1. The Voice.

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Y Joshua soñaba. Y en su sueño él no sabía que soñaba, él solo lo hacía, compelido por algún afán secreto. Se trataba de un sueño que se escribía por sí solo sobre otro sueño, al punto de que uno no sabía cuál era el sueño original o cuál era la realidad. Joshua estaba acostumbrado a merodear en la fina línea que dividía ambas cosas, y siempre había creído que poseía destreza al hacerlo, hasta ese día, el día en que su sueño se mezcló con la realidad y le mostró un caleidoscopio lleno de posibilidades que valía la pena desglosar.

𝘐 𝘩𝘦𝘢𝘳 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦 𝘰𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘪𝘯𝘥,
𝘢𝘯𝘥 𝘐 𝘩𝘦𝘢𝘳 𝘺𝘰𝘶 𝘤𝘢𝘭𝘭 𝘰𝘶𝘵 𝘮𝘺 𝘯𝘢𝘮𝘦.
"𝘓𝘪𝘴𝘵𝘦𝘯, 𝘮𝘺 𝘤𝘩𝘪𝘭𝘥," 𝘺𝘰𝘶 𝘴𝘢𝘺 𝘵𝘰 𝘮𝘦.
"𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦 𝘰𝘧 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘺...
𝘉𝘦 𝘯𝘰𝘵 𝘢𝘧𝘳𝘢𝘪𝘥, 𝘤𝘰𝘮𝘦 𝘧𝘰𝘭𝘭𝘰𝘸 𝘮𝘦.
𝘈𝘯𝘴𝘸𝘦𝘳 𝘮𝘺 𝘤𝘢𝘭𝘭, 𝘢𝘯𝘥 𝘐'𝘭𝘭 𝘴𝘦𝘵 𝘺𝘰𝘶 𝘧𝘳𝘦𝘦..."

Entonces Joshua no fue él, sino que la voz misteriosa lo arrastró a una muerte segura, a un lugar temible por ser desconocido. Ay, ¿acaso no aterraba simplemente por ese hecho? Pero la voz envolvente era tan suave, tan armoniosa... Esa voz le sedujo, contándole historias de muerte y reencarnación, cantándole versos sobre su propia vida, una vida añeja que ya contaba con más de cien años, y que aún existiría por cien años más. Joshua era un árbol, un árbol cuyas raíces se habían enterrado muy profundo en la tierra, un árbol que había resistido millares de embates y aun así guardaba con celo su posición en el bosque abandonado de sus propios lamentos. En algún punto de su existencia, había encontrado vida nueva en la música, pero no siempre podría esconderse tras una guitarra o un piano. A veces tenía que plantar cara a cualquier cosa que sucediese, y dejar que su tronco de árbol viejo se quebrara un poco más que la vez anterior.

Solo un poco más.

"𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦 𝘪𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘪𝘯𝘥 𝘢𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦 𝘱𝘰𝘶𝘳𝘪𝘯𝘨 𝘳𝘢𝘪𝘯,
𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦 𝘰𝘧 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘩𝘶𝘯𝘨𝘦𝘳 𝘢𝘯𝘥 𝘱𝘢𝘪𝘯...
𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘢𝘭𝘸𝘢𝘺𝘴 𝘪𝘴 𝘤𝘢𝘭𝘭𝘪𝘯𝘨 𝘺𝘰𝘶.
𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦, 𝘐 𝘸𝘪𝘭𝘭 𝘳𝘦𝘮𝘢𝘪𝘯... "

No obstante, a veces se sorprendía ante la resistencia de su propia madera, de sus propias raíces. Se sorprendía ante el verdor que seguía apareciendo en sus ramas y el disfrute que sentía cuando la lluvia lo regaba. Y en el avance inevitable del tiempo, Joshua simplemente podía quedarse ahí, soñando, viviendo su vida como la vida de un árbol, siempre muriendo y siempre reencarnando. Su bosque de lamentos era una cárcel pero también era su único legado. ¿Qué haría un árbol tan viejo sin un bosque que habitar? Ciento cinco años bastaban para entablar un hogar, incluso si cada cien años debía colapsar. Y estaba colapsando ya...

"𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦 𝘪𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘧𝘪𝘦𝘭𝘥𝘴 𝘸𝘩𝘦𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘮𝘮𝘦𝘳'𝘴 𝘨𝘰𝘯𝘦.
𝘛𝘩𝘦 𝘥𝘢𝘯𝘤𝘦 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘭𝘦𝘢𝘷𝘦𝘴 𝘸𝘩𝘦𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘢𝘶𝘵𝘶𝘮𝘯 𝘸𝘪𝘯𝘥𝘴 𝘣𝘭𝘰𝘸.
𝘕𝘦𝘷𝘦𝘳 𝘥𝘰 𝘐 𝘴𝘭𝘦𝘦𝘱 𝘵𝘩𝘳𝘰𝘶𝘨𝘩𝘰𝘶𝘵 𝘢𝘭𝘭 𝘵𝘩𝘦 𝘤𝘰𝘭𝘥 𝘸𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳 𝘭𝘰𝘯𝘨...
𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘧𝘰𝘳𝘤𝘦 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘪𝘯 𝘴𝘱𝘳𝘪𝘯𝘨𝘵𝘪𝘮𝘦 𝘸𝘪𝘭𝘭 𝘨𝘳𝘰𝘸."

En el sueño que Joshua no sabía que era un sueño su vida añeja se desplomó. Víctima del huracán se hundió, sumergiéndose en la tierra para llegar a las profundidades del bosque desolador. ¿Por qué se ahogaba? ¿Por qué se rompía en dolor? La respuesta era simple: buscaba su propia reencarnación. Se dejó secuestrar por la voz, esa voz que traía a su mente un rostro que él no alcanzaba a descifrar pero que sabía que era la cura contra todo mal...

De pronto todo era oscuridad, y él se hundió en ella, y se aferró a ella, porque entregarse a ella era suplicio y era paz. Era una agitación tenebrosa que siempre le daba libertad, una agitación que su propia mente necesitaba crear para luego idear las defensas que le salvarían de los demonios que él mismo traía sobre sí para poderse superar. Para poderse olvidar, para poderse renovar. Para su propia reencarnación, por fin, encontrar.

"𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘱𝘢𝘴𝘵 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘸𝘪𝘭𝘭 𝘢𝘭𝘸𝘢𝘺𝘴 𝘣𝘦...
𝘍𝘪𝘭𝘭𝘦𝘥 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘺 𝘴𝘰𝘳𝘳𝘰𝘸 𝘢𝘯𝘥 𝘣𝘭𝘰𝘰𝘥 𝘪𝘯 𝘮𝘺 𝘧𝘪𝘦𝘭𝘥𝘴.
𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘧𝘶𝘵𝘶𝘳𝘦, 𝘣𝘳𝘪𝘯𝘨 𝘮𝘦 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘱𝘦𝘢𝘤𝘦!
𝘉𝘳𝘪𝘯𝘨 𝘮𝘦 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘱𝘦𝘢𝘤𝘦..., 𝘢𝘯𝘥 𝘮𝘺 𝘸𝘰𝘶𝘯𝘥𝘴, 𝘵𝘩𝘦𝘺 𝘸𝘪𝘭𝘭 𝘩𝘦𝘢𝘭..."

Entonces Joshua fue semilla, y fue la germinación tierna que originaba la suave luz del sol. Fue árbol joven e inexperto, y fue árbol adulto con la ayuda de una bella flor. Y en medio de su camino, cuando la música y el piano ofrecieron escape otra vez, su vida de viejo árbol las tomó. Nació una canción en el momento, como medicina para el dolor, como el rostro de sonrisa hermosa que era lo único real en sus sueños e invitaba a la mismísima realidad a soñar. Era un hombre que amaba bailar y era un hombre que amaba amar.

Y era un hombre al que Joshua amaba, porque su sonrisa era como la compañía de su flor.

Como un secreto susurrado entre las hojas, el rostro del hombre danzarín tomó posesión de su ser entero hasta quebrar el piano mismo, hasta quebrar su música misma, su arte mismo. Él destruyó todo, todo aquello que Joshua creía y todo aquello a lo que le temía... Él le tomó, siendo la voz de su sueño, y lo mató hasta convertirlo en algo nuevo, él lo abrazó para darle mágica reencarnación con su amor.

"𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦, 𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦...
𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦, 𝘐 𝘢𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘤𝘦..."

La nota alta atravesó sus tímpanos hasta hacer que el vampiro despertara. ¡Qué voz!... Joshua se removió ipso facto, solo para caer en la cuenta de que se había quedado dormido con los audífonos puestos.

Corrección: un audífono, pues el otro estaba engarzado en el oído de Zeth, a quien despertó de inmediato con una caricia suave y tono de voz arrullador.

Joshua agradecía no ser un árbol, pero de haber sido uno sabía que nunca le habría faltado la compañía de esa flor.

A hundred worlds where I still love you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora