, era normal alejarse de lo desconocido por protección, Zeth lo sabía, Hikaru lo sabía. Para ambos hermanos habría sido sencillo encasillarse en un papel, pero en su lugar ambos jóvenes habían peleado por sus vidas y pronto una pareja de buen estatus les había acogido en su familia.

La mujer, Emma Davis, había sido incapaz de concebir luego de numerosos intentos y es allí en donde habían entrado ellos dos. Fue la madre amorosa que siempre había deseado ser, su padre adoptivo era menos afectuoso, pero jamás hizo alguna distinción con ellos por no llevar su sangre.

No fue hasta su adolescencia que ambos muchachos aprendieron la verdad detrás de su condición, no padecían heterocromia, la singularidad de sus ojos denotaban su procedencia y la sangre que circulaba por sus venas. Eran elegibles para ser la cabecilla de los cazadores, más aún al ser los hijos de alguien con la importancia y recursos de los Davis.

Ese era el plan, como el mayor, Zeth era el más probable para ser seleccionado dentro la asociación, pero no contaba con que una noche conocería a cierto vampiro: Joshua Miller. Sus naturalezas chocaban, se suponía que debían odiarse a la muerte pero ninguno de los dos pudo ignorar la chispa que entre ambos surgió.

Aquel encuentro selló su destino sin siquiera saberlo, pronto sus planes dieron un giro de 180° grados. El sueño que había sido forzado en él cambió, ahora en su mente reinaba el deseo latente de estar junto aquel hombre que se había convertido en el dueño de sus pensamientos.

—Me iré esta noche, Joshua y yo nos iremos a Pireaus. Probablemente nos quedemos allá un tiempo y luego nos iremos. —le confesó a su Hikaru una noche, era su momento de partir y lo cual significaría que ahora el elegido sería su hermano menor.

Ambos compartieron un último abrazo y entonces se dispuso a partir. Al igual que lo habían planeado se encontró con el rubio en el aeropuerto. Su nueva vida comenzaría y por primera vez Zeth sintió la genuina felicidad. Felicidad y un sentimiento cálido en su pecho de los cuales el rubio poeta era autor.

—¿Listo para irnos, musa?

—Contigo hasta el fin del mundo. —Su respuesta complació a su novio y eso lo demostró el beso que segundos más tarde cayó en sus labios. No importaba su mundo y sus reglas, sus ojos jamás se cansarían de ver a aquel vampiro que proclamó como al amor de su vida.

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Días, semanas, meses y cuando menos lo esperó se había cumplido un año desde que inició su nueva vida con Joshua. Eso no impidió que a sus oídos llegase el buen trabajo que Hikaru estaba haciendo, le hizo sentir orgulloso de su pequeño hermano, al final de cuentas todo había resultado bien para ambos.

Para Zeth el anillo reposando en su dedo y su nuevo apellido eran la prueba viviente de ello.

A hundred worlds where I still love you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora