27. Just Like Fire.

23 4 0
                                    


Estaba corriendo, el heraldo siempre corría. ¡Debía llegar donde el Rey y la Reina! No quería perder la cabeza. Si la Reina, bienaventurada fuera, se enteraba de que se le había hecho tarde... ¡Sí! ¡Le cortaría la cabeza! A Joshua le gustaba la cabeza sobre su cuello, era el mejor lugar para tener una cabeza.

Ah, pero él no podía dejar de llegar tarde, no podía dejar de correr. Y siempre llegaba justo a tiempo, pero al precio de su libertad perder. Siempre estaba pendiente del tiempo, porque era un conejo y si hay algo que los conejos no tienen es eso: tiempo. ¡Sus vidas son tan cortas comparadas a las de un humano! Él corría, porque tenía un reloj y una cabeza, pero no tenía tiempo y no tenía libertad de pensamiento.

𝘐 𝘬𝘯𝘰𝘸 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘐'𝘮 𝘳𝘶𝘯𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘰𝘶𝘵 𝘰𝘧 𝘵𝘪𝘮𝘦.
𝘐 𝘸𝘢𝘯𝘵 𝘪𝘵 𝘢𝘭𝘭!
𝘈𝘯𝘥 𝘐'𝘮 𝘸𝘪𝘴𝘩𝘪𝘯𝘨 𝘵𝘩𝘦𝘺'𝘥 𝘴𝘵𝘰𝘱 𝘵𝘳𝘺𝘪𝘯𝘨 𝘵𝘰 𝘵𝘶𝘳𝘯 𝘮𝘦 𝘰𝘧𝘧.
𝘐 𝘸𝘢𝘯𝘵 𝘪𝘵 𝘰𝘯...
𝘈𝘯𝘥 𝘐'𝘮 𝘸𝘢𝘭𝘬𝘪𝘯𝘨 𝘰𝘯 𝘢 𝘸𝘪𝘳𝘦, 𝘵𝘳𝘺𝘪𝘯𝘨 𝘵𝘰 𝘨𝘰 𝘩𝘪𝘨𝘩𝘦𝘳,
𝘧𝘦𝘦𝘭𝘴 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘐'𝘮 𝘴𝘶𝘳𝘳𝘰𝘶𝘯𝘥𝘦𝘥 𝘣𝘺 𝘤𝘭𝘰𝘸𝘯𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘭𝘪𝘢𝘳𝘴.
𝘌𝘷𝘦𝘯 𝘸𝘩𝘦𝘯 𝘐 𝘨𝘪𝘷𝘦 𝘪𝘵 𝘢𝘭𝘭 𝘢𝘸𝘢𝘺, 𝘐 𝘸𝘢𝘯𝘵 𝘪𝘵 𝘢𝘭𝘭.

Entonces estaba la niña, la niña que se parecía a Zeth y a él mismo. Tenía un rostro borroso y no tenía nombre, pero Joshua sabía que ella era como la Alicia que vendría a sacarlo de su rutina. Él corrió, hasta salir del país de las maravillas y llegar al de los lamentos, porque necesitaba que la niña lo encontrara y, por fin, lo liberara.

Corrió, y corrió, hasta que la niña lo vio. Entonces ella lo llamó y él huyó.

—¡Es tarde, es tarde! ¡Ya son las tres! —farfulló, alzando su valioso reloj e ignorando los llamados de Alicia.

Ella corrió detrás de él, y él siguió preocupado por el tiempo, porque el tiempo es una cosa muy importante. ¡No tenía tiempo que perder para llevar a Alicia! Llevarla al país de las maravillas.

—¡Señor conejo! ¡Señor conejo!

Él solo corría.

𝘞𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘵𝘰 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵!
𝘞𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘵𝘰 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵!
𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘧𝘪𝘳𝘦, 𝘣𝘶𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘶𝘱 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘢𝘺.
𝘐𝘧 𝘐 𝘤𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘭𝘪𝘨𝘩𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘰𝘳𝘭𝘥 𝘶𝘱 𝘧𝘰𝘳 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘰𝘯𝘦 𝘥𝘢𝘺...
𝘞𝘢𝘵𝘤𝘩 𝘵𝘩𝘪𝘴 𝘮𝘢𝘥𝘯𝘦𝘴𝘴, 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘳𝘧𝘶𝘭 𝘤𝘩𝘢𝘳𝘢𝘥𝘦.
𝘕𝘰 𝘰𝘯𝘦 𝘤𝘢𝘯 𝘣𝘦 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘮𝘦 𝘢𝘯𝘺𝘸𝘢𝘺.
𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘮𝘢𝘨𝘪𝘤, 𝘐'𝘭𝘭 𝘣𝘦 𝘧𝘭𝘺𝘪𝘯𝘨 𝘧𝘳𝘦𝘦!
𝘐'𝘮𝘮𝘢 𝘥𝘪𝘴𝘢𝘱𝘱𝘦𝘢𝘳 𝘸𝘩𝘦𝘯 𝘵𝘩𝘦𝘺 𝘤𝘰𝘮𝘦 𝘧𝘰𝘳 𝘮𝘦.
𝘐'𝘭𝘭 𝘬𝘪𝘤𝘬 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘤𝘦𝘪𝘭𝘪𝘯𝘨, 𝘸𝘩𝘢𝘵 𝘺𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘨𝘰𝘪𝘯𝘨 𝘵𝘰 𝘵𝘢𝘬𝘦?
𝘕𝘰 𝘰𝘯𝘦 𝘤𝘢𝘯 𝘣𝘦 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘮𝘦 𝘢𝘯𝘺𝘸𝘢𝘺.
𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘧𝘪𝘳𝘦!

Y ella llegó. Lo hizo a tiempo, gracias al reloj. Joshua se sintió satisfecho entonces, hasta que recordó que debía ir con el Rey y la Reina. ¡Diantres! ¿Cómo había olvidado semejante cosa? Los conejos siempre debían volver con el Rey y la Reina, sobre todo los conejos que eran heraldos como él.

Ah, no había otros conejos como él.

¡No los había! ¡Él lo sabía!

Y debió haber sentido orgullo, pero solo sintió ansiedad. ¿Qué pasaba si seguía siendo el único conejo heraldo? ¿Si alguna vez llegaba tarde? ¡Le cortarían la cabeza! ¿Y si Alicia se perdía en el país de las maravillas? No podía, no podía.

Entonces corrió otra vez, porque esa niña que era un pequeño retazo de Zeth y él debía encontrarlo, así que él debía encontrar formas de que ella lo encontrase a él. Ella llegaría, el conejo lo sabía. Si la Reina se enteraba de eso ¡le cortaría la cabeza! Lo castigaría por ser un idealista sin remedio, y lo acusaría de locura. ¡El conejo no se sentía loco! Él conocía los secretos del tiempo, eso era todo.

Y era tiempo de pensar en la niña.

𝘈𝘯𝘥 𝘱𝘦𝘰𝘱𝘭𝘦 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘵𝘰 𝘭𝘢𝘶𝘨𝘩 𝘢𝘵 𝘺𝘰𝘶
'𝘤𝘢𝘶𝘴𝘦 𝘵𝘩𝘦𝘺 𝘢𝘳𝘦 𝘢𝘭𝘭 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘢𝘮𝘦.
𝘚𝘦𝘦, 𝘐 𝘸𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘳𝘢𝘵𝘩𝘦𝘳 "𝘞𝘦 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘨𝘰
𝘢 𝘥𝘪𝘧𝘧𝘦𝘳𝘦𝘯𝘵 𝘸𝘢𝘺 𝘵𝘩𝘢𝘯 𝘱𝘭𝘢𝘺 𝘵𝘩𝘦 𝘨𝘢𝘮𝘦".
𝘈𝘯𝘥 𝘯𝘰 𝘮𝘢𝘵𝘵𝘦𝘳 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘦𝘢𝘵𝘩𝘦𝘳, 𝘸𝘦 𝘤𝘢𝘯 𝘥𝘰 𝘪𝘵 𝘣𝘦𝘵𝘵𝘦𝘳.
𝘠𝘰𝘶 𝘢𝘯𝘥 𝘮𝘦 𝘵𝘰𝘨𝘦𝘵𝘩𝘦𝘳, 𝘧𝘰𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳 𝘢𝘯𝘥 𝘦𝘷𝘦𝘳!
𝘞𝘦 𝘥𝘰𝘯'𝘵 𝘩𝘢𝘷𝘦 𝘵𝘰 𝘸𝘰𝘳𝘳𝘺 𝘢𝘣𝘰𝘶𝘵 𝘢 𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨, 𝘢𝘣𝘰𝘶𝘵 𝘢 𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨.

La niña era curiosa y divertida. No corría tan rápido como Joshua, pero al menos lo perseguía. ¡Y eso decía mucho! Era una niña que nunca se rendía. El conejo sabía que ella buscaba algo desde que había llegado al país de las maravillas, solo que ella no se había dado cuenta o no lo sabía.

Tiempo.

El conejo sabía eso, que ella quería encontrar tiempo. ¡Ah, pero no cualquier tiempo! No, no, no. Esa niña que era como Alicia quería el tiempo de su reloj. ¡Su reloj! Él podía entenderla, y es que solo en su reloj el tiempo estaba siempre 𝘫𝘶𝘴𝘵𝘰 𝘢 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰.

Aun así, eso no significaba que estuviera dispuesto a cederlo, él necesitaba su reloj para nunca llegar tarde. Y necesitaba que Alicia estuviera en el país de las maravillas para que no estuviera en el de los lamentos. El heraldo solo había pisado el país de los lamentos para traer a la niña, pero había tenido que irse corriendo porque ahí el tiempo se escapaba de las manos, y ahí el tiempo era cruel. Y era cruel porque en el país de los lamentos el tiempo traía olvido.

Entonces él había corrido.

𝘞𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘵𝘰 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵!
𝘞𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘵𝘰 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵!
𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘧𝘪𝘳𝘦, 𝘣𝘶𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘶𝘱 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘢𝘺.
𝘐𝘧 𝘐 𝘤𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘭𝘪𝘨𝘩𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘰𝘳𝘭𝘥 𝘶𝘱 𝘧𝘰𝘳 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘰𝘯𝘦 𝘥𝘢𝘺...
𝘞𝘢𝘵𝘤𝘩 𝘵𝘩𝘪𝘴 𝘮𝘢𝘥𝘯𝘦𝘴𝘴, 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘳𝘧𝘶𝘭 𝘤𝘩𝘢𝘳𝘢𝘥𝘦.
𝘕𝘰 𝘰𝘯𝘦 𝘤𝘢𝘯 𝘣𝘦 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘮𝘦 𝘢𝘯𝘺𝘸𝘢𝘺.
𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘮𝘢𝘨𝘪𝘤, 𝘐'𝘭𝘭 𝘣𝘦 𝘧𝘭𝘺𝘪𝘯𝘨 𝘧𝘳𝘦𝘦!
𝘐'𝘮𝘮𝘢 𝘥𝘪𝘴𝘢𝘱𝘱𝘦𝘢𝘳 𝘸𝘩𝘦𝘯 𝘵𝘩𝘦𝘺 𝘤𝘰𝘮𝘦 𝘧𝘰𝘳 𝘮𝘦.
𝘐'𝘭𝘭 𝘬𝘪𝘤𝘬 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘤𝘦𝘪𝘭𝘪𝘯𝘨, 𝘸𝘩𝘢𝘵 𝘺𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘨𝘰𝘪𝘯𝘨 𝘵𝘰 𝘴𝘢𝘺?
𝘕𝘰 𝘰𝘯𝘦 𝘤𝘢𝘯 𝘣𝘦 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘮𝘦 𝘢𝘯𝘺𝘸𝘢𝘺.
𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘧𝘪𝘳𝘦!
𝘙𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵...
𝘞𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘵𝘰 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵.

Al final de su carrera, ese final que nunca llegaba realmente, se detuvo. Miró su reloj, y encontró ahí el reflejo de la niña, el reflejo de la locura y el amor. ¡Ah, hermosa combinación! ¡No debía llegar tarde! Corrió más, hasta el palacio. Su reloj indicaba que estaba justo a tiempo para ver al Rey y a la Reina. ¡No quería que le cortaran la cabeza!

La niña que era como Zeth y como él apareció entonces, otra vez. Ella corría, como si el tiempo del reloj del conejo no pudiera atraparla jamás. Y era cierto.

—¡Son las tres! ¡Las tres! —avisó el heraldo, echando la carrera y sintiendo a Alicia detrás.

Ella gritaba, y gritaba. Y corría, y corría. Y aunque se había topado con el hombre del sombrero permanecía siendo ella misma. Ah, el bandido que había pretendido reparar su reloj y solo lo había estropeado. Al conejo no le agradaba él, porque su medicina de mantequilla no había surtido efecto en su tiempo. Había recompuesto su reloj por cuenta propia, claro está, porque los conejos tenían poco tiempo pero sabían cómo lo debían usar.

Y Joshua había invertido su tiempo en traer a la niña al país de las maravillas. Y en hacerla correr, correr a través del tiempo que iba siempre justo a tiempo. La niña era feliz en ese país, y eso era lo que el conejo había estado buscando. Alicia, Alicia, en el país de las maravillas. Alicia, Alicia, quédate y te protegeré como a una hija.

¿𝘘𝘶é 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘴, 𝘯𝘪ñ𝘢 𝘲𝘶𝘦𝘳𝘪𝘥𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘈𝘭𝘪𝘤𝘪𝘢?

𝘚𝘰 𝘭𝘰𝘰𝘬, 𝘐 𝘤𝘢𝘮𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘵𝘰 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵,
𝘫𝘶𝘴𝘵 '𝘤𝘢𝘶𝘴𝘦 𝘯𝘰𝘣𝘰𝘥𝘺'𝘴 𝘥𝘰𝘯𝘦 𝘪𝘵.
𝘠'𝘢𝘭𝘭 𝘥𝘰𝘯'𝘵 𝘵𝘩𝘪𝘯𝘬 𝘐 𝘤𝘢𝘯 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘣𝘶𝘵 𝘭𝘰𝘰𝘬,
𝘐'𝘷𝘦 𝘣𝘦𝘦𝘯 𝘩𝘦𝘳𝘦, 𝘐'𝘷𝘦 𝘥𝘰𝘯𝘦 𝘪𝘵.
𝘐𝘮𝘱𝘰𝘴𝘴𝘪𝘣𝘭𝘦? 𝘗𝘭𝘦𝘢𝘴𝘦...
𝘞𝘢𝘵𝘤𝘩, 𝘐 𝘥𝘰 𝘪𝘵 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘦𝘢𝘴𝘦.
𝘠𝘰𝘶 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘨𝘰𝘵 𝘵𝘰 𝘣𝘦𝘭𝘪𝘦𝘷𝘦.
𝘊𝘰𝘮𝘦, 𝘤𝘰𝘮𝘦 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘦.
𝘞𝘩𝘢𝘵'𝘴 𝘢 𝘨𝘪𝘳𝘭 𝘵𝘰 𝘥𝘰?
𝘏𝘦𝘺, 𝘸𝘩𝘢𝘵'𝘴 𝘢 𝘨𝘪𝘳𝘭 𝘵𝘰 𝘥𝘰?
𝘞𝘩𝘢𝘵'𝘴 𝘢 𝘨𝘪𝘳𝘭 𝘵𝘰 𝘥𝘰?!

Ella jugó con el Rey y la Reina entonces, en un juego que el mismo conejo voceó. El tiempo se detuvo durante los minutos o eones que esa partida duró. El tiempo era eterno, y era eterno porque siempre estaba justo a tiempo. Ay, la niña, la niña soñada que era su Alicia... Ella ganó la partida, y pudo reclamar lo que quisiera.

¿Qué quería?

El heraldo se encontró a sí mismo curioso por la respuesta a esa pregunta. Él quería saber qué era lo que Alicia buscaba. Y temió que ella pidiera su reloj, porque ¿qué haría él sin estar atado al tiempo?...

—¡Quiero el reloj del señor conejo!

𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘧𝘪𝘳𝘦, 𝘣𝘶𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘶𝘱 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘢𝘺.
𝘐𝘧 𝘐 𝘤𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘭𝘪𝘨𝘩𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘰𝘳𝘭𝘥 𝘶𝘱 𝘧𝘰𝘳 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘰𝘯𝘦 𝘥𝘢𝘺...
𝘞𝘢𝘵𝘤𝘩 𝘵𝘩𝘪𝘴 𝘮𝘢𝘥𝘯𝘦𝘴𝘴, 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘳𝘧𝘶𝘭 𝘤𝘩𝘢𝘳𝘢𝘥𝘦.
𝘕𝘰 𝘰𝘯𝘦 𝘤𝘢𝘯 𝘣𝘦 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘮𝘦 𝘢𝘯𝘺𝘸𝘢𝘺!

—¡NO, NO, NO! Mi reloj, JA. No puedo dártelo, niña —exclamó Joshua, avanzando hacia la infante de rostro futuro y empujando las piernas de esta para que retrocediera—. ¿Que no sabes que el tiempo nunca se reclama?

—Pero, señor conejo, yo solo quiero su reloj —musitó Alicia, poniéndose de cuclillas y mirando al conejo a los ojos.

Entonces el heraldo se asustó, porque los ojos de esa niña eran como los de Zeth. Y no podía negarse a nada, incluso si se quedaba sin tiempo y su cabeza era cortada... Extendió su reloj entonces, viendo ansioso cómo Alicia lo tomaba y cómo lo admiraba... Ella vio su reflejo en el cristal, y luego miró al conejo.

Sonrió.

Entonces arrojó el reloj al suelo, y el tiempo se rompió. Y el heraldo fue libre, y dentro de esa libertad se cayó.

𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘧𝘪𝘳𝘦, 𝘣𝘶𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘶𝘱 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘢𝘺.
𝘐𝘧 𝘐 𝘤𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘭𝘪𝘨𝘩𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘰𝘳𝘭𝘥 𝘶𝘱 𝘧𝘰𝘳 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘰𝘯𝘦 𝘥𝘢𝘺...
𝘞𝘢𝘵𝘤𝘩 𝘵𝘩𝘪𝘴 𝘮𝘢𝘥𝘯𝘦𝘴𝘴, 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘳𝘧𝘶𝘭 𝘤𝘩𝘢𝘳𝘢𝘥𝘦.
𝘕𝘰 𝘰𝘯𝘦 𝘤𝘢𝘯 𝘣𝘦 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘮𝘦 𝘢𝘯𝘺𝘸𝘢𝘺.
𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘮𝘢𝘨𝘪𝘤, 𝘐'𝘭𝘭 𝘣𝘦 𝘧𝘭𝘺𝘪𝘯𝘨 𝘧𝘳𝘦𝘦!
𝘐'𝘮𝘮𝘢 𝘥𝘪𝘴𝘢𝘱𝘱𝘦𝘢𝘳 𝘸𝘩𝘦𝘯 𝘵𝘩𝘦𝘺 𝘤𝘰𝘮𝘦 𝘧𝘰𝘳 𝘮𝘦.
𝘐'𝘭𝘭 𝘬𝘪𝘤𝘬 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘤𝘦𝘪𝘭𝘪𝘯𝘨, 𝘸𝘩𝘢𝘵 𝘺𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘨𝘰𝘪𝘯𝘨 𝘵𝘰 𝘴𝘢𝘺?
𝘕𝘰 𝘰𝘯𝘦 𝘤𝘢𝘯 𝘣𝘦 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘮𝘦 𝘢𝘯𝘺𝘸𝘢𝘺.
𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘧𝘪𝘳𝘦!
𝘙𝘶𝘯 𝘪𝘵, 𝘳𝘶𝘯 𝘪𝘵...
𝘑𝘶𝘴𝘵 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘧𝘪𝘳𝘦!

—¡NOOOOOO...!

Quedó sentado en la cama, con la sensación de estar cayendo al vacío. Joshua miró a su alrededor, y solo encontró las paredes tapizadas de la habitación que compartía con Zeth. Bajó la vista con lentitud, ahí donde su musa dormía, y volvió a echarse para poder despertarle.

—Cinco minutitos más. Ándale, agápiiii —murmuró entre sueños el humano.

Joshua rio, antes de acercar los labios a su oído.

—Buen día, musa. Adivina qué soñé.

Cuando Zeth abrió los ojos y negó con la cabeza el vampiro sonrió.

—Soñé con la hija que un día hemos de tener. Tenía tus ojos e, igual que tú, me liberó.

El humano le miraba bien despierto ahora, y Joshua no tuvo que pensar mucho para deducir que estaba conmovido. Dejó un beso en la frente ajena, abrazándole con una sonrisa que tenía mucha ilusión. Le gustaba eso, poder imaginar y añorar a esa personita que llegaría para robarles por completo el corazón.

A hundred worlds where I still love you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora